El primer sistema de verificación de edad en internet fracasa: «La app española tampoco funcionará»
07/08/2025 a las 06:23h.
En varios países europeos los gobiernos están desarrollando sistemas de verificación de mayoría de edad para el acceso a contenidos para adultos en internet, pasaportes digitales que serán necesarios para poder acceder a contenido adulto. En España, el gobierno presentó en estas fechas el pasado año la bautizada como Cartera Digital Beta (pero conocido en internet como el pajaporte), una aplicación que permite acceder 30 veces a sitios de contenido adulto cada 30 días, aunque puede renovarse si se necesitan más visitas.
José Luis Escrivá, entonces ministro de Transformación Digital, llegó a señalar que la herramienta no se podrá hackear y que el Ejecutivo no sabrá bajo ninguna circunstancia quiénes son los usuarios que la emplean para acceder a plataformas de contenido para adultos. Sin embargo, expertos en ciberseguridad consultados por ABC ya dejaron claro en su momento que el sistema tenía fisuras, una crítica que vuelve a cobrar fuerza ahora que el modelo británico, similar en su enfoque, ha demostrado ser ineficaz.
«Pretenden que el uso sea anónimo, pero anónimo está claro que no va a ser —explica Antonio Fernandes, experto en ciberseguridad de la Guardia Civil—. En cuanto se contacta con su servidor, ya nos identifican mediante la clave pública. Si el Gobierno quiere, podrá saber quién usa la app». Y añade: «Pasa lo mismo que en Reino Unido: aseguran que eliminan los datos biométricos tras la verificación, pero no hay forma de comprobarlo. Si hay una filtración, tu rostro podría acabar en el mercado negro de datos sensibles».
Como se ha visto en Reino Unido, estos sistemas obligan a revelar el rostro, los datos personales o a permitir que operadoras y bancos certifiquen a una web pornográfica que el usuario es mayor de edad. Eso implica, según los expertos, un coste elevado en términos de privacidad. En España, al menos, los datos están gestionados por el Gobierno y no por empresas privadas, como ocurre en el modelo británico. Aun así, sigue siendo una cuestión que inquieta a los expertos.