El hotel de los enfermos de cáncer gazatíes en Ramala - Colombia
Registro  /  Login

Portal de Negocios en Colombia


El hotel de los enfermos de cáncer gazatíes en Ramala

Un arco de buganvillas moradas y rojas da la bienvenida al hotel Retno, «el hotel con más trabajo de Ramala, pero con menos dinero, porque aquí ya nadie paga», bromea Nawaf Hamed, dueño de un establecimiento de 50 habitaciones que, desde 2017, es la … segunda casa de los gazatíes que acuden a Cisjordania para combatir al cáncer. Los enfermos venían a recibir tratamiento y, pasado un tiempo, regresaban a la Franja. Cuando el 7 de octubre de 2023 Hamás lanzó la operación ‘Inundación de Al Aqsa’ en el Retno había 125 gazatíes entre pacientes y familiares y quedaron en un limbo que supera los dos años. Algunos han fallecido en este tiempo, otros han buscado otra solución para vivir con familiares o amigos, pero hay 37 que siguen en el hotel y ya no reciben ayudas de ningún tipo.
El humor de Hamed intenta hacer más llevadera una situación dramática. A los problemas de la enfermedad, sus huéspedes hacen frente a las brutales noticias que les han ido llegando cada día desde Gaza. El alto el fuego no les alivia el dolor porque «no puedo volver si no tengo asegurado el tratamiento, sería un suicidio porque mi estado de salud empeorará y esto no solo me afectará a mí, sino que será una carga para mi familia y esposo. Me quedo en Cisjordania hasta que pueda tratarme en Gaza», explica Shadia Abu Mrahil, de 45 años.
Shadia padece leucemia y llegó a Ramala nueve días antes del 7 de octubre acompañada de su hijo. Vivía en Deir el Balah, en el centro de la Franja, y lo primero que hace es mostrar las fotos de cómo era antes su casa, una bonita villa con jardín. «He perdido la casa y todo lo que tenía, pero no lloro por perder algo material. Amaba esa casa llena de recuerdos y allí invertí todos mis ahorros, pero el ser humano es más importante que las piedras. Los civiles no tienen culpa, los niños no tienen culpa ninguna para ser asesinados o quedarse huérfanos. Hay familias que fueron borradas por completo del registro civil. Esto es muy triste para toda la humanidad. A la gente se llena la boca hablando de humanidad, pero no la percibimos».

En la recepción del hotel pasan horas y horas. Nunca faltan el café y el té sobre las mesas. No se conocían antes de llegar a Ramala y ahora se han convertido en familia, en esa familia que han ganado al tiempo que recibían noticias sobre la pérdida de seres queridos en la Franja. No sabe cómo lo hará, pero Shadia quiere quedarse en el Retno, donde han rebajado a la mitad el precio mensual para dejarlo en 2.500 séqueles (625 euros al cambio) por habitación doble.

Sin un lugar al que volver

Fadila Hijazi, de 63 años, no se separa un segundo del teléfono. Su familia en Shojaie, uno de los barrios de Ciudad de Gaza más castigados por los combates, le pone al día sobre el estado de su casa. No queda absolutamente nada. Mira una y otra vez el vídeo que le acaba de entrar en el WhatsApp y repite «mi casa, mi casa, mi casa». Salió de Gaza el 3 de octubre junto a su hija y en estos dos años los médicos le han cambiado 3 veces de tratamiento para hacer frente a un cáncer de tiroides.

Fadila Hijazi, de 63 años, salió de Gaza el 3 de octubre junto a su hija y en estos dos años los médicos le han cambiado 3 veces de tratamiento para hacer frente a un cáncer de tiroides

M. Ayestaran

«Mi marido sigue vivo y ha estado todo este tiempo en una tienda en el sur, en Al Mawasi, pero he perdido dos nietos de 3 y 10 años. ¿Qué culpa tenían ellos? Ahora que hay alto el fuego quiero volver para ver a mi gente, tengo un hijo muy enfermo y temo por su vida. Todo es sufrimiento. El problema es que no puedo dejar el tratamiento y allí no hay nada, así que debo esperar», lamenta Fadila con gesto de rabia.
El Retno está muy cerca de la Muqata, sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y cuartel general del presidente Mahmud Abás. Estos enfermos se sienten abandonados por las autoridades y no saben qué será de ellos. Desde el hospital les informan que no hay fondos para pagar su manutención porque desde 2023 Israel mantiene retenidos los ingresos fiscales palestinos que debería transferir a la ANP, lo que ha provocado una grave crisis económica en los territorios ocupados. Vecinos y asociaciones de caridad se acercan con medicinas al hotel, que tiene montada una especie de farmacia en la primera planta.
«Todos soñábamos con el alto el fuego, con la vuelta a Gaza, pero ahora tenemos claro que esa vuelta tendrá que esperar porque esta gente depende de los tratamientos y allí no hay nada», apunta Hamed, para quien «cuesta mantener el ánimo, es muy difícil vivir así, con tantas malas noticias». Cuando el ambiente se carga en los sillones de la recepción, salen al exterior y el colorido de las buganvillas tiene un efecto balsámico en los rostros de los enfermos. Pura explosión de vida.

Publicado: octubre 19, 2025, 6:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/hotel-enfermos-cancer-gazaties-ramala-20251018212216-nt.html

Un arco de buganvillas moradas y rojas da la bienvenida al hotel Retno, «el hotel con más trabajo de Ramala, pero con menos dinero, porque aquí ya nadie paga», bromea Nawaf Hamed, dueño de un establecimiento de 50 habitaciones que, desde 2017, es la segunda casa de los gazatíes que acuden a Cisjordania para combatir al cáncer. Los enfermos venían a recibir tratamiento y, pasado un tiempo, regresaban a la Franja. Cuando el 7 de octubre de 2023 Hamás lanzó la operación ‘Inundación de Al Aqsa’ en el Retno había 125 gazatíes entre pacientes y familiares y quedaron en un limbo que supera los dos años. Algunos han fallecido en este tiempo, otros han buscado otra solución para vivir con familiares o amigos, pero hay 37 que siguen en el hotel y ya no reciben ayudas de ningún tipo.

El humor de Hamed intenta hacer más llevadera una situación dramática. A los problemas de la enfermedad, sus huéspedes hacen frente a las brutales noticias que les han ido llegando cada día desde Gaza. El alto el fuego no les alivia el dolor porque «no puedo volver si no tengo asegurado el tratamiento, sería un suicidio porque mi estado de salud empeorará y esto no solo me afectará a mí, sino que será una carga para mi familia y esposo. Me quedo en Cisjordania hasta que pueda tratarme en Gaza», explica Shadia Abu Mrahil, de 45 años.

Shadia padece leucemia y llegó a Ramala nueve días antes del 7 de octubre acompañada de su hijo. Vivía en Deir el Balah, en el centro de la Franja, y lo primero que hace es mostrar las fotos de cómo era antes su casa, una bonita villa con jardín. «He perdido la casa y todo lo que tenía, pero no lloro por perder algo material. Amaba esa casa llena de recuerdos y allí invertí todos mis ahorros, pero el ser humano es más importante que las piedras. Los civiles no tienen culpa, los niños no tienen culpa ninguna para ser asesinados o quedarse huérfanos. Hay familias que fueron borradas por completo del registro civil. Esto es muy triste para toda la humanidad. A la gente se llena la boca hablando de humanidad, pero no la percibimos».

En la recepción del hotel pasan horas y horas. Nunca faltan el café y el té sobre las mesas. No se conocían antes de llegar a Ramala y ahora se han convertido en familia, en esa familia que han ganado al tiempo que recibían noticias sobre la pérdida de seres queridos en la Franja. No sabe cómo lo hará, pero Shadia quiere quedarse en el Retno, donde han rebajado a la mitad el precio mensual para dejarlo en 2.500 séqueles (625 euros al cambio) por habitación doble.

Sin un lugar al que volver

Fadila Hijazi, de 63 años, no se separa un segundo del teléfono. Su familia en Shojaie, uno de los barrios de Ciudad de Gaza más castigados por los combates, le pone al día sobre el estado de su casa. No queda absolutamente nada. Mira una y otra vez el vídeo que le acaba de entrar en el WhatsApp y repite «mi casa, mi casa, mi casa». Salió de Gaza el 3 de octubre junto a su hija y en estos dos años los médicos le han cambiado 3 veces de tratamiento para hacer frente a un cáncer de tiroides.


Fadila Hijazi, de 63 años, salió de Gaza el 3 de octubre junto a su hija y en estos dos años los médicos le han cambiado 3 veces de tratamiento para hacer frente a un cáncer de tiroides


M. Ayestaran

«Mi marido sigue vivo y ha estado todo este tiempo en una tienda en el sur, en Al Mawasi, pero he perdido dos nietos de 3 y 10 años. ¿Qué culpa tenían ellos? Ahora que hay alto el fuego quiero volver para ver a mi gente, tengo un hijo muy enfermo y temo por su vida. Todo es sufrimiento. El problema es que no puedo dejar el tratamiento y allí no hay nada, así que debo esperar», lamenta Fadila con gesto de rabia.

El Retno está muy cerca de la Muqata, sede de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y cuartel general del presidente Mahmud Abás. Estos enfermos se sienten abandonados por las autoridades y no saben qué será de ellos. Desde el hospital les informan que no hay fondos para pagar su manutención porque desde 2023 Israel mantiene retenidos los ingresos fiscales palestinos que debería transferir a la ANP, lo que ha provocado una grave crisis económica en los territorios ocupados. Vecinos y asociaciones de caridad se acercan con medicinas al hotel, que tiene montada una especie de farmacia en la primera planta.

«Todos soñábamos con el alto el fuego, con la vuelta a Gaza, pero ahora tenemos claro que esa vuelta tendrá que esperar porque esta gente depende de los tratamientos y allí no hay nada», apunta Hamed, para quien «cuesta mantener el ánimo, es muy difícil vivir así, con tantas malas noticias». Cuando el ambiente se carga en los sillones de la recepción, salen al exterior y el colorido de las buganvillas tiene un efecto balsámico en los rostros de los enfermos. Pura explosión de vida.

Artículos Relacionados