Por Gonzalo Gómez Betancourt**
¿Qué porcentaje de ROE se debería exigir a los administradores? La respuesta no es sencilla, el problema se agudiza por que en los últimos años y meses ha bajado el ROE (retorno sobre el patrimonio), debido a la pandemia, a la increíble devaluación del peso frente al dólar y al riesgo país que se disparó por los temas políticos y sociales. Pero como base para una adecuada comparación aparece otro indicador que es el crecimiento patrimonial a partir del valor de mercado de la firma.
Esta semana tuve la oportunidad de hacer una reunión de continuidad de trabajo con una familia empresaria sobre su estrategia patrimonial para los próximo cinco años, y por supuesto, para poder hacer una adecuada definición y seguimiento, era necesario establecer el indicador de gestión básico para compararnos con el mercado, así saber si nuestra organización lo está haciendo bien o no. Sin embargo, pese a todas las dificultades que tienen los indicadores, en este caso por los temas de endeudamiento, y las políticas contables, nosotros continuamos la tradición de ver el ROE como el indicador base.
Entonces, gracias a las bases de datos públicas que tiene la superintendencia de sociedades, nos dimos a la tarea de analizar a la competencia más cercana de la empresa, empezamos a mirar diferentes datos como: ventas, utilidades, activos, pasivos, patrimonio, y con ello el ROE (Rentabilidad del patrimonio), el ROA (Rentabilidad del activo), el ROS (Rentabilidad sobre ventas), y el Indicador de endeudamiento (Pasivo total/Activo total), pudimos hacer una gráfica comparativa de todos los competidores y establecer un ROE sectorial o de su grupo estratégico que en promedio fue del 10% para el año 2020. Fue desalentador el análisis porque nos dimos cuenta que estábamos por debajo del sector en varios puntos porcentuales (casi 5%); con una diferencia tan marcada empezamos a cuestionar si los datos eran reales. Por lo tanto, decidimos hacer el mismo análisis pero longitudinal, es decir, con al menos cinco años de información, y la respuesta fue similar el ROE sectorial fue del 15% y la firma estaba en el 10%. La pregunta fue obvia, ¿por qué los demás actores del sector o grupo estratégico están obteniendo mejores rentabilidades que nosotros? Pues la respuesta es obvia, porque sus administradores son más eficientes, nosotros no les exigimos lo suficiente a los administradores porque sus sistemas de compensación no se basan en este indicador.
La discusión fue más allá, ¿será que el patrimonio familiar, si está siendo rentable? Uno de los miembros de la familia decía con mucha contundencia, que la devaluación del peso, hacía que la poca rentabilidad obtenida en esos cinco años se esfumara y que, por lo tanto, el patrimonio estuviera decreciendo, ¿Qué sentido tenía ser empresario con todos los riesgos que conlleva si no se tenía una rentabilidad mínima?, ¿por qué no invertir ese dinero en la bolsa de Nueva York? Según el profesor Jeremy Siegel en su libro “Stocks for the long run”comprar ese índice de bolsa de valores ha crecido en dólares a una tasa del 6,6% en dólares en el periodo de 1802 al 2012. Ese miembro de familia insistía que esa tasa del 6,6% era para compañía que no están en un país de alto riesgo, como el nuestro y que se le debía sumar a esa tasa el riesgo país Colombia o EMBI (Emergin Margin Bonds Index), esto significa que los mayores rendimientos en bonos se deben a la compensación del riesgo medido como la probabilidad de incumplimiento, para Colombia este índice está actualmente en el 2,73%, eso significa que deberíamos tener un crecimiento mínimo del 9,33%, él pensaba que si su empresas solo iba a dar la media del mercado, era mejor comprar el índice y quitarse todo los riesgos para vivir más tranquilo. Él esperaba que sus ejecutivos generaran más, y solicitó que el límite inferior fuera del 10% en USD y que su expectativa se centraba más en el 12%.
Ahora bien, la discusión fue muy profunda porque obviamente el indicador del ROE que tenemos, versus los indicadores de rentabilidad de la bolsa tienen diferentes bases. La base del mercado de valores, es el valor de mercado de las acciones vs. el ROE que no tiene incluido el valor real del patrimonio. Para lo cuál tuvimos que entrar a valorar la empresa ver la utilidad sobre el valor de mercado, lo que dejó aún más aburridos a los miembros de esta familia, pues la diferencia era mucho más marcada.
Finalmente, después de mucha discusión la idea era hacer comparables las cifras entre lo que podíamos saber del mercado de valores tradicional y las cifras empresariales, y para ello preferimos utilizar el indicador “crecimiento patrimonial basado en la valoración de mercado de la empresa”. Con base en esos números nos dimos cuenta que llevábamos muchos años sin exigirle a la administración dicha comparación, no solo del mercado nacional sino del internacional, y que era función de todos los administradores buscar la estrategia adecuada para estar por encima de la media de un índice como es el S&P para justificar correr los riesgos empresariales.
Para finalizar, no es ningún secreto que la literatura sobre dirección de empresas ha sido muy clara desde hace mucho tiempo, desde la planeación estratégica, que incorpora el análisis de competidores, el análisis del entorno, nos debe arrojar unos indicadores claros y alcanzables a partir de la comparación con otros actores, ahora bien si esa estrategia no está alineada a una estructura de responsabilidades y a unos sistemas de dirección como los de compensación y evaluación, pues no alcanzaremos a la ejecución de la estrategia. No hacer esta tarea generará como resultado que perdamos competitividad y valor de nuestro patrimonio familiar. Los invito a ir un paso más allá de la gestión de empresas, los invito a ser exigentes con su patrimonio, a formarse como accionistas, a desempeñar un rol activo como propietarios y que no se llegue a cuestionar el espíritu empresarial en Colombia, pues tener empresa en el país impacta la responsabilidad social que tiene muchos beneficios adicionales a la medición de un indicador cuantitativo, pero sin duda la lección que deja este artículo es que no se puede descuidar ningún aspecto en las empresas.
** Ph.D. – CEO Legacy and Management Consulting Group.