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Alemania, Francia y España se dan más tiempo para desbloquear el proyecto del caza europeo FCAS

Se habían dado una fecha límite, el 18 de diciembre, para llegar a un acuerdo y desatascar el proyecto del caza europeo de sexta generación FCAS (Future Combat Air System), una inversión conjunta de 30.000 millones de euros en su primera fase … y que se espera movilice un total de 100.000 millones si es que llega a ver la luz.
Las empresas implicadas, Airbus, Indra y Dassault; no han logrado sin embargo ponerse de acuerdo en vísperas de cumplirse el ultimátum, y los ministros de Defensa de los tres países, reunidos este viernes en Berlín, se han mostrado dispuestos a ampliar el plazo.
No en vano, el fracaso del proyecto supondría una vergüenza para la industria europea y una brecha de credibilidad en la capacidad de defensa de la UE, donde se están haciendo esfuerzos titánicos en la defensa común mientras que planes como este fracasan debido a los egoísmos nacionales.

Para España, se trata del único proyecto de defensa de prestigio, en el marco del gran proceso de rearme, en el que participa su industria. «Vamos a seguir trabajando, y mantenemos nuestra postura de que el FCAS debe continuar adelante«, comentan fuentes al tanto de la reunión en Berlín, de la que no ha salido declaración ni comunicado de prensa.
Tanto el anfitrión, Boris Pistorius, como sus homólogas de Francia y España, Catherine Vautrin y Margarita Robles, han estado de acuerdo en la necesidad de mantener el contenido de la reunión en el ámbito confidencial. El alemán y la francesa ya habían mantenido este jueves una primera reunión sin España, sin grandes avances.
Dassault Aviation exige que Francia tenga un rol de liderazgo claro en el desarrollo del avión de combate, controlando áreas críticas como el sistema de vuelo y la integración del fuselaje, mientras que Alemania y España reclaman un reparto más equitativo, con acceso a tecnologías clave y participación en el diseño.
Pero no se trata tanto de una discusión entre políticos como de una disputa entre una adinerada familia de magnates industriales y un enorme sindicato alemán, dos culturas económicas diferentes que durante años ha impedido el acuerdo en la división del trabajo y la gestión industrial entre las empresas implicadas, en particular entre el grupo francés Dassault y Airbus.
La tensión ha llegado a tal nivel que el poderoso sindicato alemán IG Metall ha exigido la retirada de Dassault Aviation. Jürgen Kerner, subdirector de IG Metall, ha expuesto esta posición en una carta a los ministros alemanes de Defensa y de Finanzas. Aunque una decisión de ese tipo probablemente requeriría una intervención política de alto nivel, el sindicato subraya que en las actuales condiciones resulta «imposible» seguir.
La patronal ​metalúrgica francesa, cuyo presidente es el CEO de Dassault, Éric ​Trappier, ha respondido afirmando que no puede aceptar que se excluyan los intereses industriales de Francia. Pero Kerner ha sugerido llamar a otras empresas francesas que mantendrían la internacionalidad del proyecto en lugar de Dassault.
El director ejecutivo de Airbus, Guillaume Faury, se ha limitado por su parte a informar que aún no se ha acordado las modalidades de cooperación definitivas. Pero en Berlín ha trascendido que el enfado con los franceses es «considerable». Tanto la directiva de Airbus, con sede en Baviera, como el relator de Fuerza Aérea en el Comité de Defensa del Bundestag, Volker Mayer-Lay, están presionando por un cambio de socio y apuntan al sueco Saab, una nueva constelación en la que la participación española quedaría por diseñar. Berlín sopesa también abandonar el proyecto FCAS y una posible incorporación al proyecto italiano GCAP.
Nadie se resigna, sin embargo, a dar completamente por perdido el proyecto. En las últimas semanas, se han mantenido conversaciones entre los responsables de Dassault y Airbus. También en el ámbito militar se ha llegado a un acuerdo sobre los requisitos operativos para los aviones de combate.
En Berlín se ha decidido este viernes que la próxima semana continuarán las reuniones entre las empresas, que manejan varios escenarios posibles. De seguir trabajando juntas, la revisión de lo proyectado podría pasar por centrarse en la nube de combate y dejar que cada país busque, por su cuenta, su futuro avión de combate de sexta generación, que debería entrar en servicio en 2040.

Publicado: diciembre 12, 2025, 11:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/alemania-francia-espana-conceden-tiempo-avion-combate-20251212141326-nt.html

Se habían dado una fecha límite, el 18 de diciembre, para llegar a un acuerdo y desatascar el proyecto del caza europeo de sexta generación FCAS (Future Combat Air System), una inversión conjunta de 30.000 millones de euros en su primera fase y que se espera movilice un total de 100.000 millones si es que llega a ver la luz.

Las empresas implicadas, Airbus, Indra y Dassault; no han logrado sin embargo ponerse de acuerdo en vísperas de cumplirse el ultimátum, y los ministros de Defensa de los tres países, reunidos este viernes en Berlín, se han mostrado dispuestos a ampliar el plazo.

No en vano, el fracaso del proyecto supondría una vergüenza para la industria europea y una brecha de credibilidad en la capacidad de defensa de la UE, donde se están haciendo esfuerzos titánicos en la defensa común mientras que planes como este fracasan debido a los egoísmos nacionales.

Para España, se trata del único proyecto de defensa de prestigio, en el marco del gran proceso de rearme, en el que participa su industria. «Vamos a seguir trabajando, y mantenemos nuestra postura de que el FCAS debe continuar adelante«, comentan fuentes al tanto de la reunión en Berlín, de la que no ha salido declaración ni comunicado de prensa.

Tanto el anfitrión, Boris Pistorius, como sus homólogas de Francia y España, Catherine Vautrin y Margarita Robles, han estado de acuerdo en la necesidad de mantener el contenido de la reunión en el ámbito confidencial. El alemán y la francesa ya habían mantenido este jueves una primera reunión sin España, sin grandes avances.

Dassault Aviation exige que Francia tenga un rol de liderazgo claro en el desarrollo del avión de combate, controlando áreas críticas como el sistema de vuelo y la integración del fuselaje, mientras que Alemania y España reclaman un reparto más equitativo, con acceso a tecnologías clave y participación en el diseño.

Pero no se trata tanto de una discusión entre políticos como de una disputa entre una adinerada familia de magnates industriales y un enorme sindicato alemán, dos culturas económicas diferentes que durante años ha impedido el acuerdo en la división del trabajo y la gestión industrial entre las empresas implicadas, en particular entre el grupo francés Dassault y Airbus.

La tensión ha llegado a tal nivel que el poderoso sindicato alemán IG Metall ha exigido la retirada de Dassault Aviation. Jürgen Kerner, subdirector de IG Metall, ha expuesto esta posición en una carta a los ministros alemanes de Defensa y de Finanzas. Aunque una decisión de ese tipo probablemente requeriría una intervención política de alto nivel, el sindicato subraya que en las actuales condiciones resulta «imposible» seguir.

La patronal ​metalúrgica francesa, cuyo presidente es el CEO de Dassault, Éric ​Trappier, ha respondido afirmando que no puede aceptar que se excluyan los intereses industriales de Francia. Pero Kerner ha sugerido llamar a otras empresas francesas que mantendrían la internacionalidad del proyecto en lugar de Dassault.

El director ejecutivo de Airbus, Guillaume Faury, se ha limitado por su parte a informar que aún no se ha acordado las modalidades de cooperación definitivas. Pero en Berlín ha trascendido que el enfado con los franceses es «considerable». Tanto la directiva de Airbus, con sede en Baviera, como el relator de Fuerza Aérea en el Comité de Defensa del Bundestag, Volker Mayer-Lay, están presionando por un cambio de socio y apuntan al sueco Saab, una nueva constelación en la que la participación española quedaría por diseñar. Berlín sopesa también abandonar el proyecto FCAS y una posible incorporación al proyecto italiano GCAP.

Nadie se resigna, sin embargo, a dar completamente por perdido el proyecto. En las últimas semanas, se han mantenido conversaciones entre los responsables de Dassault y Airbus. También en el ámbito militar se ha llegado a un acuerdo sobre los requisitos operativos para los aviones de combate.

En Berlín se ha decidido este viernes que la próxima semana continuarán las reuniones entre las empresas, que manejan varios escenarios posibles. De seguir trabajando juntas, la revisión de lo proyectado podría pasar por centrarse en la nube de combate y dejar que cada país busque, por su cuenta, su futuro avión de combate de sexta generación, que debería entrar en servicio en 2040.

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