Australia vive un día de reflexión sobre el atentado antisemita en la playa de Bondi: «Hemos perdido la inocencia» - Colombia
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Australia vive un día de reflexión sobre el atentado antisemita en la playa de Bondi: «Hemos perdido la inocencia»

«Esto no es islam». Youssef Hamdan lo dice con firmeza. «No tiene nada que ver con nuestra religión. Es el acto de personas desequilibradas». Hamdan, de 49 años, comerciante en Bondi, marca distancia entre el atentado y cualquier creencia religiosa. «El islam habla … de humanidad. De cuidar al otro. De estar ahí cuando alguien necesita ayuda». Por eso recuerda que líderes musulmanes de Sídney han anunciado que no realizarán los ritos funerarios del hombre abatido por la Policía. Y menciona a Ahmed al Ahmed, de 43 años, quien desarmó a uno de los autores del ataque y permanece hospitalizado tras recibir varios disparos. «También es musulmán», subraya.
Youssef Hamdan nació en el Líbano y llegó a Australia con apenas tres años. Hoy es dueño de un pequeño puesto de kebabs en Bondi, que abrió hace solo ocho semanas. El día del ataque estaba trabajando cuando escuchó unos ruidos que al principio confundió con fuegos artificiales. Poco después vio a la gente correr. «Volví a la tienda y le dije a mis empleados que teníamos que salir de allí», explica. Ayudó a varias familias a ponerse a salvo en la primera planta y después decidió acercarse para ver qué estaba ocurriendo. «Pensé que tenía que hacer algo, lo que estuviera en mi mano».
Lo que encontró fue caos: personas heridas, cuerpos en el suelo, gritos. Hamdan ayudó como pudo, tomando el relevo de un socorrista alemán exhausto mientras intentaban reanimar a una de las víctimas. No lo consiguieron. Al recordar esos minutos, vuelve a insistir en la misma idea: «Esto no es islam. No importa el color de tu piel. Somos seres humanos».

Una semana después del atentado, Australia aún trata de asimilar lo ocurrido. El ataque, que dejó 15 víctimas mortales durante una celebración judía de Janucá en Bondi, ha abierto un debate profundo sobre seguridad y convivencia, y ha dejado una sensación imposible de ignorar: la pérdida de la inocencia. Este domingo, el país vive una jornada de reflexión en memoria de las víctimas, marcada por vigilias, velas encendidas, minutos de silencio y banderas a media asta. La fecha coincide con el final de Janucá, tradicionalmente asociado a la luz y la resiliencia, lo que ha hecho que el duelo sea aún más intenso dentro de la comunidad judía. Para muchos australianos, la jornada no solo ha servido para recordar a quienes murieron, sino para detenerse a pensar en el país que creían conocer y en el que ahora intentan reconstruir.

El musulmán Youssef Hamdan regenta un puesto de kebabs en la playa de Bondi y ayudó a las víctimas judías del atentado

NOELIA RAMÓN

En ese contexto de duelo y reflexión, desde la comunidad musulmana el mensaje dominante es de rechazo frontal a la violencia, pero también de autocrítica. Enver Yasar forma parte de una delegación de líderes de la comunidad turca que han acudido al memorial de Bondi y advierte del riesgo de división. «Queremos que la comunidad judía se sienta segura», dice, «pero también tenemos que frenar a quienes intentan utilizar lo ocurrido para sembrar odio, incluso dentro de nuestra propia comunidad».
Australia, señala Yasar, siempre se ha visto a sí misma como un país relajado, casi inocente. «Ahí está el peligro», advierte. «¿Cómo mantienes esa inocencia y, al mismo tiempo, garantizas que algo así no vuelva a ocurrir?». Para él, encontrar ese equilibrio entre seguridad y convivencia será uno de los grandes retos a partir de ahora.
Desde la comunidad judía, el rabino Yossi Friedman describe una mezcla de tristeza, rabia y agotamiento. «¿Por qué ahora? ¿Por qué ha tenido que llegar a esto para que se nos vea?», se pregunta. A su juicio, el ataque ha hecho visible una amenaza que llevaba tiempo gestándose. «Empezaron con un evento judío, pero vienen a por todos nosotros».
«Creo que hemos perdido la inocencia», afirma sin rodeos. «Definitivamente la hemos perdido». Para Friedman, los valores judíos y australianos son los mismos: respeto por la vida, libertad y dignidad humana. «Ahora es el momento de que Australia despierte».

El rabino Yossi Friedman recuerda a las víctimas en los homenajes en la playa de Bondi

NOELIA RAMÓN

El rabino reclama acciones concretas, no solo palabras. «Durante los últimos años, el antisemitismo ha aumentado sin que se haya logrado contener de forma eficaz. Lo que se ha hecho ha sido insuficiente. El domingo por la noche eso se volvió innegable». Exige tolerancia cero frente al odio, la disolución inmediata de protestas que inciten a la violencia y consecuencias claras para quienes promuevan el extremismo. «Podemos tener desacuerdos políticos, pero la demonización y el odio tienen que parar».
Pese a todo, Friedman deja claro que este no es solo un momento de ruptura, sino también una oportunidad. «Si actuamos ahora, podemos salir reforzados. Pero tiene que ser todos juntos, como comunidad y como país».
Mientras tanto, el Gobierno federal ha anunciado nuevas medidas para endurecer la legislación contra el discurso de odio y la incitación a la violencia. En Nueva Gales del Sur se estudian restricciones a protestas de alto riesgo y la criminalización de símbolos y consignas extremistas, después de que la investigación apuntara a una posible influencia ideológica del Daesh (Estado Islámico). El Ejecutivo ha subrayado, además, la importancia de la reflexión, el duelo y la unidad nacional.
La apelación a la unidad se repite en los distintos testimonios. Hamdan lo resume desde su pequeño negocio en Bondi: «Australia es lo que tú y yo hacemos de ella. Tú eres de España, yo soy del Líbano; otros vienen de Asia, de Europa. Eso es Australia». Para él, dos ataques en décadas no deberían definir a toda una sociedad. «Nunca esperé ver tanto cariño y apoyo de la comunidad después de lo ocurrido».

Un país en reflexión
Australia atraviesa días de duelo tras el atentado de Bondi, que dejó 15 víctimas mortales más uno de los atacantes y quebró una de las certezas más arraigadas del país: la sensación de vivir al margen de este tipo de violencia. El atentado, ocurrido durante una celebración judía de Janucá, ha reabierto el debate sobre seguridad y convivencia y ha puesto sobre la mesa una idea que se repite: la pérdida de la inocencia. El Gobierno federal ha anunciado medidas para endurecer la legislación contra el discurso de odio y la incitación a la violencia. Al mismo tiempo, líderes musulmanes y judíos han coincidido en un rechazo frontal al extremismo y en la necesidad de frenar el odio y la división social. Mientras continúan los funerales y los memoriales improvisados, Australia se enfrenta al reto de reforzar la seguridad sin renunciar a los valores que han definido su identidad.

Hoy, Australia sigue de luto. Las heridas permanecen abiertas y el duelo apenas comienza. Y entre memoriales improvisados, funerales y llamamientos a la reflexión, el país se enfrenta a una pregunta incómoda: cómo protegerse sin renunciar a la forma de vida que lo definía. Muchos coinciden en que la respuesta marcará el rumbo del país en los próximos años.

Publicado: diciembre 21, 2025, 7:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/australia-vive-dia-reflexion-sobre-atentado-antisemita-20251221124407-nt.html

«Esto no es islam». Youssef Hamdan lo dice con firmeza. «No tiene nada que ver con nuestra religión. Es el acto de personas desequilibradas». Hamdan, de 49 años, comerciante en Bondi, marca distancia entre el atentado y cualquier creencia religiosa. «El islam habla de humanidad. De cuidar al otro. De estar ahí cuando alguien necesita ayuda». Por eso recuerda que líderes musulmanes de Sídney han anunciado que no realizarán los ritos funerarios del hombre abatido por la Policía. Y menciona a Ahmed al Ahmed, de 43 años, quien desarmó a uno de los autores del ataque y permanece hospitalizado tras recibir varios disparos. «También es musulmán», subraya.

Youssef Hamdan nació en el Líbano y llegó a Australia con apenas tres años. Hoy es dueño de un pequeño puesto de kebabs en Bondi, que abrió hace solo ocho semanas. El día del ataque estaba trabajando cuando escuchó unos ruidos que al principio confundió con fuegos artificiales. Poco después vio a la gente correr. «Volví a la tienda y le dije a mis empleados que teníamos que salir de allí», explica. Ayudó a varias familias a ponerse a salvo en la primera planta y después decidió acercarse para ver qué estaba ocurriendo. «Pensé que tenía que hacer algo, lo que estuviera en mi mano».

Lo que encontró fue caos: personas heridas, cuerpos en el suelo, gritos. Hamdan ayudó como pudo, tomando el relevo de un socorrista alemán exhausto mientras intentaban reanimar a una de las víctimas. No lo consiguieron. Al recordar esos minutos, vuelve a insistir en la misma idea: «Esto no es islam. No importa el color de tu piel. Somos seres humanos».

Una semana después del atentado, Australia aún trata de asimilar lo ocurrido. El ataque, que dejó 15 víctimas mortales durante una celebración judía de Janucá en Bondi, ha abierto un debate profundo sobre seguridad y convivencia, y ha dejado una sensación imposible de ignorar: la pérdida de la inocencia. Este domingo, el país vive una jornada de reflexión en memoria de las víctimas, marcada por vigilias, velas encendidas, minutos de silencio y banderas a media asta. La fecha coincide con el final de Janucá, tradicionalmente asociado a la luz y la resiliencia, lo que ha hecho que el duelo sea aún más intenso dentro de la comunidad judía. Para muchos australianos, la jornada no solo ha servido para recordar a quienes murieron, sino para detenerse a pensar en el país que creían conocer y en el que ahora intentan reconstruir.


El musulmán Youssef Hamdan regenta un puesto de kebabs en la playa de Bondi y ayudó a las víctimas judías del atentado


NOELIA RAMÓN

En ese contexto de duelo y reflexión, desde la comunidad musulmana el mensaje dominante es de rechazo frontal a la violencia, pero también de autocrítica. Enver Yasar forma parte de una delegación de líderes de la comunidad turca que han acudido al memorial de Bondi y advierte del riesgo de división. «Queremos que la comunidad judía se sienta segura», dice, «pero también tenemos que frenar a quienes intentan utilizar lo ocurrido para sembrar odio, incluso dentro de nuestra propia comunidad».

Australia, señala Yasar, siempre se ha visto a sí misma como un país relajado, casi inocente. «Ahí está el peligro», advierte. «¿Cómo mantienes esa inocencia y, al mismo tiempo, garantizas que algo así no vuelva a ocurrir?». Para él, encontrar ese equilibrio entre seguridad y convivencia será uno de los grandes retos a partir de ahora.

Desde la comunidad judía, el rabino Yossi Friedman describe una mezcla de tristeza, rabia y agotamiento. «¿Por qué ahora? ¿Por qué ha tenido que llegar a esto para que se nos vea?», se pregunta. A su juicio, el ataque ha hecho visible una amenaza que llevaba tiempo gestándose. «Empezaron con un evento judío, pero vienen a por todos nosotros».

«Creo que hemos perdido la inocencia», afirma sin rodeos. «Definitivamente la hemos perdido». Para Friedman, los valores judíos y australianos son los mismos: respeto por la vida, libertad y dignidad humana. «Ahora es el momento de que Australia despierte».


El rabino Yossi Friedman recuerda a las víctimas en los homenajes en la playa de Bondi


NOELIA RAMÓN

El rabino reclama acciones concretas, no solo palabras. «Durante los últimos años, el antisemitismo ha aumentado sin que se haya logrado contener de forma eficaz. Lo que se ha hecho ha sido insuficiente. El domingo por la noche eso se volvió innegable». Exige tolerancia cero frente al odio, la disolución inmediata de protestas que inciten a la violencia y consecuencias claras para quienes promuevan el extremismo. «Podemos tener desacuerdos políticos, pero la demonización y el odio tienen que parar».

Pese a todo, Friedman deja claro que este no es solo un momento de ruptura, sino también una oportunidad. «Si actuamos ahora, podemos salir reforzados. Pero tiene que ser todos juntos, como comunidad y como país».

Mientras tanto, el Gobierno federal ha anunciado nuevas medidas para endurecer la legislación contra el discurso de odio y la incitación a la violencia. En Nueva Gales del Sur se estudian restricciones a protestas de alto riesgo y la criminalización de símbolos y consignas extremistas, después de que la investigación apuntara a una posible influencia ideológica del Daesh (Estado Islámico). El Ejecutivo ha subrayado, además, la importancia de la reflexión, el duelo y la unidad nacional.

La apelación a la unidad se repite en los distintos testimonios. Hamdan lo resume desde su pequeño negocio en Bondi: «Australia es lo que tú y yo hacemos de ella. Tú eres de España, yo soy del Líbano; otros vienen de Asia, de Europa. Eso es Australia». Para él, dos ataques en décadas no deberían definir a toda una sociedad. «Nunca esperé ver tanto cariño y apoyo de la comunidad después de lo ocurrido».

Hoy, Australia sigue de luto. Las heridas permanecen abiertas y el duelo apenas comienza. Y entre memoriales improvisados, funerales y llamamientos a la reflexión, el país se enfrenta a una pregunta incómoda: cómo protegerse sin renunciar a la forma de vida que lo definía. Muchos coinciden en que la respuesta marcará el rumbo del país en los próximos años.

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