Es común escuchar a las personas decir que sufren de estrés por el ambiente laboral en el que se desenvuelven a diario, de hecho, varios factores como la carga de trabajo, remuneración salarial y estado emocional, hacen parte de lo que se denomina estrés laboral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como la “reacción que puede tener el individuo ante exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos, gustos y aptitudes, y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación”. En Colombia, gracias a un estudio de la firma Regus, se puede afirmar que existe un 38 % de trabajadores que lo padecen, y al compararlo con países como Chile y México, las cifras son similares.
En Chile, un 80% de personas viven con ello, así lo evidenció el estudio “Termómetro de la salud mental” de Cetep; mientras que en México la cifra oscila entre el 40 % y 43 %, según la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
Con cada nueva generación que ingresa en el mercado de trabajo, las expectativas y demandas cambian dentro del sector laboral, por eso la importancia del papel que juegan los líderes al interior de las organizaciones, pues son quienes tienen la capacidad de guiar a su equipo de trabajo para proporcionarles un ambiente sano y de bienestar.
“El lugar de trabajo ha cambiado drásticamente durante la última década y continuará cambiando a medida que surjan nuevas tecnologías y una nueva generación de mentes millennials entre en la fuerza de trabajo,” afirma Ana López, directora de Recursos Humanos para Dow Latinoamérica.
Para entender cómo manejar altos niveles de estrés, o saber cuándo una persona está estresada, es indispensable conocerse a sí mismo y el trabajo que conlleva el cargo que está desempeñando, es decir, saber en qué momento de la carrera profesional se encuentra y cuáles son las proyecciones que están al alcance. “Nosotros tenemos claro que la empresa son las personas, y por ello, nuestra meta es conocer a cada una de ellas y proporcionar canales de comunicación efectivos de doble vía donde prime la confianza para entender los intereses y expectativas”, López.
Sumado a una buena comunicación interna entre trabajador y jefe, la figura del líder representa un catalizador de estrés muy fuerte, pues esta persona cuenta con todo un proceso de aprendizaje que le permite orientar a su equipo y brindar consejos como priorización de tareas, manejo de agenda, aprender a ser efectivo, entre otras.