Publicado: diciembre 7, 2025, 1:45 am
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La gran bandera se extiende desde el techo hasta el suelo, en una pequeña cuna de madera que la recibe, como lista para dormir. Aunque los patrones y los colores son reconocibles, tiene algo distinto en su forma. Es la tela o, quizás, mejor dicho, las telas. Partes de distintos uniformes escolares han sido unidas para crearla: camisas y pantalones con los emblemas escolares prestan sus azules, rojos y blancos para esta versión de la bandera de Puerto Rico, una obra titulada “La bandera nueva”, que es la pieza que recibe a todo visitante de la nueva exhibición “Metratralla”, en el Museo de las Américas.
La pieza es de la autoría de Damary Burgos, quien junto a los artistas plásticos Garvin Sierra y Elsa María Meléndez han dado vida a esta muestra de obras que abordan asuntos complejos de necesidad social en el país, y que, de cierto modo, reflejan una postura crítica ante la desesperanza, la injusticia y la destrucción a la que se enfrentan los puertorriqueños, rondando desde lo político, hasta lo ecológico y hasta lo mora. Todo esto sin dejar de rendir un notable grado de poesía visual entre las piezas seleccionadas.
Para Burgos, una pieza como la gran bandera de uniformes escolares es un ejercicio de rescate de memoria histórica, pues las camisas y pantalones viene de escuelas que llevan los nombres de importantes figuras puertorriqueñas: Segundo Ruiz Belvis, Eugenio María de Hostos, Ramón Emeterio Betances y Lola Rodríguez de Tió, todas ubicadas en el área oeste. “Me puse a pensar en que estos próceres eran amigos, y me preguntaba si los chamacos de ahora los conocen. Es una forma de recordarnos que los que estudian ahora son los potenciales próceres del futuro”, comentó.
Pero su obra también habla sobre la negligencia institucional hacia la educación en el país. Burgos busca recordarle a las personas que las escuelas son y siempre han sido centros comunitarios, y que su desmantelamiento afecta a la fibra social.
El trabajo de Garvin Sierra es uno que comenta y critica a los poderes institucionales sin temor. Gran parte de su carrera se ha destacado por el contenido político de sus obras, y las que formas parte de esta exhibición no son excepción. Piezas como “Sola”, una representación de la estrella solitaria de la bandera de Puerto Rico rodeada de alambres de púa, como diciendo que de este espacio nadie sale, pero tampoco nadie entra, un elemento que se puede interpretar a la luz de las dificultades que enfrentan los puertorriqueños a nivel local, pero también aquellos que sueñan con volver, pero las condiciones del país se lo prohíben.
Una obra como “Expulsados del paraíso” también recogen parte de ese sentimiento. Se trata de un tipo de barcaza hecha con materiales encontrados que contiene símbolos que hablan sobre la situación actual de la puertorriqueñidad y el estado de desgaste constante en el que se encuentra.
“Es una representación de lo que vivimos como país. El puertorriqueño es el expulsado. Las leyes se han creado para el beneficio de los extranjeros adinerados, pero no a los puertorriqueños. Es una balsa, una estación de vivienda creada con objetos encontrados en la calle. Al final, es una representación de lo que quiere el Estado”, dijo el artista.
Para Elsa María Meléndez, esta es una oportunidad especial. Hacía algún tiempo que no había podido exhibir de este modo en la isla. Como sus colegas, las obras de Meléndez vienen cargadas de comentario político y social, que se ven en la forma de pinturas y finos bordados en hilo. “Mi discurso de arma desde los materiales”, explicó la artista.
Varias de sus piezas son también obras de gran tamaño, un factor que destaca, porque en su medio, el tamaño equivale a visibilidad, pero también realza el discurso que interesa llevar desde la técnica. Meléndez no trabaja con prisa. “Me gusta tardarme porque el material me sigue dando ideas sobre el concepto”. Sus instrumentos, dice, le hablan.
Muchas de sus piezas plasman figuras femeninas, pero alejadas de la visión erótica que se impone en muchas formas de arte que se crean para el consumo de hombre. Meléndez quiere hacer un comentario claro sobre la mujer como isla y, a la vez, Puerto Rico como mujer: codiciado, deseado por todos, pero siempre en interés de su uso y no de amor por su esencia. La artista tampoco se extrae a sí misma de los problemas sobre los que comenta.
“Yo soy parte del problema también”, dice. “Integro eso en mis obras porque no me gusta verlo desde lejos, soy parte de la comunidad a la que critico y desde la que trabajo. Y trabajar en Puerto Rico es bien intenso”.
“Metratralla” estará abierta al público en el Museo de las Américas hasta el 22 de febrero de 2026.
