Por: Federico Gomez Schumacher, director general de PayPal Hispanoamérica
En la escuela aprendimos la importancia de la primera revolución industrial, iniciada en el siglo 18 y cómo la máquina de vapor ayudó a transformar las economías agrícolas en economías industriales mediante la mecanización de las fábricas textiles y de las minas de carbón. Ese proceso se le conoce como la primera revolución industrial.
La segunda revolución industrial ocurrió desde mediados del siglo 19 y consistió en el desarrollo de las fuentes de combustible, el desarrollo del transporte, de la comunicación y el surgimiento de innovaciones tecnológicas para mecanizar la producción con la ayuda de la electricidad. Ya con la tercera revolución industrial, no hay que recurrir tanto a los libros de historia, pues su desarrollo es reciente, a partir del 1970, con la llegada de la Internet, la tecnología de la inteligencia, la automatización y el desarrollo de la energía renovable.
Justo ahora somos parte de la cuarta revolución industrial* conocida también como Industria 4.0.
La sociedad inteligente y los trabajadores tecnológicos son parte de esta revolución que consiste en digitalizar los procesos productivos de las industrias para hacerlos más rápidos y eficientes mediante la implantación de tecnología inteligente. Esta cuarta revolución industrial apenas da sus primeros pasos, pero a largo plazo propone la interconexión de las máquinas a través del Internet, de ahí el término “el Internet de las cosas”. Las máquinas y los trabajadores estarán conectados creando un proceso de fabricación o de servicios más flexible, eficiente en recursos y personalizado. Se trata de fábricas inteligentes y automatizadas, en las que la fuerza del conocimiento de la máquina sustituirá a la fuerza del conocimiento del hombre.
También se desarrollará al máximo la realidad virtual, que será útil para adiestrar trabajadores sin tener que detener máquinas o líneas de producción y para realizar simulaciones de diseño de nuevos productos.
Se vislumbran cambios en todos los órdenes, desde trabajadores actualizados tecnológicamente hasta nuevas estrategias de hacer negocios. Una encuesta* realizada por la empresa PwC*, especializada en fintech y digitalización, incluyó a más de 2 mil empresas en 26 países, 32 de ellas en Brasil, y concluyó que los líderes del sector industrial en el mundo planifican invertir para el 2020 el 5 por ciento de sus ingresos anuales en la digitalización de las funciones esenciales de las cadenas vertical y horizontal de sus empresas, lo que equivale a $907 mil millones de dólares. En Brasil, sólo el 9 por ciento de las empresas se clasifican como avanzadas en niveles de digitalización, pero apuestan a un avance acelerado en esa área en los próximos tres años para llegar al 70 por ciento.
Mientras, la empresa Logicalis*, especializada en transformación digital internacional, destaca que todo lo relacionado con sensores, computación en las nubes, inteligencia artificial, robótica avanzada, realidad virtual, fabricación digital, impresión 3D, medios de captura sofisticados y análisis de datos, dispositivos inteligentes, “software como un servicio” y plataformas y aplicaciones gestionadas por algoritmos, es parte de esta cuarta revolución industrial.
Puede que no nos percatemos a simple vista, pero estamos en pleno proceso de innovación, entrando en el mundo de las industrias y empresas interconectadas con inteligencia tecnológica que cambiará la manera de hacer negocios.