Publicado: octubre 9, 2025, 8:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/agentes-secretos-orban-estado-espiando-funcionarios-europeos-20251009151723-nt.html
«Era un hombre encantador, siempre dispuesto a ayudar y muy mediterráneo, constantemente de buen humor», describe la funcionaria de la Comisión Europea que terminó denunciando al espía húngaro. No tenía motivos para dudar de él, puesto que trabajaba en la oficina de representación húngara … en Bruselas, como consta en su contrato y acreditación del Departamento de Política de Cohesión durante 2015 hasta 2017. Sin embargo, se trataba en realidad de un agente del servicio de inteligencia exterior húngaro Információs Hivatal (IH).
Coincidía con ella o la invitaba expresamente a cafés o comidas en las que la conversación derivaba hacia asuntos laborales y, en más de una ocasión, ella aclaró que prefería no seguir hablando del tema por motivos de confidencialidad. Tras varios intentos fallidos con esta estrategia, él intentó reclutarla, sugiriendo que habría pagos suculentos por la información.
Después de la denuncia fue detenido y enviado a Budapest, pero el caso ha terminado sobre el escritorio de un periodista del medio de investigación húngaro ‘Direkt 36’, que ha ampliado sus pesquisas en asociación con varios medios europeos más: ‘Der Standard’ de Austria, el diario belga ‘De Tijd’, el húngaro ‘Direkt36’ y el alemán ‘Der Spiegel’.
El alcance del expediente es evidente: el jefe de este agente disfrazado de diplomático era el entonces embajador húngaro ante la UE, Olivér Várhelyi, actualmente y desde 2019 comisario europeo de Vecindad y Ampliación, sobre el que recae la responsabilidad del «espionaje entre amigos».
Fue la excanciller alemana la que acuñó ese término, que Europa entera calificó de «inaceptable», cuando supo que la Agencia Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) había tenido pinchado su teléfono móvil. El trabajo de los diplomáticos está regulado por la «Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas» y permite las conversaciones confidenciales con el objetivo de recabar información sensible, pero «supone una violación pagar dinero a cambio de información u otorgar cualquier tipo de contratos con el fin de obtenerla», aclara el exfuncionario de la inteligencia alemana BND y exjefe de la agencia de coordinación de inteligencia de la UE, Gerhard Conrad.
Según esta investigación periodística internacional, el agente húngaro no sólo ofreció contraprestaciones monetarias a cambio de información, sino que está probado que al menos en varios casos se produjo efectivamente el intercambio. Los pagos no se efectuaban a través del IH, sino que corrían a cargo de diversos ministerios del Gobierno húngaro, con facturas de trabajo de consultoría no realizados.
La investigación ha identificado a otros dos agentes húngaros que han estado realizando esa misma labor de reclutamiento en Bruselas y que amenazaban incluso con consecuencias sobre su seguridad a quienes rechazaban su propuesta. En determinados momentos de gran presión política, la urgencia por obtener información ha llevado a los responsables del aparato de Orbán a exigir, desde Budapest, comunicaciones con estos agentes a través de dispositivos convencionales, ajenos a la red de comunicaciones seguras. La investigación estaba ya en marcha y fue posible así identificarlos.
Los agentes húngaros en Bruselas no se han estado interesando solamente en asuntos de la Comisión Europea y otras instituciones comunitarias, como la marcha o el número de apoyos a determinados proyectos de la Presidencia, sino también sobre todo tipo de chismes sobre la vida privada y familiar de funcionarios cercanos a Ursula von der Leyen.
Han estado además tratando de promover a funcionarios húngaros a puestos importantes dentro de la UE y no parece un dislate pensar que estos funcionarios terminarían a su vez reclutando más informantes con los que tapar agujeros en la red informativa húngara. Hungría forma parte de la cooperación en materia de inteligencia dentro de la UE. Es común que los estados aliados se abstengan de espiarse mutuamente a cambio de intercambiar información se sus servicios de inteligencia.
En el caso de Hungría, sin embargo, el país es considerado un socio con lealtades divididas. «En algunos estados del antiguo Pacto de Varsovia, el legado social, político y, a veces, del servicio secreto soviético siempre se nota», explican fuentes del BND alemán, y dado que Viktor Orbán se ufana de su relación privilegiada con Putin, las inteligencias occidentales son recelosas a compartir información con él, por el temor a que la información termine tarde o temprano en el Kremlin.
El hecho de que los agentes de Orbán hayan estado espiando a funcionarios de la UE refleja, por otra parte, cuán hostil es la relación de Hungría con los socios europeos. Durante más de una década, el primer ministro húngaro se ha presentado como un agitador entre los 27 jefes de Estado, boicoteando proyectos europeos a cambio del desbloqueo de fondos e impulsando un curso antiliberal como alternativa a los valores comunitarios.
Las instituciones húngaras deberán esclarecer ahora si este espionaje con medios públicos ha servido al Estado húngaro o a la agenda del Gobierno de Orbán, que podría haber estado instrumentalizando el IH el servicio para sus intereses personales.
Según desvelaron también Tijd y Direkt36 en diciembre, el servicio secreto húngaro supervisó a los investigadores de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), sobre la que funcionarios de la UE debían investigar acusaciones de corrupción contra una empresa propiedad del yerno de Viktor Orbán, adjudicatoria de contratos públicos.