Copacabana se convierte en el epicentro de las protestas contra la «PEC del Blindaje» y la amnistía del 8 de enero - Colombia
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Copacabana se convierte en el epicentro de las protestas contra la «PEC del Blindaje» y la amnistía del 8 de enero

El pasado domingo, miles de personas se concentraron en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro sobre las 14:00 horas, en una jornada de movilizaciones convocadas a toda prisa por las frentes Povo Sem Medo y Brasil Popular —vinculadas a PSOL y … PT— y que se extendieron a decenas de ciudades. El foco, sin embargo, estuvo en Río, donde la protesta sumó un tramo musical y la presencia de referentes de la canción brasileña como Chico Buarque, Gilberto Gil y Caetano Veloso, convertidos en rostro cultural de la convocatoria.
En la Avenida Atlântica, a la altura del Posto 5, el público —camisetas rojas y amarillas mezcladas en un intento de resignificar el uniforme de la selección— empezó a llegar en masa desde el mediodía, colmando andenes y vagones de metro. Entre gritos de «sem anistia» y «Bolsonaro na prisão», alternaron discursos en un camión de sonido y un acto musical en un trío eléctrico. Representantes de movimientos estudiantiles como Ubes y Une tomaron la palabra. La cantante Maria Gadú abrió las actuaciones hacia las 16.30 con «Como nossos pais», popularizada por Elis Regina; más tarde, actrices y actores como Dira Paes, Carol Castro y João Vicente de Castro animaron «Brasil», interpretada por Marina Sena. Dos muñecos hinchables, uno de Donald Trump y otro de Jair Bolsonaro, captaron la atención junto a grandes banderas.
Al menos tres asistentes junto a la valla necesitaron asistencia de la organización. Veloso, uno de los nombres más esperados, tiró del coro de «sem anistia» antes de afirmar: «El pueblo eligió a Lula, por eso la democracia en Brasil resiste», y cantó «Desde que o samba é samba».

La concentración en Copacabana llegó respaldada por una larga tradición en la que la canción popular actúa como altavoz cívico en momentos de impasse democrático. Desde los años sesenta, la sigla MPB cobijó un proyecto de confrontación cultural a la dictadura y la Tropicália modernizó las artes y ensanchó el horizonte político de la música. En 1968, artistas y estudiantes marcharon en la Passeata dos Cem Mil; poco después, Caetano y Gil fueron detenidos y enviados al exilio, mientras Buarque componía bajo censura. En la transición, «Vai passar» (Buarque y Francis Hime) se volvió himno de las Diretas. Ya en 2018, «Cálice» reapareció como símbolo de protesta. La foto de hoy —Chico, Gil y Caetano juntos en la arena carioca— reenciende esa memoria para un presente legislativo cargado.

Qué se protesta exactamente

Las marchas tienen dos blancos nítidos. El primero es la llamada «PEC de las Prerrogativas», conocida popularmente como «PEC del Blindaje»: una enmienda constitucional que exige la autorización previa de la Cámara de Diputados o del Senado para que el Supremo Tribunal Federal pueda abrir o seguir procesos penales contra parlamentarios. El texto aprobado por los diputados la última semana restablece además la votación secreta de esa autorización y fija un plazo de 90 días desde la orden del Supremo para que la Cámara correspondiente se pronuncie. Hoy, por la regla vigente, los congresistas solo pueden ser detenidos en flagrante por delitos graves e inafianzables —como racismo, violación o ataques al Estado democrático de Derecho—, pero sí pueden ser procesados sin permiso del Parlamento cuando los hechos guardan relación con el mandato, y esos procesos corren directamente en el Supremo. Para críticos y organizaciones civiles, la PEC abre una vía de opacidad e impunidad; sus defensores invocan la separación de poderes y garantías institucionales. La propuesta pasa ahora al Senado, donde debe superar dos votaciones para ser promulgada.
Su llegada a la Cámara Alta coincide con señales de resistencia: el presidente de la Comisión de Constitución y Justicia, Otto Alencar (PSD-BA), ha anunciado que pretende llevarla a la agenda del colegiado para «sepultar de una vez ese asunto».
El segundo eje de los cánticos es el proyecto de amnistía para conductas vinculadas al asalto a las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023. El miércoles 17, la Cámara aprobó el trámite de urgencia, que acelera la discusión en el pleno, pero el fondo aún no se ha votado. El relator, Paulinho da Força (Solidariedade-SP), ha sugerido reencauzar el debate hacia una reducción de penas, una formulación que tampoco satisface a quienes exigen «sin anistía» para instigadores, financiadores y ejecutores.

São Paulo y Brasilia acompañan

Aunque hubo actos en múltiples capitales, el escenario nacional se articuló alrededor de Río. En São Paulo, la Avenida Paulista vivió una concentración frente al Masp desde las 14.00, con consignas contra la amnistía y la PEC, carteles y un gigantesco pabellón de Brasil —presentado como contrapeso al gran estandarte estadounidense que exhibieron los bolsonaristas en el mismo lugar el 7 de septiembre—. Hablaron los diputados Guilherme Boulos (PSOL), Vicentinho (PT) y Tabata Amaral (PSB), además del padre Júlio Lancellotti. En Brasilia, la marcha partió del Museo Nacional de la República hacia el eje próximo al Congreso, con actuación prevista del cantautor Chico César. De fondo, el litoral carioca acumulaba capas recientes de disputa: en ese mismo tramo de la Atlântica se celebraron las últimas concentraciones bolsonaristas del 7 de septiembre; en agosto, una llamada de Flávio Bolsonaro a su padre, retransmitida a la multitud, derivó en el arresto domiciliario del expresidente por orden del Supremo.

Quién convoca y qué está en juego

Las frentes Povo Sem Medo y Brasil Popular, que agrupan movimientos como el MST y el MTST, lanzaron la convocatoria a contrarreloj para este domingo en al menos 33 ciudades, incluidas 22 capitales. Su objetivo declarado: marcar posición contra la Cámara de Diputados —en particular contra los bolsonaristas y el centrão— y presionar al Senado. La PEC del Blindaje salió de la Cámara el martes 16 con apoyo masivo del centrão y del PL de Jair Bolsonaro, además de algunos votos del PT. El trámite en el Senado será decisivo: si supera dos turnos, la enmienda queda promulgada sin posibilidad de sanción o veto presidencial.
Mientras tanto, en Copacabana la protesta ganó tracción al confirmarse la presencia de Chico, Gil y Caetano, arrastrando a otros nombres —Ivan Lins, Paulinho da Viola, Lenine, Geraldo Azevedo, Jorge Vercillo, Pretinho da Serrinha, Zé Ibarra, Marina Sena o el conjunto Os Garotin— y rompiendo la burbuja estrictamente política. La tarde transcurrió con incidentes leves —desmayos atendidos por la organización y accesos cortados que generaron discusiones puntuales con vecinos y turistas— en una zona parcialmente cerrada al tráfico, como es habitual los domingos y por la coincidencia con otra marcha matinal por la diversidad religiosa.
Al cierre de esta edición, las manifestaciones seguían en marcha y las autoridades locales no habían divulgado balances definitivos de asistencia ni incidencias. El pulso, a partir de ahora, se dirime en dos planos: en el calendario del Senado, que tendrá que decidir el destino de la PEC del Blindaje, y en la Cámara, llamada a discutir el fondo del proyecto de amnistía. Entre lo que se cantó en la arena y lo que se votará en las salas, Brasil reabre un viejo debate: si la música puede volver a inclinar la balanza, como antes, o si prevalecerá una ingeniería legislativa capaz de blindar a los representantes electos frente a la Justicia.

Publicado: septiembre 21, 2025, 6:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/copacabana-convierte-epicentro-protestas-pec-blindaje-amnistia-20250922002102-nt.html

El pasado domingo, miles de personas se concentraron en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro sobre las 14:00 horas, en una jornada de movilizaciones convocadas a toda prisa por las frentes Povo Sem Medo y Brasil Popular —vinculadas a PSOL y PT— y que se extendieron a decenas de ciudades. El foco, sin embargo, estuvo en Río, donde la protesta sumó un tramo musical y la presencia de referentes de la canción brasileña como Chico Buarque, Gilberto Gil y Caetano Veloso, convertidos en rostro cultural de la convocatoria.

En la Avenida Atlântica, a la altura del Posto 5, el público —camisetas rojas y amarillas mezcladas en un intento de resignificar el uniforme de la selección— empezó a llegar en masa desde el mediodía, colmando andenes y vagones de metro. Entre gritos de «sem anistia» y «Bolsonaro na prisão», alternaron discursos en un camión de sonido y un acto musical en un trío eléctrico. Representantes de movimientos estudiantiles como Ubes y Une tomaron la palabra. La cantante Maria Gadú abrió las actuaciones hacia las 16.30 con «Como nossos pais», popularizada por Elis Regina; más tarde, actrices y actores como Dira Paes, Carol Castro y João Vicente de Castro animaron «Brasil», interpretada por Marina Sena. Dos muñecos hinchables, uno de Donald Trump y otro de Jair Bolsonaro, captaron la atención junto a grandes banderas.

Al menos tres asistentes junto a la valla necesitaron asistencia de la organización. Veloso, uno de los nombres más esperados, tiró del coro de «sem anistia» antes de afirmar: «El pueblo eligió a Lula, por eso la democracia en Brasil resiste», y cantó «Desde que o samba é samba».

La concentración en Copacabana llegó respaldada por una larga tradición en la que la canción popular actúa como altavoz cívico en momentos de impasse democrático. Desde los años sesenta, la sigla MPB cobijó un proyecto de confrontación cultural a la dictadura y la Tropicália modernizó las artes y ensanchó el horizonte político de la música. En 1968, artistas y estudiantes marcharon en la Passeata dos Cem Mil; poco después, Caetano y Gil fueron detenidos y enviados al exilio, mientras Buarque componía bajo censura. En la transición, «Vai passar» (Buarque y Francis Hime) se volvió himno de las Diretas. Ya en 2018, «Cálice» reapareció como símbolo de protesta. La foto de hoy —Chico, Gil y Caetano juntos en la arena carioca— reenciende esa memoria para un presente legislativo cargado.

Qué se protesta exactamente

Las marchas tienen dos blancos nítidos. El primero es la llamada «PEC de las Prerrogativas», conocida popularmente como «PEC del Blindaje»: una enmienda constitucional que exige la autorización previa de la Cámara de Diputados o del Senado para que el Supremo Tribunal Federal pueda abrir o seguir procesos penales contra parlamentarios. El texto aprobado por los diputados la última semana restablece además la votación secreta de esa autorización y fija un plazo de 90 días desde la orden del Supremo para que la Cámara correspondiente se pronuncie. Hoy, por la regla vigente, los congresistas solo pueden ser detenidos en flagrante por delitos graves e inafianzables —como racismo, violación o ataques al Estado democrático de Derecho—, pero sí pueden ser procesados sin permiso del Parlamento cuando los hechos guardan relación con el mandato, y esos procesos corren directamente en el Supremo. Para críticos y organizaciones civiles, la PEC abre una vía de opacidad e impunidad; sus defensores invocan la separación de poderes y garantías institucionales. La propuesta pasa ahora al Senado, donde debe superar dos votaciones para ser promulgada.

Su llegada a la Cámara Alta coincide con señales de resistencia: el presidente de la Comisión de Constitución y Justicia, Otto Alencar (PSD-BA), ha anunciado que pretende llevarla a la agenda del colegiado para «sepultar de una vez ese asunto».

El segundo eje de los cánticos es el proyecto de amnistía para conductas vinculadas al asalto a las sedes de los tres poderes el 8 de enero de 2023. El miércoles 17, la Cámara aprobó el trámite de urgencia, que acelera la discusión en el pleno, pero el fondo aún no se ha votado. El relator, Paulinho da Força (Solidariedade-SP), ha sugerido reencauzar el debate hacia una reducción de penas, una formulación que tampoco satisface a quienes exigen «sin anistía» para instigadores, financiadores y ejecutores.

São Paulo y Brasilia acompañan

Aunque hubo actos en múltiples capitales, el escenario nacional se articuló alrededor de Río. En São Paulo, la Avenida Paulista vivió una concentración frente al Masp desde las 14.00, con consignas contra la amnistía y la PEC, carteles y un gigantesco pabellón de Brasil —presentado como contrapeso al gran estandarte estadounidense que exhibieron los bolsonaristas en el mismo lugar el 7 de septiembre—. Hablaron los diputados Guilherme Boulos (PSOL), Vicentinho (PT) y Tabata Amaral (PSB), además del padre Júlio Lancellotti. En Brasilia, la marcha partió del Museo Nacional de la República hacia el eje próximo al Congreso, con actuación prevista del cantautor Chico César. De fondo, el litoral carioca acumulaba capas recientes de disputa: en ese mismo tramo de la Atlântica se celebraron las últimas concentraciones bolsonaristas del 7 de septiembre; en agosto, una llamada de Flávio Bolsonaro a su padre, retransmitida a la multitud, derivó en el arresto domiciliario del expresidente por orden del Supremo.

Quién convoca y qué está en juego

Las frentes Povo Sem Medo y Brasil Popular, que agrupan movimientos como el MST y el MTST, lanzaron la convocatoria a contrarreloj para este domingo en al menos 33 ciudades, incluidas 22 capitales. Su objetivo declarado: marcar posición contra la Cámara de Diputados —en particular contra los bolsonaristas y el centrão— y presionar al Senado. La PEC del Blindaje salió de la Cámara el martes 16 con apoyo masivo del centrão y del PL de Jair Bolsonaro, además de algunos votos del PT. El trámite en el Senado será decisivo: si supera dos turnos, la enmienda queda promulgada sin posibilidad de sanción o veto presidencial.

Mientras tanto, en Copacabana la protesta ganó tracción al confirmarse la presencia de Chico, Gil y Caetano, arrastrando a otros nombres —Ivan Lins, Paulinho da Viola, Lenine, Geraldo Azevedo, Jorge Vercillo, Pretinho da Serrinha, Zé Ibarra, Marina Sena o el conjunto Os Garotin— y rompiendo la burbuja estrictamente política. La tarde transcurrió con incidentes leves —desmayos atendidos por la organización y accesos cortados que generaron discusiones puntuales con vecinos y turistas— en una zona parcialmente cerrada al tráfico, como es habitual los domingos y por la coincidencia con otra marcha matinal por la diversidad religiosa.

Al cierre de esta edición, las manifestaciones seguían en marcha y las autoridades locales no habían divulgado balances definitivos de asistencia ni incidencias. El pulso, a partir de ahora, se dirime en dos planos: en el calendario del Senado, que tendrá que decidir el destino de la PEC del Blindaje, y en la Cámara, llamada a discutir el fondo del proyecto de amnistía. Entre lo que se cantó en la arena y lo que se votará en las salas, Brasil reabre un viejo debate: si la música puede volver a inclinar la balanza, como antes, o si prevalecerá una ingeniería legislativa capaz de blindar a los representantes electos frente a la Justicia.

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