Publicado: diciembre 17, 2025, 11:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/carlos-escaffi-r-chile-gira-derecha-significado-profundo-victoria-kast-20251218043934-nt.html
La reciente elección presidencial en Chile no fue una alternancia más en el poder. Representó un punto de inflexión político de envergadura y el cierre abrupto de un ciclo que dominó el debate público durante la última década. El triunfo de José Antonio Kast Rist … fue claro, amplio y difícil de relativizar. No se trató de una victoria ajustada ni circunstancial, sino de un pronunciamiento nacional nítido.
Los resultados oficiales confirman la magnitud del desenlace. Kast obtuvo 7.254.850 votos, equivalentes al 58,16% del total, frente a los 5.218.444 sufragios (41,84%) de Jeannette Jara. La diferencia, superior a los 2,6 millones de votos, convierte a Kast en el presidente más votado de la historia de Chile y refuerza el carácter estructural del giro político expresado en las urnas.
Más revelador aún fue el comportamiento territorial del electorado. Kast se impuso en todas las regiones del país, incluyendo zonas que durante décadas fueron bastiones de la izquierda. Este dato invalida lecturas simplistas basadas en divisiones ideológicas tradicionales y obliga a reconocer una recomposición profunda de las preferencias ciudadanas.
La elección operó, en los hechos, como un plebiscito sin ambigüedades. De un lado, un oficialismo identificado con una agenda discursiva centrada en identidades, símbolos y relatos. Del otro, una mayoría social que priorizó seguridad pública, control migratorio, estabilidad económica y gobernabilidad. No fue un voto de entusiasmo, sino de orden y pragmatismo.
La izquierda chilena no solo perdió la presidencia: perdió su vínculo con amplios sectores populares. La desconexión entre discurso y experiencia cotidiana resultó determinante. A ello se sumó una evidente pérdida de autoridad moral, agravada por silencios selectivos frente a denuncias graves que afectaron a figuras del propio sector, lo que debilitó su credibilidad pública.
El resultado es también un rechazo al Gobierno de Gabriel Boric. Más allá de errores específicos, la gestión no logró ofrecer certezas en materias centrales como seguridad, crecimiento económico y control institucional. La derrota refleja una evaluación crítica de su capacidad para gobernar en un contexto complejo.
Kast llega ahora a La Moneda con un mandato claro y exigente. Se espera un gobierno enfocado en la reactivación económica, la atracción de inversiones y la recuperación del orden público. Pero la expectativa más sensible es otra: que se trate de una administración sin privilegios, sin redes de favores y con criterios estrictos de mérito y probidad.
En política exterior, el giro apunta a un enfoque pragmático y menos ideologizado, con especial atención a la relación con Estados Unidos y a la inserción internacional de Chile.
El desafío será gobernar sin reproducir los vicios que la ciudadanía acaba de sancionar. Chile habló con claridad. Ahora le corresponde a la política estar a la altura del mensaje.
