Por Juan Carlos Navarro y Alison Cathles
Tomado del Blog del BID, ‘Puntos sobre las i’
Los bootcamps de programación han surgido como alternativa eficaz para abordar la escasez de talento digital, creando una industria que en 2018 generó ingresos por US$ 240 millones. ¿Qué son y cuáles son las claves de su éxito? ¿Cuáles son sus resultados y cómo aseguramos su calidad? ¿Los impulsamos desde las políticas públicas? Una nueva publicación del BID explora este fenómeno con una mirada en el contexto latinoamericano. En este blog analizamos los puntos principales.
La economía está en una transición hacia un modo muy diferente de producir y de innovar, fuertemente influenciado por la difusión de tecnologías digitales. De aquí en adelante, todo lo que pueda volverse digital, se volverá.
Las habilidades digitales avanzadas son cada vez más requeridas y ya no están reservadas a las empresas de tecnología. Con la proliferación de plataformas digitales que se encuentran en el corazón del funcionamiento de industrias como el entretenimiento, la banca, el transporte, la construcción e ingeniería e incluso los servicios gubernamentales, los programadores de software/código se han convertido en profesionales altamente demandados. En las economías avanzadas, más de la mitad de estos programadores ya no trabajan en firmas especializadas en tecnología, sino que en las demás industrias.
Estos cambios rápidos se han vuelto en una preocupación generalizada entre los líderes empresariales, quienes indican una escasez de capital humano con las habilidades digitales necesarias para apoyar la transformación digital de las empresas. La difusión acelerada de tecnologías como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas, el blockchain y los datos masivos agregan más elementos de presión. Esta preocupación ha sido documentada en numerosas encuestas en todo el mundo y América Latina y el Caribe no son una excepción.
Escasez de Talento como Restricción para la Innovación. Datos del Global Innovation Barometer 2018 indican que la gran mayoría de los gerentes de innovación y tecnología de las más grandes corporaciones alrededor del mundo piensan que el talento es la más seria restricción para innovar en cada una de las industrias a las que pertenecen.
Bootcamps de programación, aceleradores de habilidades
¿Qué haría usted si pudiese inscribirse en una capacitación intensiva de unas 15 semanas para aprender habilidades digitales avanzadas (lenguajes de programación, nuevas tecnologías), en la que le aseguran que al final del curso va a recibir múltiples ofertas de trabajo con un salario aproximado de 70.000 US$ al año (al menos en el contexto Estados Unidos)? ¿Lo haría? ¿Le recomendaría a sus hijos que lo hagan?
Cada vez más gente está siguiendo ese camino, matriculándose en lo que hoy se conoce como bootcamps, un tipo de capacitación tecnológica que ha surgido con fuerza en la última década. General Assembly, Flatiron School, Udacity o Laboratoria, son solo algunos nombres de proveedores de estas capacitaciones que tal vez le suenen conocidos. Básicamente son programas de entrenamiento intensivo en tecnologías digitales con una duración aproximada de 3 a 6 meses, que están siendo ofrecidos por startups innovadoras del ámbito educativo, ya sea para la actualización y reentrenamiento de trabajadores, o como alternativa o complemento para jóvenes que buscan cursos técnicos y universitarios.
La floreciente industria de los bootcamps ha crecido de unos pocos proveedores en el año 2011 a más de 300 alrededor del mundo en 2018 con ingresos estimados de US$ 240 millones.
Fortalezas y desafíos de los bootcamps
No faltan dudas acerca de la calidad de la educación que ofrecen los bootcamps. Se trata de un fenómeno lo suficientemente reciente como para que exista una evaluación en profundidad de su impacto. Pero hay evidencia de resultados que es muy prometedora: sus graduados son muy bien recibidos por los empleadores.
En Estados Unidos, más del 70% de las empresas que los han contratado están satisfechas con el desempeño de los graduados de bootcamps, y están de acuerdo con que su desempeño está a la par de un egresado universitario en ciencias de la computación. El 12% de esas empresas indica que los graduados de bootcamps tienen desempeños superiores inclusive. Y el 99% por ciento afirma que planea seguirlos contratando.
Otro elemento significativo es que, en ausencia de regulación pública, la propria industria ha generado espontáneamente mecanismos de aseguramiento de la calidad: buena parte de los bootcamps se someten a un régimen de rendición de cuentas que se nutre de verificación voluntaria por parte de terceros, y de la membresía en el Consejo de Integridad en los Reportes de Resultados, que desde 2016 publica periódicamente datos de tasas de graduación de los bootcamps, así como de inserción laboral y salarios posteriores.
¿Cuáles son los componentes claves del éxito de los bootcamps?
- Su agilidad para evolucionar y adaptar los planes de estudio al ritmo y la velocidad con las que las tecnologías digitales están cambiando las necesidades de la industria.
- La existencia de programas de apoyo para la colocación con empleadores y de becas para promover la participación y graduación de minorías y mujeres.
- Lejos de ser escuelas en el sentido tradicional, son empresas con un paquete de servicios que incluye, por ejemplo, recursos remediales y de nivelación para los postulantes.
- La existencia de un riguroso proceso de admisión y la disponibilidad de recursos (usualmente gratuitos) para que los aspirantes puedan nivelarse hace posible que los bootcamps carezcan de prerrequisitos académicos al ingreso.
- En consecuencia, si bien muchos de los que se inscriben en bootcamps son ingenieros en busca de actualización profesional, una buena proporción de los inscriptos no tienen de antecedentes en programación o en educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas).
El éxito de la metodología de los bootcamps puede resultar un recurso útil para el sistema de educación formal, incluidas las universidades. Sin embargo, hay una pregunta abierta sobre si su existencia y proliferación pueden ser el presagio de una disrupción mayor de las escuelas técnicas y vocacionales, así como de al menos algunos programas universitarios. Los bootcamps parecen ofrecer lo que los sistemas educativos tradicionales han tenido serias dificultades para hacer: capacitación técnica de alta calidad, actualizada, relevante para el mercado y rentable, respondiendo claramente a las necesidades de la industria y de los individuos.
Además, los bootcamps están reescribiendo las reglas habituales que hicieron de las habilidades y trabajos de alta tecnología un monopolio para ingenieros o matemáticos altamente capacitados, abriendo la posibilidad de una carrera en tecnología a individuos con pocos o ningún antecedente de educación tecnológica.
¿Cómo estamos en la región?
Hasta ahora, los bootcamps tienen una presencia limitada en América Latina y el Caribe (ALC), aunque algunos proveedores están ofreciendo sus cursos en línea en la región. Solo dos bootcamps del Ranking Top 50 elaborado por Switch Up están en la región, con cursos presenciales en Argentina, Brasil, Colombia y México. Al mismo tiempo, existen signos de un creciente interés en promover bootcamps en la región: Un reciente concurso del BID Lab, para apoyar bootcamps en América Latina y el Caribe recibió más de 50 propuestas provenientes de la mayoría de los países de la región.
Bootcamps en América Latina y el Caribe (ALC). La publicación del BID incluye un resumen de proveedores de bootcamps de programación en ALC. Le Wagon y Ironhack están clasificados como los dos mejores bootcamps internacionales y se encuentran en Argentina, Brasil, Colombia y México.
En nuestra reciente publicación sobre este tema, se sugiere que los esfuerzos para transferir la tecnología de capacitación de los bootcamps a firmas e instituciones de países de ALC puede requerir una política pública deliberada que combine financiamiento público y regulaciones, en conjunto con la incorporación del know how de los bootcamps internacionales en alianza con organizaciones locales. Sin dudas, desde el BID es un tema importante en nuestra agenda operativa y de diálogo con los países para impulsar el talento para la innovación y la transformación digital.
Tomado del Blog del BID, ‘Puntos sobre las i’