Publicado: octubre 1, 2025, 2:45 am
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Estados Unidos ha entrado en cierre gubernamental a las 00:01 del miércoles en Washington —las 06:01 en la España peninsular— tras fracasar en el Senado un último intento de prorrogar la financiación. El líder de la mayoría en la … Cámara Alta, el republicano John Thune, levantó la sesión del martes sin acuerdo y la Casa Blanca ordenó a las agencias ejecutar de inmediato los planes de cierre.
El proyecto republicano para mantener abierto el Gobierno siete semanas hasta el 21 de noviembre obtuvo 55 votos a favor y 45 en contra, por debajo del umbral de 60 necesario. Los demócratas lo rechazaron por no incluir una extensión de créditos fiscales y más ayudas públicas a personas de bajos ingresos. La alternativa demócrata también cayó. La Cámara de Representantes permanece en receso hasta el 7 de octubre.
La Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca instruyó a todos los departamentos a iniciar «actividades de cierre ordenado» desde primera hora del miércoles. El aviso fue emitido inmediatamente después de la votación fallida. Con ello, la maquinaria administrativa de la primera potencia mundial ha quedado en mínimos.
La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que alrededor de 750.000 empleados federales podrían ser suspendidos sin sueldo a diario durante el cierre. Esto se suma a los 275.000 que han sido despedidos o se han acogido a jubilaciones anticipadas e incentivadas desde el regreso de Trump al Despacho Oval.
Se salvan los servicios de emergencia y seguridad nacional, como el control aéreo, las Fuerzas Armadas y las agencias de inteligencia. El resto de la administración entra en parálisis: los juzgados federales solo podrán operar con funciones esenciales hasta finales de semana, museos y parques nacionales cerrarán sus puertas y la Agencia de Protección Ambiental funcionará con apenas un 10% de su plantilla.
Washington, como distrito federal, también sufrirá clausuras de servicios básicos. El Servicio de Parques Nacionales difundió ya un plan de contingencia que contempla mantener abiertos algunos sitios mediante aportaciones estatales o locales, aunque con dos tercios de su personal en casa.
Educación prevé suspender al 87% de su plantilla; seguirán fluyendo las ayudas federales al estudiante y los pagos de préstamos, pero se dejarán de otorgar nuevas subvenciones. Agricultura planea suspender a la mitad de sus empleados, manteniendo únicamente las inspecciones de carne y aves, la respuesta a incendios y programas veterinarios de emergencia. El Departamento de Seguridad Interior mantendrá al grueso de sus 271.000 efectivos —fronteras, extranjería, control aeroportuario y asistencia a damnificados— para garantizar la continuidad de sus operaciones.
El enfrentamiento entre republicanos y demócratas gira en torno a la financiación de la sanidad. Los primeros han planteado un proyecto de continuidad que no altera los recortes en Medicaid aprobados este verano, mientras que los segundos exigen revertir esos recortes y extender los subsidios del llamado Obamacare, la reforma sanitaria de la era Obama que estableció el seguro médico obligatorio.
El presidente Trump ha endurecido la presión en las últimas horas. El martes advirtió de que, en caso de cierre, su administración podrá imponer recortes «irreversibles» en la fuerza laboral federal, con despidos masivos y eliminación de programas. «Podemos hacer cosas durante el cierre que son malas para ellos e irreversibles», dijo, señalando a su director de Presupuesto, Russ Vought, como responsable de diseñar esos planes. Una circular de la OMB enviada la semana pasada ordenó a las agencias preparar esquemas de despidos a gran escala.
El impacto económico es inmediato: se estima que el cierre detendrá unos 400 millones de dólares diarios en nóminas federales y recortará 0,15 puntos del PIB por cada semana de parálisis, según una estimación de los demócratas. La duración dependerá de que alguno de los dos partidos ceda en las próximas jornadas. El Senado reanudará contactos este miércoles, pero de momento no hay señales de acuerdo.
Se trata del primer cierre federal en casi siete años, desde el prolongado pulso de 2018 en la primera presidencia de Trump, que duró 35 días. Desde 1976 ha habido 22 lapsos de financiación, de los cuales una decena derivó en cierres efectivos.
Todos los presidentes recientes, salvo Joe Biden, se han enfrentado a uno. Para los demócratas, la crisis es una oportunidad para forzar concesiones en materia sanitaria; para Trump, el riesgo es repetir el desgaste político de aquel precedente si la clausura se prolonga. Al presidente le afectaron negativamente las imágenes de agentes del FBI y funcionarios haciendo cola para recibir alimentos.
Aunque los republicanos tienen mayoría simple en el Senado (53 frente a 47 demócratas), las reglas de la cámara exigen 60 votos para superar un bloqueo y aprobar proyectos de financiación a corto plazo. Eso significa que necesitan al menos ocho senadores demócratas para sacar adelante una resolución y reabrir el Gobierno. En la Cámara de Representantes los republicanos sí pueden aprobar leyes con su mayoría, pero en el Senado la minoría puede bloquear cualquier medida que no cuente con respaldo bipartidista.