Publicado: diciembre 13, 2025, 11:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/apoyo-eeuu-maria-corina-machado-suma-ofensiva-20251214043541-nt.html
María Corina Machado respalda que Estados Unidos intensifique la presión sobre Nicolás Maduro, incluida la vía militar, como parte de una estrategia para forzar su salida del poder. Sostiene que el cambio político en Venezuela ya fue decidido en las urnas, … con más del 70% del voto, y que lo que falta es apoyo internacional para hacer cumplir ese mandato. Subraya que no se trata de un cambio de régimen convencional y defiende que el uso de la fuerza puede ser necesario para garantizar la libertad, la democracia y, en último término, la paz, incluso desde su posición como premio Nobel.
Al mismo tiempo, marca distancia respecto a las decisiones operativas de la Administración Trump en el Caribe. Asegura que la oposición venezolana no participa ni participará en la definición de la política de seguridad nacional de Estados Unidos y afirma no tener información sobre posibles ataques terrestres. Su posición combina el respaldo político a una mayor presión internacional con una cautela institucional destinada a no interferir en las decisiones militares de Washington, mientras se intensifican las sanciones al circulo de Maduro y operaciones contra intereses vinculados a su entorno, como la incautación de petroleros.
Estados Unidos ayudó a Machado a salir de Venezuela tras más de un año en la clandestinidad. Fue ella misma quien confirmó en Oslo que contó con apoyo del Gobierno estadounidense para abandonar el país y viajar a Noruega, donde reapareció públicamente con motivo del Premio Nobel de la Paz. Rechazó detallar cómo se organizó la salida para proteger a quienes colaboraron y la Administración Trump no ha explicado oficialmente en qué consistió esa ayuda.
Ese respaldo se inscribe en una ofensiva más amplia de Washington contra el régimen venezolano. Machado atribuye a Estados Unidos un papel clave al elevar el coste de que el chavismo se mantenga en el poder, mediante sanciones, presión financiera y operaciones contra activos del régimen. Según su versión, esa combinación de presión externa fue decisiva tanto para debilitar al Gobierno como para hacer posible su propia salida del país.
Machado asegura que volverá a Venezuela y que su intención es llevar personalmente el Premio Nobel de la Paz, aunque evita fijar fechas. Explica que el regreso se producirá cuando concluya las gestiones internacionales que motivaron su salida y al margen de cuándo se concrete la salida de Maduro. Insiste en que se trata de un compromiso político y no de una negociación con el régimen, pese a reconocer que el riesgo de arresto sigue siendo elevado.
Machado atribuye a Estados Unidos un papel clave al elevar el coste de que el chavismo se mantenga en el poder, mediante sanciones, presión financiera y operaciones contra activos del régimen
En ese contexto, una de las opciones que se discuten es que, antes de regresar, haga escala en Washington para mantener contactos políticos en plena escalada de presión de la Administración Trump contra Caracas, a la que atribuye un papel decisivo en el debilitamiento del régimen. Trump tiene previsto pasar las navidades en Florida a partir del 19, por lo que una opción es que el encuentro se dé en su mansión de Mar-a-Lago.
Si viene a Estados Unidos, no sería la primera vez que un dirigente opositor venezolano es recibido en la Casa Blanca. Juan Guaidó visitó Washington durante su etapa como presidente interino reconocido por la Casa Blanca y fue recibido con honores por Donald Trump, quien lo invitó al Despacho Oval y lo presentó como el líder de la transición frente a Maduro.
Visita a la Casa Blanca en 2005
Tampoco sería la primera vez de Machado en ese escenario. En mayo de 2005 fue recibida en el Despacho Oval por George W. Bush, cuando dirigía Súmate, una organización de la sociedad civil dedicada a la observación electoral y la defensa de procesos democráticos.
Aquel encuentro generó una fuerte polémica. Sectores del Partido Demócrata, en especial el diputado José Serrano, criticaron que la Casa Blanca recibiera a una dirigente opositora cuando Hugo Chávez había sido elegido democráticamente y advirtieron de una injerencia en los asuntos internos de Venezuela. Desde Caracas, el Gobierno chavista calificó la reunión de provocación y de intento de legitimar una alternativa política apoyada por Washington.
La polémica se agravó por la financiación de Súmate con fondos de la organiación National Endowment for Democracy, vinculada al Congreso de EE.UU., y por las acusaciones del chavismo sobre pronunciamientos de Machado durante el golpe de Estado de 2002. Para el Gobierno venezolano y analistas críticos, la reunión confirmaba que Súmate actuaba como un instrumento de la política exterior estadounidense. La Administración Bush defendió el encuentro como parte de su apoyo habitual a activistas a favor de la democracia y negó que implicara respaldo electoral o planes de cambio de régimen en el país.
