Magdalena Wetzel: «La industria alimentaria influye en el diseño de las políticas alimentarias» - Colombia
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Magdalena Wetzel: «La industria alimentaria influye en el diseño de las políticas alimentarias»

La obesidad es un problema mundial. Se estima que para 2035 más de 2.000 millones de personas tendrán exceso de peso. Entre las iniciativas globales que se están desarrollado se encuentra el proyecto MAPPS II, liderado por la Federación Mundial de Obesidad (WOF), … que trata de identificar cómo los sistemas de salud locales, nacionales y mundiales pueden mejorar la atención de la obesidad, proyecto en el que participa España. ABC Salud ha hablado con Magdalena Wetzel, directora de Política y Seguridad de la (WOF) durante su participación en el Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).
Las evidencias muestran la relación de los ultraprocesados con enfermedades crónicas… ¿por qué impulsan la «pandemia de obesidad»?
‘The Lancet’ acaba de publicar una nueva serie de estudios sobre alimentos ultraprocesados en los que se demuestra que los patrones de dieta ricos en estos productos se asocian de forma consistente con mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y otras enfermedades crónicas. Los ultraprocesados desplazan a dietas basadas en alimentos frescos y comidas preparadas en casa, empeorando la calidad global de la alimentación y facilitando un exceso de energía. También el informe de UNICEF Feeding Profit documenta cómo niñas y niños están expuestos a una oferta constante de productos ultraprocesados baratos y fuertemente publicitados, mientras las opciones nutritivas son menos accesibles. Este fue también un tema central en la mesa intersectorial de MAPPS en Toledo, donde se discutió cómo estas dinámicas afectan especialmente a la infancia y a los hogares con menos recursos.
¿Cómo afecta la influencia de la industria alimentaria a la regulación y control del consumo de ultraprocesados?
La influencia de la industria alimentaria se nota en cómo se diseñan tanto los entornos alimentarios como las políticas. Niños, niñas y adolescentes están expuestos a una avalancha de marketing y disponibilidad de productos ultraprocesados baratos, mientras que las opciones saludables son menos visibles y accesibles. Grandes corporaciones utilizan estrategias de presión política y comunicación para frenar medidas como el etiquetado frontal, las restricciones de publicidad infantil o los impuestos saludables. Organizaciones como GHAI han documentado patrones similares en varios países. Todo ello hace que, incluso cuando la evidencia es clara, la regulación avance más despacio de lo que sería deseable desde la perspectiva de salud pública.

¿Son los ultraprocesados una amenaza para la salud pública comparable a otros factores de riesgo mayores?
El primer artículo de la serie de ‘The Lancet’ sobre ultraprocesados y salud humana concluye que el desplazamiento de dietas basadas en alimentos frescos por patrones centrados en ultraprocesados es un «motor clave» de la creciente carga global de enfermedades crónicas – un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, depresión y mortalidad prematura. Al mismo tiempo, niños y adolescentes están especialmente expuestos a estos productos, lo que amplifica su impacto a lo largo de la vida. Dado lo extendidos que están en la dieta y la amplitud de efectos negativos asociados, muchos expertos consideran que los ultraprocesados constituyen una amenaza de salud pública de magnitud comparable a otros grandes factores de riesgo.

«La obesidad es un reflejo de la desigualdad social, además de un problema de salud»

¿Por qué existe una relación tan marcada entre obesidad y desigualdad socioeconómica?
Barrios con menos recursos suelen tener peor acceso a alimentos frescos, menos espacios seguros para actividad física y más exposición a productos de baja calidad nutricional. El estudio PASOS 2022 de la Fundación Gasol muestra que uno de cada tres niños y adolescentes de 8 a 16 años vive con sobrepeso u obesidad en España, y que la situación es peor en contextos de menor renta, donde también se observan peores hábitos de sueño, alimentación y actividad física. Todo esto hace que la obesidad sea, además de un problema sanitario, un reflejo de desigualdad social y de oportunidades.
¿Cuál es el objetivo principal del proyecto de la Federación Mundial de Obesidad?
El objetivo de MAPPS II es entender cómo responden los sistemas de salud a la obesidad como una enfermedad crónica y qué barreras impiden una atención adecuada. El proyecto analiza desde el acceso al diagnóstico y tratamiento hasta la formación profesional, el estigma y las desigualdades territoriales y socioeconómicas. También estudia cómo los determinantes sociales y comerciales condicionan la prevención y el manejo de la obesidad, más allá de la responsabilidad individual. Sus resultados ayudarán a los países a integrar la obesidad en la cobertura universal de salud.
¿Cómo van a influir en las políticas públicas?
Queremos transformar nuestros hallazgos en informes nacionales, fichas de resultados y recomendaciones concretas para los que tienen que tomar decisiones. Estos materiales alimentarán el Atlas Mundial de Obesidad en 2027 y las actividades del Día Mundial de la Obesidad, ofreciendo datos sólidos para justificar reformas en atención primaria, financiación y equidad.
¿Qué resultados, recomendaciones o intervenciones se esperan obtener?
Esperamos contar con perfiles nacionales claros, análisis de brechas y propuestas concretas para mejorar la atención integral de la obesidad. Las recomendaciones incluirán fortalecer rutas asistenciales, mejorar la formación de profesionales, reducir el estigma y vincular la obesidad con las estrategias de enfermedades no transmisibles y de cobertura universal de salud. El impacto se medirá por el uso de esta evidencia en políticas y planes nacionales, por la inclusión de la obesidad en paquetes de prestaciones, y por la consolidación de redes multisectoriales en las que participen sociedades científicas, organizaciones como la Fundación Gasol y personas con experiencia vivida.

«El mensaje ‘come menos y muévete más’ refuerza el estigma de la persona con obesidad»

¿Qué limitaciones tienen las intervenciones tradicionales (dietas, ejercicio) y por qué muchas personas recuperan el peso perdido?
El mensaje «come menos y muévete más» es una simplificación que no hace justicia a la complejidad de la obesidad y refuerza el estigma. Las intervenciones basadas solo en dieta y ejercicio suelen lograr pérdidas modestas y difíciles de mantener cuando no van acompañadas de apoyo clínico continuado y de cambios en el entorno. Muchas personas viven rodeadas de productos baratos y muy calóricos, con poco tiempo para cocinar o hacer actividad física, y con barreras económicas para acceder a apoyo profesional. En ese contexto, responsabilizar únicamente al individuo resulta injusto y poco eficaz; por eso hablamos de la necesidad de modelos de atención crónica integrados en los sistemas de salud, y de políticas que transformen los entornos, no solo los comportamientos.

«Los tratamientos antiobesidad se deben incluir en la cobertura universal para no ampliar la brecha de acceso»

¿Cuál es el papel emergente de los nuevos tratamientos farmacológicos en el manejo de la obesidad?
Los tratamientos basados en GLP-1 y análogos (tipo ozempic), se han consolidado como una herramienta emergente para algunas personas adultas que viven con obesidad y necesitan apoyo adicional a los cambios de hábitos para mejorar su salud. La evidencia indica que pueden ayudar a reducir peso y mejorar ciertos factores de riesgo, siempre bajo supervisión médica y como parte de programas de atención crónica. World Obesity aboga por que estas terapias se incluyan de forma segura, apropiada y equitativa en los sistemas de salud, idealmente dentro de paquetes de cobertura universal. Al mismo tiempo, sin estrategias deliberadas de equidad y precios asequibles, su introducción puede ampliar las brechas de acceso entre quienes pueden pagarlas y quienes no.

Publicado: diciembre 8, 2025, 5:15 am

Fuente de la noticia : https://www.abc.es/salud/enfermedades/magdalena-wetzel-influencia-industria-alimentaria-nota-disenan-20251125042048-nt.html

La obesidad es un problema mundial. Se estima que para 2035 más de 2.000 millones de personas tendrán exceso de peso. Entre las iniciativas globales que se están desarrollado se encuentra el proyecto MAPPS II, liderado por la Federación Mundial de Obesidad (WOF), que trata de identificar cómo los sistemas de salud locales, nacionales y mundiales pueden mejorar la atención de la obesidad, proyecto en el que participa España. ABC Salud ha hablado con Magdalena Wetzel, directora de Política y Seguridad de la (WOF) durante su participación en el Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).

Las evidencias muestran la relación de los ultraprocesados con enfermedades crónicas… ¿por qué impulsan la «pandemia de obesidad»?

‘The Lancet’ acaba de publicar una nueva serie de estudios sobre alimentos ultraprocesados en los que se demuestra que los patrones de dieta ricos en estos productos se asocian de forma consistente con mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y otras enfermedades crónicas. Los ultraprocesados desplazan a dietas basadas en alimentos frescos y comidas preparadas en casa, empeorando la calidad global de la alimentación y facilitando un exceso de energía. También el informe de UNICEF Feeding Profit documenta cómo niñas y niños están expuestos a una oferta constante de productos ultraprocesados baratos y fuertemente publicitados, mientras las opciones nutritivas son menos accesibles. Este fue también un tema central en la mesa intersectorial de MAPPS en Toledo, donde se discutió cómo estas dinámicas afectan especialmente a la infancia y a los hogares con menos recursos.

¿Cómo afecta la influencia de la industria alimentaria a la regulación y control del consumo de ultraprocesados?

La influencia de la industria alimentaria se nota en cómo se diseñan tanto los entornos alimentarios como las políticas. Niños, niñas y adolescentes están expuestos a una avalancha de marketing y disponibilidad de productos ultraprocesados baratos, mientras que las opciones saludables son menos visibles y accesibles. Grandes corporaciones utilizan estrategias de presión política y comunicación para frenar medidas como el etiquetado frontal, las restricciones de publicidad infantil o los impuestos saludables. Organizaciones como GHAI han documentado patrones similares en varios países. Todo ello hace que, incluso cuando la evidencia es clara, la regulación avance más despacio de lo que sería deseable desde la perspectiva de salud pública.

¿Son los ultraprocesados una amenaza para la salud pública comparable a otros factores de riesgo mayores?

El primer artículo de la serie de ‘The Lancet’ sobre ultraprocesados y salud humana concluye que el desplazamiento de dietas basadas en alimentos frescos por patrones centrados en ultraprocesados es un «motor clave» de la creciente carga global de enfermedades crónicas – un mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, depresión y mortalidad prematura. Al mismo tiempo, niños y adolescentes están especialmente expuestos a estos productos, lo que amplifica su impacto a lo largo de la vida. Dado lo extendidos que están en la dieta y la amplitud de efectos negativos asociados, muchos expertos consideran que los ultraprocesados constituyen una amenaza de salud pública de magnitud comparable a otros grandes factores de riesgo.

«La obesidad es un reflejo de la desigualdad social, además de un problema de salud»

¿Por qué existe una relación tan marcada entre obesidad y desigualdad socioeconómica?

Barrios con menos recursos suelen tener peor acceso a alimentos frescos, menos espacios seguros para actividad física y más exposición a productos de baja calidad nutricional. El estudio PASOS 2022 de la Fundación Gasol muestra que uno de cada tres niños y adolescentes de 8 a 16 años vive con sobrepeso u obesidad en España, y que la situación es peor en contextos de menor renta, donde también se observan peores hábitos de sueño, alimentación y actividad física. Todo esto hace que la obesidad sea, además de un problema sanitario, un reflejo de desigualdad social y de oportunidades.

¿Cuál es el objetivo principal del proyecto de la Federación Mundial de Obesidad?

El objetivo de MAPPS II es entender cómo responden los sistemas de salud a la obesidad como una enfermedad crónica y qué barreras impiden una atención adecuada. El proyecto analiza desde el acceso al diagnóstico y tratamiento hasta la formación profesional, el estigma y las desigualdades territoriales y socioeconómicas. También estudia cómo los determinantes sociales y comerciales condicionan la prevención y el manejo de la obesidad, más allá de la responsabilidad individual. Sus resultados ayudarán a los países a integrar la obesidad en la cobertura universal de salud.

¿Cómo van a influir en las políticas públicas?

Queremos transformar nuestros hallazgos en informes nacionales, fichas de resultados y recomendaciones concretas para los que tienen que tomar decisiones. Estos materiales alimentarán el Atlas Mundial de Obesidad en 2027 y las actividades del Día Mundial de la Obesidad, ofreciendo datos sólidos para justificar reformas en atención primaria, financiación y equidad.

¿Qué resultados, recomendaciones o intervenciones se esperan obtener?

Esperamos contar con perfiles nacionales claros, análisis de brechas y propuestas concretas para mejorar la atención integral de la obesidad. Las recomendaciones incluirán fortalecer rutas asistenciales, mejorar la formación de profesionales, reducir el estigma y vincular la obesidad con las estrategias de enfermedades no transmisibles y de cobertura universal de salud. El impacto se medirá por el uso de esta evidencia en políticas y planes nacionales, por la inclusión de la obesidad en paquetes de prestaciones, y por la consolidación de redes multisectoriales en las que participen sociedades científicas, organizaciones como la Fundación Gasol y personas con experiencia vivida.

«El mensaje ‘come menos y muévete más’ refuerza el estigma de la persona con obesidad»

¿Qué limitaciones tienen las intervenciones tradicionales (dietas, ejercicio) y por qué muchas personas recuperan el peso perdido?

El mensaje «come menos y muévete más» es una simplificación que no hace justicia a la complejidad de la obesidad y refuerza el estigma. Las intervenciones basadas solo en dieta y ejercicio suelen lograr pérdidas modestas y difíciles de mantener cuando no van acompañadas de apoyo clínico continuado y de cambios en el entorno. Muchas personas viven rodeadas de productos baratos y muy calóricos, con poco tiempo para cocinar o hacer actividad física, y con barreras económicas para acceder a apoyo profesional. En ese contexto, responsabilizar únicamente al individuo resulta injusto y poco eficaz; por eso hablamos de la necesidad de modelos de atención crónica integrados en los sistemas de salud, y de políticas que transformen los entornos, no solo los comportamientos.

«Los tratamientos antiobesidad se deben incluir en la cobertura universal para no ampliar la brecha de acceso»

¿Cuál es el papel emergente de los nuevos tratamientos farmacológicos en el manejo de la obesidad?

Los tratamientos basados en GLP-1 y análogos (tipo ozempic), se han consolidado como una herramienta emergente para algunas personas adultas que viven con obesidad y necesitan apoyo adicional a los cambios de hábitos para mejorar su salud. La evidencia indica que pueden ayudar a reducir peso y mejorar ciertos factores de riesgo, siempre bajo supervisión médica y como parte de programas de atención crónica. World Obesity aboga por que estas terapias se incluyan de forma segura, apropiada y equitativa en los sistemas de salud, idealmente dentro de paquetes de cobertura universal. Al mismo tiempo, sin estrategias deliberadas de equidad y precios asequibles, su introducción puede ampliar las brechas de acceso entre quienes pueden pagarlas y quienes no.

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