Publicado: noviembre 25, 2025, 5:45 am
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Este martes se cumplen cincuenta años del 25 de noviembre de 1975, la fecha que puso fin al PREC –Periodo Revolucionario En Curso»– y que continúa dividiendo a la política portuguesa. Si para unos es un momento decisivo que evitó que Portugal derivara hacia … una guerra civil, para otros se trata de un episodio secundario que nunca debería equipararse al 25 de abril de 1974, día de la Revolución de los Claveles.
El Gobierno conservador sostiene que es fundamental recordar este aniversario porque, según afirma el ministro de Defensa, Nuno Melo, permitió «consolidar la democracia y evitar que el país cayera en la guerra civil». El Ejecutivo organizó varios actos conmemorativos y una exposición en el Museo de la Marinha con documentos inéditos de aquel año y medio de convulsión política y militar. «Muchas personas que nacieron después no tienen memoria vivida de lo que ocurrió», señaló Melo al inaugurar la muestra.
En cambio, el Partido Comunista Portugués ha decidido no participar en ninguna ceremonia oficial. Rechazan frontalmente que el 25 de noviembre pueda colocarse al mismo nivel que el 25 de abril, la fecha histórica que puso fin a casi medio siglo de dictadura salazarista, abrió el camino a la descolonización en África y devolvió la libertad a Portugal. Para el PCP, la comparación supone «diluir la importancia fundacional» de la Revolución de los Claveles.
La división política se refleja también en el discurso del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quien ha manifestado dudas sobre el formato militar previsto para celebrar la efeméride en la Plaza del Comercio, calificándolo de «regreso al pasado». El propio concepto de conmemoración está en entredicho: mientras la derecha defiende recordarlo como una fecha clave de estabilidad, la izquierda insiste en que no debe festejarse un día que, según ellos, «divide más de lo que une».
Pese a las discrepancias actuales, los historiadores coinciden en que el periodo comprendido entre abril de 1974 y noviembre de 1975 fue uno de los más turbulentos del país. Fue una época marcada por tensiones ideológicas, nacionalizaciones masivas, reforma agraria y una sucesión de golpes y contragolpes militares. En el llamado ‘Verano Caliente’ de 1975 se multiplicaron los ataques; «incluso la Embajada de España en Lisboa fue objeto de un atentado», recuerda Nuno Melo.
El 25 de noviembre quedó fijado en la memoria colectiva como el día en que los militares moderados frenaron lo que consideraban un posible golpe de extrema izquierda. Esa tesis sigue siendo rechazada por la denominada «izquierda militar», que resultó derrotada y sostiene que la amenaza nunca existió.
El fotoperiodista João Marques Valentim recuerda que no durmió en la noche del 24 al 25 de noviembre. Estaba con los agricultores, retenido en Rio Maior, en la carretera entre Oporto y Lisboa, que permanecía cortada. Cuando alrededor de las cinco de la madrugada se reabrieron las comunicaciones, se dirigió a la capital y fue fotografiando los acontecimientos para el periódico de la época ‘A Luta’. «Vi la columna de militares liderada por el capitán Salgueiro Maia en la carretera de Santarém. Después, los vehículos militares en la plaza del Rossio. Por último me dirigí al Palacio de Belém, donde presencié el ataque al cuartel de la Policía Militar, en el que hubo heridos y algún muerto», recuerda el fotógrafo.
Manifestación organizada por el Partido Socialista junto al cuartel de los Comandos de Amadora, en la primera foto. En la segunda imagen, comandos del Cuartel de Amadora comandados por el general Ramalho Eanes. En la tercera foto, el general Ramalho Eanes, la tarde de 25 de noviembre de 1975 hablando a los periodistas diciendo que todo estaba bajo control en el Palacio de Belém
Los hechos se desencadenaron cuando las unidades de paracaidistas se sublevaron en protesta por la amenaza de disolución de su regimiento. Ocuparon varias bases aéreas, lo que sirvió de justificación para activar el dispositivo militar que los moderados llevaban meses preparando. El operativo, dirigido por el entonces teniente coronel Ramalho Eanes, sofocó la insurrección. Aquella tarde se decretó el Estado de sitio en Lisboa, algo inédito en la historia portuguesa contemporánea.
50º aniversario
Con ocasión del 50º aniversario de la fecha, el Ministerio de Defensa ha preparado un documental con archivos históricos proporcionados por la televisión lusa RTP, en el que se incluye una entrevista con Ramalho Eanes, uno de los protagonistas del episodio y que más tarde sería elegido presidente de Portugal. En su testimonio, Eanes afirma que «existían dos grupos –uno radical y revolucionario, y otro moderado– y, aunque hubo varias conversaciones, quedó claro que no había conciliación posible». Según él, el clima de inseguridad era tal que «la mayoría de los ciudadanos portugueses solo querían que se restableciera el orden», convencidos de que un triunfo radical podía «poner en riesgo la libertad y la democracia prometidas por abril».
La inauguración este domingo de la Exposición del 25 de abril al 25 de noviembre en el museo del Ejército, con la presencia del ministro de Defensa, Nuno Melo
Las conmemoraciones oficiales culminan este martes con una sesión solemne en el Parlamento portugués, donde la derecha ha insistido en que la decoración floral sea equivalente a la del 25 de abril, pero sustituyendo los tradicionales claveles rojos por rosas blancas. Para los partidos conservadores, esta fecha merece un reconocimiento similar porque, en palabras de Melo, «salvó a Portugal de una posible guerra civil». La izquierda, sin embargo, mantiene que la comparación es «inaceptable» y que el 25 de noviembre no puede ocupar el mismo lugar simbólico que la Revolución de los Claveles.
Por ahora, el 25 de noviembre no es festivo nacional –a diferencia del 25 de abril–, pero la discusión sobre si debe convertirse en una fecha oficial o incluso en un nuevo día nacional de celebración sigue abierta medio siglo después.
