Por Ilana Goldenstein
“Somos un Gobierno que escucha. La comunidad que se ha manifestado de manera legítima es la sociedad que nos ayuda a construir”, explicó el presidente Iván Duque al anunciar que, a partir de la próxima semana, dará inicio a una “conversación nacional”, que fortalezca la agenda vigente de política social.
Sin embargo, el anuncio estuvo acompañado de una drástica medida que no se adoptaba desde el paro nacional de 1977 que enfrentó el entonces primer mandatario Alfonso López Michelsen: el toque de queda en toda la ciudad entre 9 de la noche y 6 de la mañana.
En una jornada de viernes matizada por actos vandálicos, especialmente en el sur de la ciudad y en la que fueron capturadas 146 personas, principalmente “por fabricación y tráfico de armas, violencia contra servidores públicos, la obstrucción de las vías y el daño en bien ajeno”, Duque dijo que como Comandante Supremo de las Fuerzas Militares y de Policía le pidió al alcalde, Enrique Peñalosa, decretar la medida.
“He dado instrucciones a los ministerios de Justicia y de Defensa, para que, de manera coordinada con la Fiscalía General de la Nación y los jueces de la República, desplieguen todas las acciones necesarias para judicializar y no dejar en la impunidad a los delincuentes que afectaron y están afectando la tranquilidad de la ciudadanía”.
Los anuncios despertaron elogios y críticas de diversos sectores políticos y sociales, en una jornada en la que se desató, a través de WhatsApp y las redes sociales, una oleada de rumores de falsos asaltos y robos en conjuntos residenciales en toda que la ciudad, lo que generó la paranoia y el pánico en algunos momentos, tal como había sucedido el jueves en Cali.
“Informo a los ciudadanos que hay una campaña orquestada para crear terror en residentes de apartamentos en relación con el ingreso de vándalos a robar”, explicó el alcalde Peñalosa. “Invito a los ciudadanos a la tranquilidad esta noche. Hay miles de rumores y noticias falsas circulando. Hay tranquilidad total en casi toda la ciudad. Estamos revisando y actuando donde no es así”.
La jornada fue aprovechada para sacarle réditos políticos por dirigentes como el senador Gustavo Petro, quien invitó a mantener las protestas y los cacerolazos que espontáneamente se habían producido el jueves y se repitieron -en menor escala- el viernes.
El hecho fue denunciado por el gobierno e incluso por los sindicatos que estuvieron detrás de la convocatoria del paro nacional, el 21 de noviembre.
“El paro terminó a las 00:00 horas y, consecuencialmente, hoy tiene que volver a la normalidad. Nada de oportunismos politiqueros. Me refiero a los trinos del senador Gustavo Petro invitando a focos de resistencia y cabildos populares”, dijo Julio Roberto Gómez, presidente de la Confederación General del Trabajo, CGT.
El dirigente gremial explicó que hay una agenda definida para abrir espacios para la concertación social y que, por lo tanto, “no se trata de anarquizar ni de incendiar al país”.
Refiriéndose a los actos vandálicos en algunos sectores de la ciudad, señaló que hay que marginar a los violentos porque “sus acciones riñen con la majestuosidad con las manifestaciones”.