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Descubren el origen de la mayoría de los meteoritos que golpean la Tierra

Desde hace muchos millones de años, la Tierra está sometida a un bombardeo constante, una ‘lluvia de piedra’ que nunca cesa. Cada día, en efecto, cerca de 50 meteoros logran sobrevivir a su ardiente descenso a través de la atmósfera terrestre para llegar a la superficie en forma de meteoritos. Ya se han recuperado cerca de 50.000 de estas rocas espaciales, pero hasta ahora los científicos sólo habían podido determinar la procedencia de un pequeño porcentaje de ellas. Sin embargo, eso acaba de cambiar. Ahora, y tras largos años de trabajo, un equipo internacional de investigadores ha conseguido rastrear hasta el 70% de los meteoritos que llegan a la Tierra. Y resulta que todos ellos forman parte de solo tres cuerpos del Sistema Solar, que se rompieron en distintos impactos para dar lugar a las distintas familias de asteroides del cinturón entre Marte y Júpiter, y también a los incontables fragmentos más pequeños que tan a menudo llegan hasta aquí. La ventaja de este descubrimiento, recién publicado en dos estudios en Nature ( aquí y aquí ) y en un tercero en ‘ Astronomy & Astrophysics ‘ es que proporciona a los investigadores un contexto vital: al conocer la dirección del remitente de los meteoritos, los científicos no solo saben ya de dónde es más probable que lleguen más ‘visitantes peligrosos’, sino que pueden también determinar más fácilmente cómo y dónde se unieron los componentes básicos de los planetas para crear el Sistema Solar que vemos hoy. Sin embargo, no todo son ventajas: al ser el origen de la mayoría de los meteoritos tan específico, es posible que las colecciones que manejan los investigadores estén extremadamente sesgadas y que por lo tanto sólo cuenten una parte de la historia. La mayoría de los meteoritos que caen a la Tierra son condritas ‘ordinarias’, rocas fundidas y con poco contenido metálico. Los científicos dividen estas condritas en dos clases, ‘H’ y ‘L’ (‘High’ y ‘Low’, alto y bajo contenido en hierro). Y resulta que, juntas, las dos categorías dan cuenta de más del 70% de todos los meteoritos que caen en nuestro planeta. Hasta ahora, dice Miroslav Brož, astrofísico de la Universidad Charles que dirigió uno de los tres estudios, «sólo se conocía la procedencia de un 6% de los meteoritos; ahora, más del 70% tiene un origen conocido. Es el descubrimiento de toda una vida». Desde hace tiempo, las características mineralógicas de las condritas ‘L’ apuntaban a que todas ellas procedían de un único y enorme asteroide, de por lo menos 100 km de diámetro que, hace unos 470 millones de años, sufrió un impacto que lo hizo pedazos. Fragmentos que hoy forman un grupo de asteroides conocido como ‘familia Massalia’ y cuyo miembro más grande tiene unos 140 km de largo. «Todos apuntan a lo mismo. No hay duda», afirma Michaël Marsset, astrónomo del Observatorio Europeo Austral en Santiago, Chile, y coautor de los dos estudios de Nature. Ese antiguo impacto, además, preparó el terreno para que mucho más tarde, hace unos 40 millones de años, otra colisión lanzara una nueva andanada de rocas hacia la Tierra. ¿Pero qué hay de las condritas H? Muchas de ellas tienen entre 5 y 8 millones de años, por lo que está claro que vienen de un evento de impacto diferente, o quizá de dos. Al reconstruir las órbitas pasadas de la familia de asteroides Koronis 2, cuyas composiciones coinciden, el equipo descubrió que muchos de esos asteroides formaban parte de uno mucho más grande hace 7,6 millones de años. Otros investigadores ya habían hecho lo mismo con otro grupo de asteroides (la familia Karin) que también estaban unidos en un único asteroide hace 5,8 millones de años, cuando fue golpeado y fragmentado por otra roca. Las familias Koronis 2 y Karin, por lo tanto, son la fuente de las condritas H. La gran mayoría de los meteoritos que llegan a la Tierra, pues, procede de apenas unos cuantos asteroides. Lo cual no deja de ser preocupante para los investigadores. El cinturón de asteroides, en efecto, alberga una enorme variedad de rocas, cantos rodados e incluso planetas enanos, y cada una de ellas revela algo único sobre el Sistema Solar y su historia. Una variedad que no se ve reflejada si nos limitamos a estudiar sólo las rocas que llegan hasta aquí. Existe una solución, aunque más costosa que seguir explorando la Tierra en busca de más meteoritos: ir a buscarlos allí. Puede que esa sea la única forma de acceder a toda la información que estas rocas atesoran sobre nuestros lejanos orígenes.

Publicado: octubre 21, 2024, 2:36 pm

Fuente de la noticia : https://www.abc.es/ciencia/descubren-origen-mayoria-meteoritos-golpean-tierra-20241018041448-nt.html

Desde hace muchos millones de años, la Tierra está sometida a un bombardeo constante, una ‘lluvia de piedra’ que nunca cesa. Cada día, en efecto, cerca de 50 meteoros logran sobrevivir a su ardiente descenso a través de la atmósfera terrestre para llegar a la superficie en forma de meteoritos. Ya se han recuperado cerca de 50.000 de estas rocas espaciales, pero hasta ahora los científicos sólo habían podido determinar la procedencia de un pequeño porcentaje de ellas. Sin embargo, eso acaba de cambiar. Ahora, y tras largos años de trabajo, un equipo internacional de investigadores ha conseguido rastrear hasta el 70% de los meteoritos que llegan a la Tierra. Y resulta que todos ellos forman parte de solo tres cuerpos del Sistema Solar, que se rompieron en distintos impactos para dar lugar a las distintas familias de asteroides del cinturón entre Marte y Júpiter, y también a los incontables fragmentos más pequeños que tan a menudo llegan hasta aquí. La ventaja de este descubrimiento, recién publicado en dos estudios en Nature ( aquí y aquí ) y en un tercero en ‘ Astronomy & Astrophysics ‘ es que proporciona a los investigadores un contexto vital: al conocer la dirección del remitente de los meteoritos, los científicos no solo saben ya de dónde es más probable que lleguen más ‘visitantes peligrosos’, sino que pueden también determinar más fácilmente cómo y dónde se unieron los componentes básicos de los planetas para crear el Sistema Solar que vemos hoy. Sin embargo, no todo son ventajas: al ser el origen de la mayoría de los meteoritos tan específico, es posible que las colecciones que manejan los investigadores estén extremadamente sesgadas y que por lo tanto sólo cuenten una parte de la historia. La mayoría de los meteoritos que caen a la Tierra son condritas ‘ordinarias’, rocas fundidas y con poco contenido metálico. Los científicos dividen estas condritas en dos clases, ‘H’ y ‘L’ (‘High’ y ‘Low’, alto y bajo contenido en hierro). Y resulta que, juntas, las dos categorías dan cuenta de más del 70% de todos los meteoritos que caen en nuestro planeta. Hasta ahora, dice Miroslav Brož, astrofísico de la Universidad Charles que dirigió uno de los tres estudios, «sólo se conocía la procedencia de un 6% de los meteoritos; ahora, más del 70% tiene un origen conocido. Es el descubrimiento de toda una vida». Desde hace tiempo, las características mineralógicas de las condritas ‘L’ apuntaban a que todas ellas procedían de un único y enorme asteroide, de por lo menos 100 km de diámetro que, hace unos 470 millones de años, sufrió un impacto que lo hizo pedazos. Fragmentos que hoy forman un grupo de asteroides conocido como ‘familia Massalia’ y cuyo miembro más grande tiene unos 140 km de largo. «Todos apuntan a lo mismo. No hay duda», afirma Michaël Marsset, astrónomo del Observatorio Europeo Austral en Santiago, Chile, y coautor de los dos estudios de Nature. Ese antiguo impacto, además, preparó el terreno para que mucho más tarde, hace unos 40 millones de años, otra colisión lanzara una nueva andanada de rocas hacia la Tierra. ¿Pero qué hay de las condritas H? Muchas de ellas tienen entre 5 y 8 millones de años, por lo que está claro que vienen de un evento de impacto diferente, o quizá de dos. Al reconstruir las órbitas pasadas de la familia de asteroides Koronis 2, cuyas composiciones coinciden, el equipo descubrió que muchos de esos asteroides formaban parte de uno mucho más grande hace 7,6 millones de años. Otros investigadores ya habían hecho lo mismo con otro grupo de asteroides (la familia Karin) que también estaban unidos en un único asteroide hace 5,8 millones de años, cuando fue golpeado y fragmentado por otra roca. Las familias Koronis 2 y Karin, por lo tanto, son la fuente de las condritas H. La gran mayoría de los meteoritos que llegan a la Tierra, pues, procede de apenas unos cuantos asteroides. Lo cual no deja de ser preocupante para los investigadores. El cinturón de asteroides, en efecto, alberga una enorme variedad de rocas, cantos rodados e incluso planetas enanos, y cada una de ellas revela algo único sobre el Sistema Solar y su historia. Una variedad que no se ve reflejada si nos limitamos a estudiar sólo las rocas que llegan hasta aquí. Existe una solución, aunque más costosa que seguir explorando la Tierra en busca de más meteoritos: ir a buscarlos allí. Puede que esa sea la única forma de acceder a toda la información que estas rocas atesoran sobre nuestros lejanos orígenes.

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