Actualmente, hay pocos avances en cuanto a generación o capacidad instalada de energía renovable. Hay progreso en proyectos a construir, pero no en ejecución. Uno de los logros relevantes hasta ahora, ha sido la última planta solar construída por Celsia en el Valle del Cauca, de 9,8 megabytes y lo que ha venido existiendo desde hace algunos años, en materia de biomasa y energía eólica en el Parque Eólico Jepírachi, que existe en la Guajira desde 2004.
“En materia de capacidad instalada, realmente no hay mucho. En cuanto a proyectos de energía eólica y energía solar y sin contar biomasa, estos entrarían más o menos hacia el 2021 en operación y eso va de la mano con la construcción de las nuevas redes electricas que la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) concesionó o adjundicó a ISA para que construyera y poder brindarle la transmisión a esos proyectos”, dice Nicolás Arboleda, asociado sénior del Área de Recursos Naturales de Norton Rose Fulbright Colombia.
El país tiene una variedad de oportunidades para el desarrollo de este tipo de energía, hay empresas interesadas en el potencial energético del país, dado que la política del Gobierno ha sido implementar estas tecnologías para suplir la deficiencia energética que se vivió durante el fenómeno del niño del 2015/2016.
Las oportunidades van desde transmisión y distribución de energía para conectar zonas no interconectadas, como también proyectos de construcción, financiación de plantas eólicas a lo largo y ancho del país, porque, aunque hay proyectos de esta materia concentrados en la Guajira, el potencial está en todo el país
“En proyectos más pequeños hay empresas que se está dedicando a la instalación de paneles solares para hogares e industria de forma comercial o residencial y eso es otro nicho de mercado bastante más pequeño, pero sin duda alguna, está generando también muchísimo interés de parte de los inversionistas”, agrega Arboleda.’
El tema de energías renovables ha llamado la atención de todos los posibles inversionistas, y empresas nacionales que buscan entrar a esta nueva manera de cuidar el planeta. Este interés no solo es de compañías que están dispuestas a ser promotoras, también hay propuestas internacionales que consideran la posibilidad de hacer inversiones o suministrar equipos como paneles solares.
“Hemos contactado empresas que tienen la intención de financiar este tipo de proyectos. Así que el interés sin duda está, realmente lo que toca es que los proyectos que están planeados se vayan materializando”, dice Leopoldo Olavarría, socio Líder del Área de Energía para Latinoamérica de Norton Rose Fulbright Colombia.
Entre los principales obstáculos, primero hay que recordar que Colombia es el penúltimo país en desarrollar este tipo de energías, lo cual ha llevado a que la regulación llegue tarde. Además, el país tiene la falencia de contar con zonas interconetadas y otras no interconectadas, estas segundas se convierten en un gran desafío, porque llegar allí es más complejo.
“Tratar de impulsar este tipo de proyectos en la Colombia no interconectada se hace muy difícil por un tema de costos y de densidad poblacional. Un gran proyecto eólico o solar no sería posible llevarlo a las zonas no interconectadas si no hubiera un cierre financiero, apoyo o un subsidio gubernamental, este es un gran obstáculo”, agrega Efraín Peña, asociado sénior, líder del Área Ambiental de la misma compañía.
Los Acuerdos de París permiten que Colombia se proyecte y tenga tiempo adicional para implementar sus proyectos de energías no covencionales. Entre los acuerdos a los que llegó el país con base en ese tratado, es reducir al 20% las emisiones de CO2 para el 2030, este es un gran reto, pero al menos traza una ruta de ejecución a ese año para avanzar.
Lugares como la Guajira, que tiene un gran potencial eólico y solar, son las oportunidades que se tienen, pero su mayor obtáculo es que no cuenta con líneas de transmisión que lleven esa energía al sistema interconectado nacional. Así mismo sucede con el llano, que cuenta con un importante potencial, pero tampoco hay líneas de transmisión. Se podrían seguir mencionando zonas importantes que son promesa en este proyecto pero que no cuentan con la infraestructura.
Sin embargo, Peña insiste en que los obstáculos también son oportunidades, y estos son un llamado para “ponernos al día con lo que ya llevamos rezagado y sobretodo por poder empezar a tratar de reducir las emisiones de nuestra matriz energética. Para 2030 vamos a tener que reducirlas al 20% con sopena de sanciones. Entonces ese puede ser el mayor incentivo”, concluye