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Arabia Saudí, Irán e Irak concentraron el 91 por ciento de las ejecuciones en 2024 según Amnistía Internacional

Las «Iaqmet al-Had» –las ejecuciones de la ley de Alá– son un espectáculo público habitual en Riad y en otras ciudades de Arabia Saudí, habitualmente después de la oración del viernes en la mezquita. Las decapitaciones de traficantes de droga y homicidas suelen escenificarse … en la plaza del palacio de Masmak, junto al zoco de Dira. En el argot de los medios diplomáticos es conocida como la «plaza de chop-chop» (corte de charcutería en inglés), una broma macabra para un espectáculo seguido con morbo, piedad al menos formal –al término de la ejecución es tradicional felicitar al verdugo por haber «cumplido las órdenes de Alá»– y ausencia estricta de cámaras. Una nota lacónica en el boletín televisivo de la noche da cuenta de la ejecución.
Las ejecuciones no forman parte del programa de apertura al turismo internacional, puesta en marcha hace pocos años por el ‘hombre fuerte’ de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Pero son una nota cada vez más característica de este y de otros países de la región. En su informe sobre la aplicación de la pena de muerte en 2024, Amnistía Internacional denuncia que el 91 por ciento de las 1.518 que registró, se realizaron en tres países musulmanes: Arabia Saudí, Irak e Irán.
La oenegé sospecha que el número de ejecuciones también fue muy elevado en China, pero no ha podido certificarlo. El régimen comunista, que ahora trata de presentarse como adalid de la libertad de comercio, mantiene un férreo secretismo en torno a las ejecuciones -muchas, según se sospecha, por ‘delitos de disidencia política’- y Amnistía Internacional no puede incluirlo en su relación. Pero no deja de acotar que posiblemente es el país que más aplica la pena de muerte en el mundo.

Los datos más altos desde 2015

Los datos relativos a 2024, los más altos en términos absolutos desde 2015, se corresponden, paradójicamente, con un retroceso de la pena de muerte en el mundo. Cada vez más países la prohíben en su legislación. Pero hay 15 países de mayoría musulmana, y con legislación fundada en la sharía, la ley islá mica, que la utilizan con mayor frecuencia. Normalmente por delitos de tráfico de drogas y terrorismo. Aunque en algunos casos se aplica la pena de ejecución por inconfesadas razones políticas. Amnistía señalado que algunos países utilizan la pena de muerte «con el falso pretexto de mejorar la seguridad pública o para infundir miedo entre la población».
Hace mucho que la doctrina católica desaprobó la pena de muerte, pero la doctrina islámica sigue respaldándola en muchos supuestos, también religiosos, como en el caso de la apostasía. Lo que abre un muro entre los dos mundos también en cultura política.
Irán ejecutó en 2024 a por lo menos 972 personas, algunas por delitos de disidencia política. Arabia Saudí aplicó la pena de muerte a 345 personas, el doble que el año anterior. Irak, por su parte, cuadruplicó el número de ejecuciones respecto a 2023. Estados Unidos es una excepción en el marco de Occidente: en 2024 ejecutó a 25 personas, una más que el año anterior.
China y EE.UU. utilizan la inyección letal. Los países musulmanes mantienen los métodos antiguos: la decapitación (Arabia Saudí), el ahorcamiento (Egipto, Irak, Irán, Singapur, Kuwait y Siria) y las armas de fuego (Afganistán, Corea del Norte, Omán, Somalia, Yemen, y en ocasiones China).

Publicado: abril 8, 2025, 6:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/arabia-saudi-iran-irak-concentraron-ciento-ejecuciones-20250408133945-nt.html

Las «Iaqmet al-Had» –las ejecuciones de la ley de Alá– son un espectáculo público habitual en Riad y en otras ciudades de Arabia Saudí, habitualmente después de la oración del viernes en la mezquita. Las decapitaciones de traficantes de droga y homicidas suelen escenificarse en la plaza del palacio de Masmak, junto al zoco de Dira. En el argot de los medios diplomáticos es conocida como la «plaza de chop-chop» (corte de charcutería en inglés), una broma macabra para un espectáculo seguido con morbo, piedad al menos formal –al término de la ejecución es tradicional felicitar al verdugo por haber «cumplido las órdenes de Alá»– y ausencia estricta de cámaras. Una nota lacónica en el boletín televisivo de la noche da cuenta de la ejecución.

Las ejecuciones no forman parte del programa de apertura al turismo internacional, puesta en marcha hace pocos años por el ‘hombre fuerte’ de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman. Pero son una nota cada vez más característica de este y de otros países de la región. En su informe sobre la aplicación de la pena de muerte en 2024, Amnistía Internacional denuncia que el 91 por ciento de las 1.518 que registró, se realizaron en tres países musulmanes: Arabia Saudí, Irak e Irán.

La oenegé sospecha que el número de ejecuciones también fue muy elevado en China, pero no ha podido certificarlo. El régimen comunista, que ahora trata de presentarse como adalid de la libertad de comercio, mantiene un férreo secretismo en torno a las ejecuciones -muchas, según se sospecha, por ‘delitos de disidencia política’- y Amnistía Internacional no puede incluirlo en su relación. Pero no deja de acotar que posiblemente es el país que más aplica la pena de muerte en el mundo.

Los datos más altos desde 2015

Los datos relativos a 2024, los más altos en términos absolutos desde 2015, se corresponden, paradójicamente, con un retroceso de la pena de muerte en el mundo. Cada vez más países la prohíben en su legislación. Pero hay 15 países de mayoría musulmana, y con legislación fundada en la sharía, la ley islá mica, que la utilizan con mayor frecuencia. Normalmente por delitos de tráfico de drogas y terrorismo. Aunque en algunos casos se aplica la pena de ejecución por inconfesadas razones políticas. Amnistía señalado que algunos países utilizan la pena de muerte «con el falso pretexto de mejorar la seguridad pública o para infundir miedo entre la población».

Hace mucho que la doctrina católica desaprobó la pena de muerte, pero la doctrina islámica sigue respaldándola en muchos supuestos, también religiosos, como en el caso de la apostasía. Lo que abre un muro entre los dos mundos también en cultura política.

Irán ejecutó en 2024 a por lo menos 972 personas, algunas por delitos de disidencia política. Arabia Saudí aplicó la pena de muerte a 345 personas, el doble que el año anterior. Irak, por su parte, cuadruplicó el número de ejecuciones respecto a 2023. Estados Unidos es una excepción en el marco de Occidente: en 2024 ejecutó a 25 personas, una más que el año anterior.

China y EE.UU. utilizan la inyección letal. Los países musulmanes mantienen los métodos antiguos: la decapitación (Arabia Saudí), el ahorcamiento (Egipto, Irak, Irán, Singapur, Kuwait y Siria) y las armas de fuego (Afganistán, Corea del Norte, Omán, Somalia, Yemen, y en ocasiones China).

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