La juez ordena la liberación «inmediata» de Kilmar Abrego, símbolo de la mano dura migratoria de Trump

Una juez federal de Maryland ha ordenado a las autoridades la liberación de Kilmar Abrego García, el salvadoreño que fue deportado por error a una cárcel de máxima seguridad en su país en primavera y que se convirtió en un símbolo de la mano … dura de Donald Trump en política migratoria.
Abrego, que fue devuelto a EE.UU. en medio de una batalla judicial y una gran polémica por su deportación, está bajo detención de la policía de Aduanas e inmigración (ICE, en sus siglas en inglés, conocida en la comunidad hispana como ‘la migra’).
«Desde el regreso de Abrego tras una detención ilegal en El Salvador, ha vuelto a ser detenido, de nuevo sin autoridad legal», dijo la jueza, Paula Xinis, sobre el salvadoreño, que fue deportado en marzo y devuelto a EE.UU. en junio. «Por esta razón, concedemos la petición de Abrego de liberación inmediata de la custodia de ICE».

La jueza razonó que, pese a sus repetidas peticiones, las autoridades migratorias no han proporcionado a la justicia una orden final de deportación, el documento que justifica la expulsión. Y sin ese documento, Abrego no puede permanecer detenido.
La liberación del salvadoreño, si se produce, sería una bofetada a la Administración Trump, que ha retratado a Abrego como un criminal peligroso, que debe ser expulsado y del que prometió que «nunca volverá a caminar por las calles de EE.UU.».
Su caso arrancó en medio de los esfuerzos de Trump por cumplir con sus promesas electorales de ejecutar «el mayor programa de deportación de la historia». En muchos casos, las expulsiones se realizaron con dudas de su legalidad. Abrego, por ejemplo, fue transportado en vuelos con inmigrantes indocumentados a El Salvador, que un juez ordenó que se dieran la vuelta. La Administración Trump rehusó cumplir la orden.
Esos vuelos fueron una de las operaciones más publicitadas por el nuevo Gobierno de EE.UU.: inmigrantes indocumentados, expulsados en vuelos de la noche a la mañana, enviados a El Salvador y recluidos en CECOT, el centro penitenciario que es la joya de la dureza del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, contra las bandas criminales. Las autoridades grabaron vídeos de los deportados, con grilletes, a los que rapaban la cabeza entre gritos, en una cárcel conocida por sus abusos a los reclusos.
Entre ellos estaba Abrego, que fue deportado por error. Después de haber emigrado de forma ilegal a EE.UU. como un adolescente, un juez determinó en 2019 que Abrego no debía ser deportado por el riesgo a sufrir violencia de bandas criminales de vuelta en su país. El salvadoreño, que tiene 30 años, estaba casado y tenía un hijo con una estadounidense.
La Administración Trump negó que la deportación fuera un error, pero tanto la jueza Xinis como el Tribunal Supremo coincidieron en que EE.UU. debía facilitar su regreso. El Gobierno solo lo hizo cuando logró poner en marcha una imputación criminal en Tennessee por transportar a inmigrantes indocumentados.

Venganza de las autoridades

Abrego y sus abogados han defendido que esa causa criminal es una venganza de las autoridades por el escándalo creado por el error en su deportación. El salvadoreño se ha declarado no culpable y está a la espera de que se celebre su juicio.
Mientras tanto, la Administración Trump ha intentado, por ahora sin éxito, volver a deportar a Abrego. El destino más probable era algún país africano. La maraña legal de su caso se complica también con las peticiones de asilo que han interpuesto los abogados del salvadoreño.

«Parece que no sois capaces de distinguir entre los tipos buenos y los tipos malos»

Seth Magaziner
Diputado demócrata

La orden para la liberación de Abrego coincidió con una comparecencia en el Congreso de la máxima autoridad en el cumplimiento de la política migratoria, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Los legisladores demócratas le afearon otras deportaciones cuestionables, como la de un veterano del ejército, que había sido condecorado con el Corazón Púrpura, que se concede a los fallecidos o heridos en su servicio.
«Parece que no sois capaces de distinguir entre los tipos buenos y los tipos malos», dijo a Noem el diputado demócrata Seth Magaziner. La secretaria aseguró que revisaría esos casos.