El infierno de los afganos: expulsados de Pakistán y vuelta al peligro talibán - Colombia
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El infierno de los afganos: expulsados de Pakistán y vuelta al peligro talibán

Parwana, una joven periodista de 27 años, huyó de Afganistán, su país natal, tras la vuelta al Gobierno de los talibanes. Era agosto de 2021 y todo el mundo miraba a este país asiático: en una espectacular operación en menos de una semana, los … islamistas radicales tomaban la capital, Kabul, y se hacían con el control del país. Volvía, como lo fue en la década de los 90, la ley del látigo y el Corán.
Parwana, quien se había significado en la lucha feminista en su trabajo, aspiraba a concienciar sobre los retos socioeconómicos a los que se enfrentan las mujeres afganas, pero tuvo que abandonar el país. En el Afganistán talibán, las mujeres como Parwana no tienen cabida, así que huyó al país vecino: Pakistán.
Como ella, más de dos millones de personas encontraron allí un lugar donde estar a salvo. Algunos lo vieron como el trampolín hacia Europa, otros como el sitio donde empezar una nueva vida. Sin embargo, nada salió como parecía.

Muchos de estos afganos aún están a la espera de que las embajadas de países occidentales acepten sus solicitudes de asilo. Según informes de Amnistía Internacional publicados recientemente, centenares de personas duermen en los alrededores de las embajadas y consulados aguardando una cita que parece nunca llegar. Dichos informes, que recogen testimonios de refugiados como el de Parwana, aseguran que las autoridades paquistaníes aducen cada vez más problemas de seguridad y culpan a la creciente población de refugiados afganos del aumento de los índices de delincuencia y de los ataques violentos en su país.
Tras la decisión de Pakistán, en septiembre de 2023, de iniciar una deportación gradual de ciudadanos afganos en el marco de su Plan de Repatriación de Extranjeros Ilegales, los ciudadanos afganos, incluidos refugiados y solicitantes de asilo, viven en un estado constante de temor al acoso, la detención arbitraria y la expulsión.
El plan paquitaní contaba con un plazo de 30 días para que los refugiados afganos indocumentados abandonaran el país si no querían ser deportados. Desde entonces, 783.918 personas han regresado a Afganistán, según cifras de la Organización Internacional de Migraciones (OIM). El 31 de marzo venció el plazo impuesto por el Gobierno para que muchos afganos en Pakistán encontraran otro país de refugio. El objetivo es llegar a los tres millones de afganos expulsados. De estos, 1,3 millones tienen tarjetas de prueba de registro, mientras que 807.402 tienen documentos de ciudadano afgano. Hay un millón más de afganos que están en el país ilegalmente porque no tienen documentación para vivir allí.
«La situación es extremadamente difícil para los afganos que regresan. Decenas de miles de familias llegan a puntos fronterizos como Torkham, a menudo exhaustas, ansiosas e inseguras sobre su futuro. Muchas se vieron obligadas a abandonar Pakistán y regresan con muy pocas pertenencias. Algunos de los retornados nunca han vivido en Afganistán y desconocen el entorno», señalan desde la oficina de Acnur en Kabul. La misma preocupación muestran desde la oficina de Islamabad, capital de Pakistán, y describen la situación como «realmente preocupante».

Familias separadas

El hecho de que muchos de los que están viéndose obligados a abandonar Pakistán no hayan vivido nunca en Afganistán es algo que las organizaciones internacionales están denunciando. El éxodo de afganos a Pakistán no se produjo únicamente en 2021, con la llegada talibán, sino que es un proceso que lleva ocurriendo hace más de cuarenta años. Por eso existe un gran número de personas que han nacido y creecido en este país. Además, no está claro qué sucederá con los niños nacidos en Pakistán de padres afganos, parejas afganas con diferentes tipos de documentos y familias donde un padre es ciudadano paquistaní y el otro es afgano. Las autoridades paquistaníes afirman que todos los afganos indocumentados deben salir del país y reingresar con visados válidos, independientemente de sus vínculos matrimoniales o familiares. Sin embargo, las restricciones migratorias actuales pueden hacer que sea casi imposible obtener visados después de su salida.

Vulnerabilidad

«Los retornados están llegando en condiciones extremadamente vulnerables. Muchos vienen con solo unas pocas posesiones y se enfrentan a desafíos inmediatos como inseguridad alimentaria (79 por ciento), falta de vivienda/alojamiento (81 por ciento) y apoyo financiero limitado (79 por ciento). Las mujeres, las niñas y otros grupos vulnerables están particularmente en riesgo, especialmente porque su acceso a la educación, el trabajo y las libertades básicas puede estar restringido», aseguran trabajadores de Acnur en la oficina de Kabul.
La represión de Pakistán contra los afganos se produce tras años de endurecimiento de las restricciones a la residencia en ese país.
Según denunciaba a principios de año Babu Ram Pant, director regional adjunto de Amnistía Internacional para Asia Meridional, «el Gobierno paquistaní ha puesto en marcha de forma reiterada y arbitraria políticas que aumentan la precariedad de los refugiados afganos en el país […]; esta nueva medida política ha puesto en peligro a una población que ya está en situación de riesgo».

Publicado: mayo 4, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/infierno-afganos-expulsados-pakistan-vuelta-peligro-taliban-20250505041607-nt.html

Parwana, una joven periodista de 27 años, huyó de Afganistán, su país natal, tras la vuelta al Gobierno de los talibanes. Era agosto de 2021 y todo el mundo miraba a este país asiático: en una espectacular operación en menos de una semana, los islamistas radicales tomaban la capital, Kabul, y se hacían con el control del país. Volvía, como lo fue en la década de los 90, la ley del látigo y el Corán.

Parwana, quien se había significado en la lucha feminista en su trabajo, aspiraba a concienciar sobre los retos socioeconómicos a los que se enfrentan las mujeres afganas, pero tuvo que abandonar el país. En el Afganistán talibán, las mujeres como Parwana no tienen cabida, así que huyó al país vecino: Pakistán.

Como ella, más de dos millones de personas encontraron allí un lugar donde estar a salvo. Algunos lo vieron como el trampolín hacia Europa, otros como el sitio donde empezar una nueva vida. Sin embargo, nada salió como parecía.

Muchos de estos afganos aún están a la espera de que las embajadas de países occidentales acepten sus solicitudes de asilo. Según informes de Amnistía Internacional publicados recientemente, centenares de personas duermen en los alrededores de las embajadas y consulados aguardando una cita que parece nunca llegar. Dichos informes, que recogen testimonios de refugiados como el de Parwana, aseguran que las autoridades paquistaníes aducen cada vez más problemas de seguridad y culpan a la creciente población de refugiados afganos del aumento de los índices de delincuencia y de los ataques violentos en su país.

Tras la decisión de Pakistán, en septiembre de 2023, de iniciar una deportación gradual de ciudadanos afganos en el marco de su Plan de Repatriación de Extranjeros Ilegales, los ciudadanos afganos, incluidos refugiados y solicitantes de asilo, viven en un estado constante de temor al acoso, la detención arbitraria y la expulsión.

El plan paquitaní contaba con un plazo de 30 días para que los refugiados afganos indocumentados abandonaran el país si no querían ser deportados. Desde entonces, 783.918 personas han regresado a Afganistán, según cifras de la Organización Internacional de Migraciones (OIM). El 31 de marzo venció el plazo impuesto por el Gobierno para que muchos afganos en Pakistán encontraran otro país de refugio. El objetivo es llegar a los tres millones de afganos expulsados. De estos, 1,3 millones tienen tarjetas de prueba de registro, mientras que 807.402 tienen documentos de ciudadano afgano. Hay un millón más de afganos que están en el país ilegalmente porque no tienen documentación para vivir allí.

«La situación es extremadamente difícil para los afganos que regresan. Decenas de miles de familias llegan a puntos fronterizos como Torkham, a menudo exhaustas, ansiosas e inseguras sobre su futuro. Muchas se vieron obligadas a abandonar Pakistán y regresan con muy pocas pertenencias. Algunos de los retornados nunca han vivido en Afganistán y desconocen el entorno», señalan desde la oficina de Acnur en Kabul. La misma preocupación muestran desde la oficina de Islamabad, capital de Pakistán, y describen la situación como «realmente preocupante».

Familias separadas

El hecho de que muchos de los que están viéndose obligados a abandonar Pakistán no hayan vivido nunca en Afganistán es algo que las organizaciones internacionales están denunciando. El éxodo de afganos a Pakistán no se produjo únicamente en 2021, con la llegada talibán, sino que es un proceso que lleva ocurriendo hace más de cuarenta años. Por eso existe un gran número de personas que han nacido y creecido en este país. Además, no está claro qué sucederá con los niños nacidos en Pakistán de padres afganos, parejas afganas con diferentes tipos de documentos y familias donde un padre es ciudadano paquistaní y el otro es afgano. Las autoridades paquistaníes afirman que todos los afganos indocumentados deben salir del país y reingresar con visados válidos, independientemente de sus vínculos matrimoniales o familiares. Sin embargo, las restricciones migratorias actuales pueden hacer que sea casi imposible obtener visados después de su salida.

Vulnerabilidad

«Los retornados están llegando en condiciones extremadamente vulnerables. Muchos vienen con solo unas pocas posesiones y se enfrentan a desafíos inmediatos como inseguridad alimentaria (79 por ciento), falta de vivienda/alojamiento (81 por ciento) y apoyo financiero limitado (79 por ciento). Las mujeres, las niñas y otros grupos vulnerables están particularmente en riesgo, especialmente porque su acceso a la educación, el trabajo y las libertades básicas puede estar restringido», aseguran trabajadores de Acnur en la oficina de Kabul.

La represión de Pakistán contra los afganos se produce tras años de endurecimiento de las restricciones a la residencia en ese país.

Según denunciaba a principios de año Babu Ram Pant, director regional adjunto de Amnistía Internacional para Asia Meridional, «el Gobierno paquistaní ha puesto en marcha de forma reiterada y arbitraria políticas que aumentan la precariedad de los refugiados afganos en el país […]; esta nueva medida política ha puesto en peligro a una población que ya está en situación de riesgo».

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