Publicado: julio 28, 2025, 2:45 pm
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El exceso de sol es el principal desafío al que se enfrenta la piel durante el verano. Exponerse sin la debida protección durante las horas centrales del día puede provocar quemaduras, uno de los problemas cutáneos más frecuentes en esta estación. Pero hay … otros factores a los que, quizás, no se les presta tanta atención y que, sin embargo, también pueden dejar huella en la piel en forma de deshidratación, rojeces o inflamación.
Cómo afecta el aire acondicionado a la piel
El aire acondicionado es un aliado para soportar las altas temperaturas del verano, pero puede tener consecuencias negativas para la piel. Según la doctora Rita Sêco, experta en medicina estética, «el aire acondicionado crea un ambiente ‘artificialmente’ seco. Como consecuencia, la piel pierde agua lentamente a lo largo del día. Esta deshidratación silenciosa compromete la barrera cutánea, debilitando la estructura de la piel y favoreciendo pequeñas inflamaciones (incluso en pieles que, de entrada, están equilibradas)».
Estar expuesto de forma habitual al aire acondicionado, ya sea en la oficina, en los viajes en avión o en tren, o incluso en casa, puede provocar algunos cabmios en la piel, como señala la doctora. «Muchas personas notan que su piel pierde su brillo natural, se vuelve más áspera o de textura irregular, y suele haber una sensación de tirantez o incomodidad. En algunos casos, la piel se vuelve más reactiva o sensibilizada, con rojeces especialmente en la zona T. En las pieles grasas, esta deshidratación puede desencadenar un efecto compensatorio, provocando una producción excesiva de sebo y la sensación de una piel aún más grasa».
Para contrarrestar los efectos del aire acondicionado en la piel, la hidratación se convierte en imprescindible. La doctora aconseja «adoptar pequeños gestos preventivos a lo largo del día. Mantener una buena hidratación tópica y oral, utilizar brumas calmantes, evitar productos que contengan alcohol o agentes demasiado agresivos. Esto ayuda no sólo a mantener la hidratación, sino también a prevenir los cambios de textura, las rojeces y el envejecimiento prematuro». En cuanto a los activos que deben tener las cremas y demás productos, Rita Sêco recomienda «el ácido hialurónico (gran hidratante), la niacinamida (que ayuda a regular la inflamación y a reforzar la barrera cutánea), las ceramidas (esenciales para restaurar la función protectora de la epidermis), el escualeno, el pantenol (vitamina B5) y los péptidos (que contribuyen activamente a la reparación y al confort de la piel)».
Los viajes en avión, otra amenaza para la piel
Viajar en avión es otro de los enemigos de la piel en verano, no solo por el aire acondicionado que suele estar muy fuerte, sino también por otros factores. «En un vuelo, sobre todo si es largo, la piel se ve sometida a una deshidratación acelerada. El aire recirculado es tan seco que roba la humedad de la epidermis, y el resultado es una piel tirante, opaca, incluso más reactiva», asegura Karla Pires, farmacéutica experta en dermocosmética y responsable de calidad de Planet Skin. Además, la experta añade otro riesgo: «la presión atmosférica disminuye a medida que ascendemos, lo que interfiere en la microcirculación y dificulta que el sistema linfático drene bien los líquidos. Por eso muchas personas notan el rostro, los párpados o las piernas más hinchados después de un vuelo».
Para hacer frente a estos problemas, Karla Pires recomienda «tratar la piel durante un vuelo como si estuviera en plena ola de calor, con aire seco y falta de sueño. Porque, básicamente, eso es lo que ocurre en cabina». Los consejos de la experta son volar sin maquillaje pesado, principalmente si se trata de un vuelo largo, porque los poros se obstruyen, y viajar con la rutina de belleza hecha, limpiaza e hidratación, imprescindibles. Hay que evitar tocar la cara, y llevar gel hidroalcohólico para mantenerlas limpias, porque en el avión puede haber muchas bacterias, que acabarán en el rostro; y reaplicar la crema hidratante o usar una bruma hidratante para mantener la hidratación. Incluso, señala que «cada vez es más habitual ver a pasajeros aplicando mascarillas transparentes o en formato parche. Son discretas y muy efectivas para cuidar la piel durante el vuelo».
Tampoco hay que olvidarse de la zona del contorno de los ojos que, además, suele ser la que más acusa el cansancio. Karla Pires aconseja «aplicar un contorno de ojos con cafeína que ayuda a reducir la bolsas».
Para hacer frente a la inflamación por la retención de líquidos, Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD aconseja «hacerse masajes durante el vuelo, por todo el cuerpo, pero también en el rostro, haciendo pequeños ejercicios de drenaje para fomentar la bajada inflamatoria». También se pueden usar cosméticos que reducen los procesos inflamatorios como «cremas o sueros con péptidos, factores de crecimiento o derivados del cobre».
Mireia Fernández realiza un último apunte para cuidar la piel durante un vuelo: usar protección solar. «La radiación UV es más intensa a determinada altura porque está menos filtrada por elementos como las nubes. Una incidencia solar de este tipo puede afectar a nuestra piel». Así que, especialmente, si viajas en ventanilla, debes aplicar de forma regular una crema con SPF.