Publicado: noviembre 19, 2025, 9:15 pm
Fuente de la noticia : https://www.abc.es/salud/funciona-biologia-prevencion-nuevo-campo-busca-frenar-20251119210135-nt.html
El cáncer no aparece de un día para otro. Antes de que un tumor sea detectable, incluso antes de que exista una lesión precancerosa, las células acumulan errores, mutaciones y señales alteradas que van preparando el terreno para que la enfermedad se encienda. En … ese terreno casi invisible, es donde trabaja la biología de la prevención, una disciplina que quiere adelantarse al cáncer entendiendo y bloqueando sus primeros pasos.
En concreto, esta línea de investigación oncológica quiere estudiar qué ocurre en los tejidos sanos, mucho antes de que un tumor exista, para identificar los primeros cambios biológicos que aumentan el riesgo y así poder «interceptar» el cáncer en su fase más incipiente. Un concepto que, según explica a ABC la investigadora y doctora del IRB Barcelona Núria López-Bigas, está empezando a cobrar una relevancia decisiva tanto en España como a nivel internacional.
Cambios a nivel biológico
López-Bigas, una de las científicas españolas más reconocidas en el estudio de las mutaciones y la evolución tumoral, colidera el proyecto internacional PROMINENT. Se trata de una iniciativa que reúne expertos en epidemiología, genómica, biología computacional y prevención de distintos países para descifrar qué ocurre en las primeras etapas del desarrollo del cáncer.
En conversación con ABC, la investigadora subraya que gran parte de lo que sabemos sobre factores de riesgo —como el tabaco, la obesidad, el alcohol o la exposición a la radiación ultravioleta— procede de la epidemiología, es decir, de los números que muestran qué personas tienen más probabilidades de desarrollar ciertos tipos de cáncer. «Sabemos que los fumadores tienen una mayor predisposición a sufrir cáncer de pulmón o de vejiga, o que los hombres presentan mayor incidencia de determinados tumores que las mujeres, pero la pregunta clave es por qué y cómo ocurre esto a nivel biológico», señala.
Para ilustrarlo, López-Bigas menciona un estudio reciente de su grupo sobre el cáncer de vejiga, publicado en ‘Nature’. El trabajo analiza con gran precisión mutaciones presentes en tejido sano del urotelio, la capa celular de la vejiga donde se originan estos tumores. Los resultados muestran diferencias llamativas entre hombres y mujeres, y también entre fumadores y no fumadores. En los fumadores, por ejemplo, el equipo ha identificado mutaciones en un promotor que activa la telomerasa, una proteína capaz de prolongar la vida de las células más allá de sus límites habituales. «Estas mutaciones, que solo encontramos en fumadores, otorgan a ciertas células una ventaja para dividirse más veces. Es un paso biológico que podría explicar parte del mayor riesgo que ya conocemos por la epidemiología», apunta.
Las «papeletas» del cáncer
Ese tipo de hallazgos muestran cómo el tejido sano puede estar ya modificado mucho antes de que aparezca un tumor clínico. Sin embargo, López-Bigas insiste en que no existe un determinismo absoluto: la presencia de estas mutaciones no significa que la persona vaya a desarrollar un cáncer. Lo compara con una lotería: hay quienes tienen más «papeletas», pero eso no implica saber quién desarrollará la enfermedad. «Nunca podremos adivinar o prever si en 20 años una persona tendrá cáncer», lamenta. No obstante, lo importante para ella es cada vez se puede «acotar mejor» qué personas están en un riesgo elevado y, por tanto, podrían beneficiarse de vigilancia específica o estrategias de intervención preventiva más dirigidas.
Primera convocatoria dedicada a la prevención del cáncer
Esa es también la dirección que impulsa la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), que este jueves abre la mayor convocatoria de ayudas a la investigación oncológica de la historia del país. Y lo hace añadiendo, por primera vez, una financiación específica para proyectos dedicados a la biología de la prevención del cáncer.
La asociación, principal impulsora de investigación oncológica en el país, pretende que esta línea abra la puerta a una prevención más precisa y basada en mecanismos moleculares, no solo en recomendaciones generales. Para López-Bigas, es una oportunidad necesaria: «Hay muchas ayudas para tratar el cáncer una vez aparece, y eso es fundamental. Pero hay menos financiación para evitarlo. Si conseguimos entender mejor qué incrementa el riesgo y cómo revertirlo, el impacto social puede ser enorme».
Marina Salmón, gestora de proyectos en la Fundación Científica de la AECC, explica que «cada ayuda estará dotada de 300.000 euros, con una duración de tres años», pero aún no especifica cuántos equipos o grupos de investigación serán los beneficiarios. «La incidencia de cáncer aumenta año tras año y cada vez en edades más tempranas, lo que hace necesario destinar recursos a estudiar la investigación del cáncer». Por eso, explica la propia organización, es más necesario que nunca nutrir de recursos al «antivirus biológico», que actúa en la raíz del problema.
Por su parte, López-Bigas incide que en la biología de la prevención «no es solo ciencia básica, es una oportunidad real para reducir la incidencia futura del cáncer».
