“Esta agroindustria avanza rápidamente para superar los dos millones de toneladas anuales de aceite de palma”, dice Jens Mesa Dishington, director de Fedepalma, el gremio de una actividad que, en los primeros once meses de 2017, registró un aumento en la producción del 42% frente a 2016, alcanzando 1’600.000 toneladas.
Y es que las noticias para los bienes agrícolas han sido positivas en materia de exportaciones en el primer bimestre del 2018, con un crecimiento del 17% y un total de US$1.299,8 millones, mientras que en el mismo bimestre del 2017 aumentaron solo 3,4%, con US$1.104 millones.
“Estas cifras dan cuenta de que el sector palmero colombiano continúa consolidándose como uno de los líderes en el ámbito agropecuario, pues esta dinámica se ha sustentado en una base empresarial con altas condiciones de formalidad, contribuyendo así no solo al desarrollo económico sino también al social y a la sostenibilidad ambiental”, dice Dishington.
Aunque el balance en 2017 fue positivo y ha tenido buen resultado en lo corrido del 2018, el sector enfrenta importantes retos. Estos están asociados con mejorar la productividad, en especial en cuanto al cierre de brechas tecnológicas entre productores y posicionar los aceites de palma frente a los consumidores, como un producto versátil con amplios beneficios.