Publicado: noviembre 24, 2025, 1:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/juez-desestima-exdirector-fbi-persigue-trump-20251124185639-nt.html
La estrategia del presidente Donald Trump de perseguir con la Fiscalía a quienes considera adversarios sufrió este lunes un doble y severo revés. Por un lado, un juez federal anuló por completo la acusación contra James Comey, exdirector del FBI. Por otro, otro … tribunal desestimó la imputación contra la fiscal general de Nueva York, Letitia James, al concluir que la fiscal que presentó ambos casos fue nombrada ilegalmente y actuó sin autoridad.
Las dos decisiones, distintas pero conectadas por la presión presidencial, muestran el alcance de un esfuerzo coordinado por usar la maquinaria penal contra críticos del presidente y hasta qué punto esa arquitectura empieza a desmoronarse en los tribunales en sus primeras fases.
La situación deja a la Administración en una posición frágil. El caso Comey se ha derrumbado antes de llegar a juicio. El de Letitia James se ha desvanecido de inmediato por un fallo que cuestiona el nombramiento mismo de la fiscal que impulsó ambos procedimientos.
El caso Comey había sido una prioridad personal para Trump. La acusación sostenía que el exdirector del FBI mintió al Congreso y al propio Buró sobre el manejo de los memorandos en los que registró sus reuniones con Trump, y que filtró parte de ese material para impulsar la designación de un fiscal especial.
El juez concluyó que la fiscal que firmó la imputación, Lindsey Halligan, carecía de autoridad legal para hacerlo, que su nombramiento violó la Constitución y que todo el proceso estaba viciado desde el origen. Con una decisión tajante, ordenó suprimir la acusación completa y dejó a la Administración sin la causa que más había promocionado contra un alto cargo federal.
En paralelo, el tribunal que llevaba el caso de Letitia James lo desestimó por los mismos motivos estructurales. La orden judicial describe cómo Halligan fue instalada al frente de una de las áreas críticas del Departamento de Justicia después de que el fiscal interino, Erik Siebert, fuera apartado bajo presión por negarse a presentar cargos contra Comey y contra la propia James.
La pieza judicial detalla que, superados los 120 días legales para nombrar a un fiscal interino, el Departamento de Justicia ya no tenía autoridad para designar a Halligan: esa competencia pasaba automáticamente a los jueces del distrito. El Gobierno ignoró ese límite y presentó la imputación igualmente. El juez lo califica como un nombramiento ilegal que invalida toda la actuación, desde la firma de la acusación hasta la presentación de pruebas.
Comey fue uno de los protagonistas más controvertidos de 2016: reabrió en plena campaña la investigación sobre los correos de Hillary Clinton y la cerró once días después, mientras mantenía en secreto la pesquisa sobre los contactos del entorno de Trump con Moscú. Su destitución en 2017 marcó el inicio de un enfrentamiento personal con Trump. La caída de su imputación, anulada por violaciones constitucionales, supone un golpe político directo en un caso que la Casa Blanca había presentado como prueba de que Comey actuó de forma partidista.
Presiones políticas
La acusación contra Letitia James se basaba en un supuesto fraude hipotecario: que habría mentido sobre la ocupación de una vivienda y cometido irregularidades en un préstamo. Pero el propio expediente muestra que las pruebas procedían de un blog y de documentos obtenidos de forma dudosa, y que los fiscales de carrera concluyeron que no había indicio alguno para sostener un delito.
En su moción previa al fallo, James denunció presiones políticas, destitución de fiscales que se negaron a acusarla, acceso indebido a bases de datos hipotecarias y una denuncia elaborada con material tomado de internet. La decisión judicial va más allá: reconoce que quien la acusó no tenía autoridad legal y valida la tesis de que el proceso nació de un uso político de agencias federales.
El tribunal, sin embargo, desestima su caso sin prejuicio, lo que en teoría permitiría reabrirlo, aunque la magnitud de las irregularidades descritas hace improbable que pueda revivir en su forma actual.
La prueba de que Trump quiso ir tras sus críticos llegó en octubre, cuando ordenó imputar a Comey, Schiff y Letitia James en un mensaje dirigido a la fiscal Pam Bondi; se cree que fue un error, que intentaba enviar el post en privado, como mensje directo, y acabó publicándolo en redes sociales.
