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La CIA trata de restablecer la confianza con los aliados europeos

La inesperada visita a Bruselas del director de la CIA, John Ratcliffe, que incluía una reunión con la jefa de la diplomacia europea Kaja Kallas, ha suscitado no pocas teorías sobre la situación de los intercambios de inteligencia entre la Unión Europea y Estados Unidos. … Primero porque no ha sido nada frecuente que el responsable del espionaje norteamericano tenga en cuenta a la UE como tal y segundo porque se produce en un ambiente enrarecido por las suspicacias mutuas.
La visita a Ratcliffe, que incluyó también a la OTAN, se calificó como una gestión «no pública», que no es lo mismo que secreta pero casi. Ni el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), ni la Comisión ni la propia OTAN han hecho pública ninguna información sobre el contenido de estas reuniones, aunque para muchos observadores el gesto revela que el grado de desconfianza que se ha instalado entre los servicios de inteligencia de las dos orillas del Atlántico ha empezado a tener consecuencias operativas lo bastante graves como para justificar un desplazamiento a la capital europea.
Ratcliffe no solamente se reunió con Kallas, y con los responsables principales del Centro de Inteligencia y Situación de la UE (INTCEN) y de la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor europeo (EUMS), sino que también fue recibido por los embajadores de los países aliados reunidos como Consejo Atlántico en la sede de la OTAN. Según fuentes europeas, el objetivo del responsable norteamericano habría sido tratar de calmar los ánimos entre los europeos ante la creciente sensación de recelo entre los que hasta ahora se consideraban como sólidos aliados. No solamente a Estados Unidos le preocupan las posibles infiltraciones de China en algunos países (España entre ellos) sino que varios servicios de información europeos han empezado a desconfiar de los propios norteamericanos, después de algunos gestos hacia Rusia del presidente Donald Trump o de su vicepresidente JD. Vance que podrían contradecir los intereses de la UE. Para los aliados más comprometidos con la ayuda militar a Ucrania, la abrupta suspensión por parte de Washington del intercambio de inteligencia con Kiev desde marzo pasado habría dejado algunas dudas sobre la fiabilidad de Washington.

Espionaje en la OTAN

Aunque oficialmente la visita de Ratcliffe estaba centrada en la OTAN, lo que puede considerarse más previsible ya que Estados Unidos no solo forma parte de la Alianza Atlántica sino que es el miembro más importante, lo que más ha llamado la atención ha sido su reunión paralela con los principales responsables del SEAE, el instrumento de la política exterior comunitaria. Para muchos en Bruselas esta reunión representa un reconocimiento expreso de la propia UE como interlocutor en asuntos de inteligencia, algo impensable con anteriores administraciones, ni siquiera con la de Barack Obama al que se tenía como bastante proeuropeo. De hecho, la relación de visitas a Bruselas de un director de la CIA no pasa de tres.
Por ello, algunas fuentes diplomáticas citadas por el portal ‘Politico’ han considerado que este tipo de reuniones «deberían ser periódicas a partir de ahora«, y no excepcionales, sobre todo ahora que varios países han integrado funcionarios de inteligencia propios en sus oficinas de representación en Bruselas, para empezar a cooperar de forma aún más estrecha a escala europea, algo que se consideraba utópico antes de la invasión de Ucrania.
Desde Estados Unidos, la CIA afirmó que Ratcliffe no tenía como objetivo recobrar la confianza de los aliados. «Cualquier información que sugiera que se plantearon dudas sobre la fiabilidad de Estados Unidos como socio es falsa y está alejada de la realidad». Sin embargo, otras fuentes, también relacionadas con la órbita de la seguridad y la inteligencia norteamericanas, han reconocido que algunos países como Holanda han reducido en ciertos aspectos su cooperación con la CIA norteamericana, por temor a un giro inesperado por parte de la Administración Trump en algún escenario sensible como Rusia o China. Casualidad o no, la versión del espionaje norteamericano sobre las reuniones de Ratcliffe en Bruselas es que los temas fueron precisamente las «amenazas en constante evolución que Rusia y China representan para la seguridad transatlántica» y las posibles estrategias de colaboración entre las dos orillas del atlántico para afrontar dichas amenazas.

Publicado: noviembre 5, 2025, 3:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/cia-trata-restablecer-confianza-aliados-europeos-20251104161547-nt.html

La inesperada visita a Bruselas del director de la CIA, John Ratcliffe, que incluía una reunión con la jefa de la diplomacia europea Kaja Kallas, ha suscitado no pocas teorías sobre la situación de los intercambios de inteligencia entre la Unión Europea y Estados Unidos. Primero porque no ha sido nada frecuente que el responsable del espionaje norteamericano tenga en cuenta a la UE como tal y segundo porque se produce en un ambiente enrarecido por las suspicacias mutuas.

La visita a Ratcliffe, que incluyó también a la OTAN, se calificó como una gestión «no pública», que no es lo mismo que secreta pero casi. Ni el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), ni la Comisión ni la propia OTAN han hecho pública ninguna información sobre el contenido de estas reuniones, aunque para muchos observadores el gesto revela que el grado de desconfianza que se ha instalado entre los servicios de inteligencia de las dos orillas del Atlántico ha empezado a tener consecuencias operativas lo bastante graves como para justificar un desplazamiento a la capital europea.

Ratcliffe no solamente se reunió con Kallas, y con los responsables principales del Centro de Inteligencia y Situación de la UE (INTCEN) y de la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor europeo (EUMS), sino que también fue recibido por los embajadores de los países aliados reunidos como Consejo Atlántico en la sede de la OTAN. Según fuentes europeas, el objetivo del responsable norteamericano habría sido tratar de calmar los ánimos entre los europeos ante la creciente sensación de recelo entre los que hasta ahora se consideraban como sólidos aliados. No solamente a Estados Unidos le preocupan las posibles infiltraciones de China en algunos países (España entre ellos) sino que varios servicios de información europeos han empezado a desconfiar de los propios norteamericanos, después de algunos gestos hacia Rusia del presidente Donald Trump o de su vicepresidente JD. Vance que podrían contradecir los intereses de la UE. Para los aliados más comprometidos con la ayuda militar a Ucrania, la abrupta suspensión por parte de Washington del intercambio de inteligencia con Kiev desde marzo pasado habría dejado algunas dudas sobre la fiabilidad de Washington.

Espionaje en la OTAN

Aunque oficialmente la visita de Ratcliffe estaba centrada en la OTAN, lo que puede considerarse más previsible ya que Estados Unidos no solo forma parte de la Alianza Atlántica sino que es el miembro más importante, lo que más ha llamado la atención ha sido su reunión paralela con los principales responsables del SEAE, el instrumento de la política exterior comunitaria. Para muchos en Bruselas esta reunión representa un reconocimiento expreso de la propia UE como interlocutor en asuntos de inteligencia, algo impensable con anteriores administraciones, ni siquiera con la de Barack Obama al que se tenía como bastante proeuropeo. De hecho, la relación de visitas a Bruselas de un director de la CIA no pasa de tres.

Por ello, algunas fuentes diplomáticas citadas por el portal ‘Politico’ han considerado que este tipo de reuniones «deberían ser periódicas a partir de ahora«, y no excepcionales, sobre todo ahora que varios países han integrado funcionarios de inteligencia propios en sus oficinas de representación en Bruselas, para empezar a cooperar de forma aún más estrecha a escala europea, algo que se consideraba utópico antes de la invasión de Ucrania.

Desde Estados Unidos, la CIA afirmó que Ratcliffe no tenía como objetivo recobrar la confianza de los aliados. «Cualquier información que sugiera que se plantearon dudas sobre la fiabilidad de Estados Unidos como socio es falsa y está alejada de la realidad». Sin embargo, otras fuentes, también relacionadas con la órbita de la seguridad y la inteligencia norteamericanas, han reconocido que algunos países como Holanda han reducido en ciertos aspectos su cooperación con la CIA norteamericana, por temor a un giro inesperado por parte de la Administración Trump en algún escenario sensible como Rusia o China. Casualidad o no, la versión del espionaje norteamericano sobre las reuniones de Ratcliffe en Bruselas es que los temas fueron precisamente las «amenazas en constante evolución que Rusia y China representan para la seguridad transatlántica» y las posibles estrategias de colaboración entre las dos orillas del atlántico para afrontar dichas amenazas.

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