Publicado: octubre 28, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/muerte-joven-cristiano-palestinos-reabre-heridas-libano-20251028171116-nt.html
La historia podría haber quedado en una noticia trágica, pero el asesinato de un joven cristiano libanés, Elio Abou Hanna, a manos de una patrulla palestina en el campamento de Chatila, en Beirut, el 26 de octubre, enardeció las redes sociales y reavivó, para … algunos, el espectro de la guerra.
Cuando, a última hora de la noche del sábado, el joven de 24 años intentó regresar a su hogar en un pueblo al norte de la capital libanesa, se adentró en unos callejones y, sin darse cuenta, terminó en el campamento palestino de Chatila. Era alrededor de la 1 de la mañana del domingo. Al toparse de repente con un puesto de control y hombres armados no identificados, debió de asustarse y no se detuvo. Una ráfaga de armas automáticas acribilló su vehículo. Murió en el hospital de sus heridas.
Este asesinato plantea preguntas. Sobre todo porque ocurre en un momento en que las autoridades libanesas llevan desarmando desde principios de agosto los 12 campamentos palestinos, a los que el Ejército libanés tenía prohibida la entrada desde 1969. Esta prohibición se levantó hace varios años, pero la presencia del Ejército en los campamentos palestinos podría considerarse una provocación y la situación podría degenerar.
Generalmente, el Ejército permanece fuera de los campamentos. Ese hecho, y el que una población de refugiados se atribuya el derecho a establecer puestos de control en un país de acogida, escandaliza a muchos libaneses. Algunos establecen un paralelismo con la década de 1970, cuando las facciones armadas palestinas crearon un Estado dentro del Estado, imponiendo su propia ley a los libaneses. Los recurrentes enfrentamientos de la época provocaron el estallido en 1975 de una guerra que duraría 15 años y que comenzó enfrentando a los libaneses contra los palestinos.
Consciente de la gravedad de la situación, el director de relaciones públicas y medios de comunicación del Comité de Seguridad Palestino en el Líbano, Abdel Hadid al Assadi, lo calificó de «trágico error» y aseguró que facciones palestinas llevaban a cabo una investigación «bajo la supervisión del Ejército libanés». Este punto también escandaliza a muchos libaneses, quienes creen que las autoridades libanesas están siendo demasiado indulgentes con los palestinos. Otros interpretan esto como un deseo de no ofender a Hizbolá ni a los iraníes que apoyan a los palestinos.
Según Assadi, «todo comenzó cuando el Ejército lanzó sus operaciones de seguridad dentro del campamento, exigiendo que se mantuviera la seguridad día y noche». Sus comentarios se refieren a recientes redadas del Ejército en el marco de operaciones antidrogas y para confiscar armas ilegales. Según él, esta fue la razón de la presencia de la patrulla palestina armada esa noche. Una explicación que no logra calmar los temores ni la indignación libaneses.
El dilema del desarme
Abundan las reflexiones y críticas: «El Estado libanés no ha cumplido su promesa de desarmar los campamentos», «los refugiados extranjeros se atreven a cerrar las carreteras y matar a sus jóvenes: ¡qué escándalo ! ¡Qué país aceptaría esto!». Se oyen muchas voces que concluyen que la muerte del joven Elio demuestra que el desarme de los campamentos palestinos no es más que una «farsa» y una «tragicomedia ridícula». Al decir esto, todos también tienen en mente el desarme de Hizbolá, que todos describen como aún más complicado de implementar.
Y la calle cristiana se pregunta: «¿Por qué siguen existiendo bloqueos de facciones palestinas en pleno Beirut, a pesar de todo lo que se ha dicho sobre el desarme de los campamentos palestinos y a pesar de la experiencia de la guerra?» Esta incomprensión es aún mayor en un momento en que el país vecino, Israel, no duda en llevar a cabo una represión sangrienta (ampliamente condenada, por lo demás) contra los palestinos. Muchos se preguntan qué significan estas divergencias de trato.
Mientras tanto, la familia de Elio llora la pérdida del joven estudiante en química que trabajaba en una fábrica farmacéutica y se preparaba para cursar un doctorado en España. El padre de Elio, Walid Abou Hanna, expresó su indignación en una entrevista con MTV: «¿Cómo es posible que el Ejército no vigile todas las entradas del campamento? Mi hijo entró por error, pagando con su vida. ¿Cuántos más correrán la misma suerte? ¿Por qué hay lugares en este país que son prohibidos para los Libaneses?». Estas son preguntas que todo libanés se siente tentado a hacerse.
