«Tenemos presiones para obtener buenas calificaciones, que generan mucho estrés y también hay presiones sociales, que nos generan miedo a no encajar en una sociedad con prejuicios, todo ello nos puede dañar la salud mental» . Esta es la conclusión de Alae, una joven de 16 años de Fuenlabrada, que ha participado este martes en la presentación de un estudio de Unicef que concluye que el 41% de los adolescentes manifiesta haber tenido un problema de salud mental-o cree haberlo tenido- en el último año; pero casi el 90% no ha pedido ayuda. En concreto, el 51,4% admite que no ha buscado ayuda y el 36,9% que no se lo ha contado a nadie.