El cable roto del funicular de Lisboa no cumplía con la normativa para el transporte de personas - Colombia
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El cable roto del funicular de Lisboa no cumplía con la normativa para el transporte de personas

El cable que se rompió en el Elevador da Glória, en Lisboa, provocando el accidente que dejó 16 muertos y más de una veintena de heridos, no estaba certificado para el transporte de personas. Así lo concluye el informe preliminar del Gabinete de Prevención … e Investigación de Accidentes con Aeronaves y de Accidentes Ferroviarios (GPIAAF), que apunta además a fallos en la adquisición y el mantenimiento del material por parte de la empresa pública Carris. El documento revela que el cable que unía las dos cabinas del histórico funicular —que conecta la Baixa lisboeta con el Bairro Alto— no cumplía las especificaciones técnicas exigidas y fue erróneamente adquirido durante un proceso interno de compra.
De acuerdo con el GPIAAF, el cable instalado en la cabina número 1, la que se descarriló el pasado 3 de septiembre, presentaba desgaste progresivo y no era apto para el tipo de sistema que utiliza el Elevador da Glória y el del Lavra, otro de los funiculares clásicos de la ciudad.
El GPIAAF detalla que Carris adquirió en marzo de 2022 un lote de dos cables destinados a los elevadores de la Glória y del Lavra, adoptando por error la especificación técnica de otro ascensor de la empresa, el de Santa Justa. El proceso, explica el organismo, se realizó con carácter de urgencia. Por ello, optaron por la propuesta con menor plazo de entrega.

Según el informe, la dirección de mantenimiento de Carris no detectó el error ni las diferencias de composición del cable al recibirlo en el almacén en agosto de 2022. Los trabajadores que participaron en la instalación, realizada en diciembre de ese año, notaron que el material era más flexible y fácil de manipular que el habitual, pero carecían de los conocimientos necesarios para identificar que su estructura interna era distinta.
Una vez sometido al peso de las cabinas, el cable se alargó más de lo previsto, lo que obligó a cortar un tramo de 4,5 metros para ajustar su posición. Ninguno de los técnicos comprendió que ese cambio podía indicar que se trataba de un material inadecuado para el tipo de carruaje.
El informe también revela que el cable llevaba 337 días en funcionamiento, dentro del límite previsto por los técnicos, que recomendaban sustituirlo tras 600 días de uso. Sin embargo, el sistema de frenado del elevador no logró inmovilizar las cabinas, pese a que se activaron todos los mecanismos automáticos y manuales. El GPIAAF advierte además de que el sistema de frenos nunca había sido probado en condiciones reales, lo que agrava las dudas sobre los procedimientos de mantenimiento y seguridad.
El organismo atribuye a Carris la responsabilidad exclusiva del mantenimiento, pero advierte de la falta de un marco legal claro que regule las inspecciones y la cualificación técnica de los equipos encargados. El documento recuerda que tanto el Elevador da Glória como el del Lavra están clasificados como monumentos de interés histórico, pero no se les aplican normas específicas de seguridad ferroviaria, a pesar de tratarse de un tipo de funicular “muy raro, si no único”.
En el momento del accidente, el funicular había realizado 53 viajes y las cabinas circulaban por debajo de su capacidad máxima de 42 personas. En la cabina que se soltó había 27 ocupantes, entre ellos el conductor y un niño; en la otra viajaban 33 personas. El primer impacto se produjo a una velocidad estimada entre 41 y 49 kilómetros por hora, tan solo 33 segundos después de iniciar la maniobra de descenso.
El informe preliminar, aunque aún no establece causas definitivas, alerta sobre una cadena de errores humanos y técnicos que incluye falta de control de calidad, deficiencias en la supervisión y mantenimiento insuficiente. Carris, por el momento, no ha conseguido explicar cómo se produjo el error en la compra del cable ni por qué se aceptó un material no certificado.
El Elevador da Glória, inaugurado en 1885 y uno de los iconos turísticos de la capital, permanece cerrado desde el accidente, al igual que otros funiculares de Lisboa y de distintas localidades portuguesas, como el de Nazaré.

Publicado: octubre 20, 2025, 2:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/cable-roto-funicular-lisboa-cumplia-normativa-transporte-20251020200518-nt.html

El cable que se rompió en el Elevador da Glória, en Lisboa, provocando el accidente que dejó 16 muertos y más de una veintena de heridos, no estaba certificado para el transporte de personas. Así lo concluye el informe preliminar del Gabinete de Prevención e Investigación de Accidentes con Aeronaves y de Accidentes Ferroviarios (GPIAAF), que apunta además a fallos en la adquisición y el mantenimiento del material por parte de la empresa pública Carris. El documento revela que el cable que unía las dos cabinas del histórico funicular —que conecta la Baixa lisboeta con el Bairro Alto— no cumplía las especificaciones técnicas exigidas y fue erróneamente adquirido durante un proceso interno de compra.

De acuerdo con el GPIAAF, el cable instalado en la cabina número 1, la que se descarriló el pasado 3 de septiembre, presentaba desgaste progresivo y no era apto para el tipo de sistema que utiliza el Elevador da Glória y el del Lavra, otro de los funiculares clásicos de la ciudad.

El GPIAAF detalla que Carris adquirió en marzo de 2022 un lote de dos cables destinados a los elevadores de la Glória y del Lavra, adoptando por error la especificación técnica de otro ascensor de la empresa, el de Santa Justa. El proceso, explica el organismo, se realizó con carácter de urgencia. Por ello, optaron por la propuesta con menor plazo de entrega.

Según el informe, la dirección de mantenimiento de Carris no detectó el error ni las diferencias de composición del cable al recibirlo en el almacén en agosto de 2022. Los trabajadores que participaron en la instalación, realizada en diciembre de ese año, notaron que el material era más flexible y fácil de manipular que el habitual, pero carecían de los conocimientos necesarios para identificar que su estructura interna era distinta.

Una vez sometido al peso de las cabinas, el cable se alargó más de lo previsto, lo que obligó a cortar un tramo de 4,5 metros para ajustar su posición. Ninguno de los técnicos comprendió que ese cambio podía indicar que se trataba de un material inadecuado para el tipo de carruaje.

El informe también revela que el cable llevaba 337 días en funcionamiento, dentro del límite previsto por los técnicos, que recomendaban sustituirlo tras 600 días de uso. Sin embargo, el sistema de frenado del elevador no logró inmovilizar las cabinas, pese a que se activaron todos los mecanismos automáticos y manuales. El GPIAAF advierte además de que el sistema de frenos nunca había sido probado en condiciones reales, lo que agrava las dudas sobre los procedimientos de mantenimiento y seguridad.

El organismo atribuye a Carris la responsabilidad exclusiva del mantenimiento, pero advierte de la falta de un marco legal claro que regule las inspecciones y la cualificación técnica de los equipos encargados. El documento recuerda que tanto el Elevador da Glória como el del Lavra están clasificados como monumentos de interés histórico, pero no se les aplican normas específicas de seguridad ferroviaria, a pesar de tratarse de un tipo de funicular “muy raro, si no único”.

En el momento del accidente, el funicular había realizado 53 viajes y las cabinas circulaban por debajo de su capacidad máxima de 42 personas. En la cabina que se soltó había 27 ocupantes, entre ellos el conductor y un niño; en la otra viajaban 33 personas. El primer impacto se produjo a una velocidad estimada entre 41 y 49 kilómetros por hora, tan solo 33 segundos después de iniciar la maniobra de descenso.

El informe preliminar, aunque aún no establece causas definitivas, alerta sobre una cadena de errores humanos y técnicos que incluye falta de control de calidad, deficiencias en la supervisión y mantenimiento insuficiente. Carris, por el momento, no ha conseguido explicar cómo se produjo el error en la compra del cable ni por qué se aceptó un material no certificado.

El Elevador da Glória, inaugurado en 1885 y uno de los iconos turísticos de la capital, permanece cerrado desde el accidente, al igual que otros funiculares de Lisboa y de distintas localidades portuguesas, como el de Nazaré.

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