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Bolivia elige al líder que sacará al país de la senda del Socialismo del siglo XXI

Bolivia acude este domingo a las urnas para escoger a su nuevo presidente en una elección histórica. Por primera vez desde la fundación del Estado Plurinacional en 2009, el país celebrará una segunda vuelta electoral, tras una primera jornada, el 17 de agosto, en la … que ningún candidato logró superar el 50% de los votos necesarios para proclamarse vencedor. Rodrigo Paz obtuvo un 32,14% de los votos, mientras Quiroga alcanzó el 26,81%.
El resultado de entonces confirmó el fin de una era: el Movimiento al Socialismo (MAS), que dominó la política boliviana durante casi veinte años bajo el liderazgo de Evo Morales y Luis Arce, quedó fuera de la contienda. Las dos opciones que compiten este domingo Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia (Libre), representan visiones liberales, reformistas y claramente alejadas del discurso populista que caracterizó al MAS.
La cita electoral pondrá fin a un ciclo que comenzó en 2006, cuando Morales accedió al poder con el impulso del Socialismo del siglo XXI. Dos décadas después, el país se encuentra exhausto: con una economía en declive, inflación al alza, escasez de dólares, subsidios insostenibles y un mercado energético en colapso tras años de falta de inversión en exploración.

Rodrigo Paz, senador centrista y exalcalde de Tarija, se presenta como la cara de un liberalismo pragmático que busca atraer inversión extranjera y recuperar la confianza perdida sin aplicar «ajustes severos». Su lema, ‘Capitalismo para todos’, resume su idea de compatibilizar disciplina fiscal con redes de protección social. Promete descentralizar recursos, fortalecer las autonomías departamentales y abrir la economía boliviana a tratados bilaterales con Asia y la Unión Europea.
Junto a él concurre Edman Lara, conocido como el ‘capitán Lara’, exagente de Policía y celebridad de TikTok que ganó notoriedad denunciando la corrupción en el cuerpo policial antes de ser dado de baja en 2024.
En la otra orilla, Quiroga apuesta por un programa más ortodoxo: reducción de impuestos, privatización de empresas deficitarias y acuerdos con organismos internacionales. A sus 65 años, el expresidente (2001-2002) reivindica su experiencia para «devolver credibilidad y eficiencia» al Estado boliviano.

La presencia de Evo Morales

Aunque no figura en la papeleta, Evo Morales continúa siendo una presencia determinante. Inhabilitado por los límites constitucionales y acorralado por una investigación judicial por presunta trata de personas –acusaciones que él niega–, el exmandatario mantiene influencia en los bastiones cocaleros del Chapare. Desde allí intenta reorganizar su base social mediante un nuevo movimiento, Estamos Volviendo Obedeciendo al Pueblo, abreviado como EVO Pueblo, con el que planea competir en las elecciones regionales de 2026.
Durante la campaña de agosto, Morales pidió el voto nulo, que alcanzó un inédito 20%, y, tras los resultados, se proclamó «vencedor moral» del proceso. Sin embargo, de cara a la segunda vuelta, no ha respaldado a ninguno de los candidatos, a los que tacha de «chitacos», serviles al capital extranjero.

Perfil de Jorge ‘Tuto’ Quiroga
El tecnócrata que quiere una Bolivia liberal

reuters

El expresidente boliviano Jorge ‘Tuto’ Quiroga, ingeniero industrial formado en Texas, exvicepresidente de Hugo Banzer y mandatario entre 2001 y 2002, regresa con un programa liberal que promete estabilidad y apertura internacional. «Salir de esos veinte años del MAS es esencial para Bolivia», afirma. «No lo digo por imitar a otros países, sino porque permitiría encarar un cambio económico necesario: bajar la inflación, acabar con las colas por el diésel y devolver la disponibilidad de dólares», explicó en una entrevista con ABC.
Durante su presidencia, en plena recesión regional, intentó mantener la disciplina fiscal y abrir mercados. Hoy propone retomar esa agenda: «Hay que reinsertar a Bolivia en la economía global, atraer inversión y firmar acuerdos de libre comercio. En mi experiencia, trabajé con el FMI, el Banco Mundial y el BID, esa apertura debe volver».
Crítico de Evo Morales, acusa al MAS de haber «ordeñado» los yacimientos heredados sin invertir en exploración. «Por eso hoy no hay más gas, ni dólares», resume. Su discurso defiende la alternancia y los límites de mandato. «No a la reelección indefinida. Si el trabajo es bueno, debe haber relevo, no un líder perpetuo».
Con la vista puesta en Europa, Quiroga considera a España «clave para la reinserción internacional de Bolivia». Pero lanza una advertencia: «Durante los gobiernos de Zapatero hubo complicidad con los populismos. Morales nacionalizó los hidrocarburos con su apoyo y el de Lula. Ese gesto destruyó la seguridad jurídica».
A los 65 años, el tecnócrata liberal busca su quizá última oportunidad para devolver a Bolivia la estabilidad perdida y reabrir sus puertas al mundo. Este es su quinto intento por ocupar la silla presidencial del Palacio Quemado.

El actual presidente, Luis Arce, su antiguo aliado y ahora rival, le acusó de tratar de desestabilizar la contienda electoral. Ambos rompieron relaciones políticas en 2023, tras una larga pugna por el control del MAS. Ni siquiera el intento de golpe de Estado del año pasado logró recomponer su relación. El oficialismo, dividido en tres facciones, no consiguió superar el 10% de los votos en la primera vuelta.
La desaparición del MAS del poder no garantiza estabilidad. Quien gane hoy heredará un panorama explosivo: reservas internacionales en mínimos, inflación récord, déficit fiscal del 8% y una creciente escasez de combustibles. Tanto Paz como Quiroga coinciden en que será inevitable un ajuste del gasto público y una revisión de los subsidios energéticos, aunque ninguno detalla el calendario de aplicación.
El contexto social añade otro riesgo. Tras años de políticas expansivas, los recortes pueden provocar protestas similares a las que precedieron a la caída de Morales en 2019. Los analistas prevén meses de tensión, especialmente si el nuevo Gobierno intenta modificar el régimen de precios o revisar la política de divisas.
Más allá de la urgencia económica, ambos candidatos sitúan a España y la Unión Europea como aliados estratégicos. Paz, por su origen gallego y vínculos familiares, insiste en «recuperar la inversión española en banca, servicios y energía»; mientras que Quiroga reivindica «la prudencia regulatoria» de la UE como modelo para reconstruir instituciones.

Perfil de Rodrigo Paz
El gallego que quiere refundar el país sin romper con Europa

afp

Rodrigo Paz Pereira (1967), quien nació en Santiago de Compostela durante el exilio político de sus padres, encarna una biografía transatlántica que hoy da forma a su discurso. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira, el candidato liberal combina raíces gallegas con una trayectoria construida en Bolivia. En la primera vuelta se impuso con el 32% de los votos, dejando fuera a Samuel Medina.
Economista con formación en relaciones internacionales, Paz inició su carrera como diputado por Tarija y fue posteriormente presidente del Concejo Municipal y alcalde de esa ciudad entre 2015 y 2020. Desde 2020 ejerce como senador. Su gestión municipal, centrada en obras públicas y descentralización, lo consolidó como político pragmático, aunque arrastra polémicas como el llamado ‘Puente Millonario’, una obra altamente cuestionada por su coste. Su propuesta, que define como «capitalismo para todos», busca abrir la economía sin sacrificar la protección social. Sus críticos ven sus propuestas como demasiado evasivas.
Rechaza «ajustes severos» y propone atraer inversión, reducir subsidios de forma gradual y fortalecer la autonomía departamental. «Será un gobierno pragmático, tan diverso como el pueblo boliviano», declaró recientemente. Paz mira a Europa, y especialmente a España, como socios naturales para reconstruir la confianza y recuperar la inversión en servicios. Afirma que el modelo regulatorio europeo debe inspirar una Bolivia moderna y estable. Si vence a Quiroga, asumirá el reto de estabilizar la economía, garantizar combustible y recomponer un país exhausto, apostando por la alternancia política y por un vínculo renovado con el continente donde nació.

La presencia de España en Bolivia –desde los tiempos de Repsol hasta la cooperación educativa– es vista por ambos aspirantes como clave para recuperar estabilidad y atraer capital en medio del vacío dejado por China y Rusia en la última década.
El resultado de hoy marcará un antes y un después. Si gana Paz, Bolivia optará por un liberalismo moderado de inspiración europea. Si vence Quiroga, se inclinará por un reformismo conservador más cercano a Washington. Pero, gane quien gane, el hecho político esencial ya está escrito: el MAS ha perdido el monopolio del poder y Bolivia se encamina hacia una nueva etapa.
Esta segunda vuelta no solo decidirá quién gobernará el país durante el quinquenio 2025-2030, representa también el cierre definitivo de un ciclo histórico –el del liderazgo de Evo Morales– y la apertura de una Bolivia que, por primera vez en mucho tiempo, vota sin tutelas ideológicas.

Publicado: octubre 18, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/bolivia-elige-lider-sacara-pais-senda-socialismo-20251018043233-nt.html

Bolivia acude este domingo a las urnas para escoger a su nuevo presidente en una elección histórica. Por primera vez desde la fundación del Estado Plurinacional en 2009, el país celebrará una segunda vuelta electoral, tras una primera jornada, el 17 de agosto, en la que ningún candidato logró superar el 50% de los votos necesarios para proclamarse vencedor. Rodrigo Paz obtuvo un 32,14% de los votos, mientras Quiroga alcanzó el 26,81%.

El resultado de entonces confirmó el fin de una era: el Movimiento al Socialismo (MAS), que dominó la política boliviana durante casi veinte años bajo el liderazgo de Evo Morales y Luis Arce, quedó fuera de la contienda. Las dos opciones que compiten este domingo Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia (Libre), representan visiones liberales, reformistas y claramente alejadas del discurso populista que caracterizó al MAS.

La cita electoral pondrá fin a un ciclo que comenzó en 2006, cuando Morales accedió al poder con el impulso del Socialismo del siglo XXI. Dos décadas después, el país se encuentra exhausto: con una economía en declive, inflación al alza, escasez de dólares, subsidios insostenibles y un mercado energético en colapso tras años de falta de inversión en exploración.

Rodrigo Paz, senador centrista y exalcalde de Tarija, se presenta como la cara de un liberalismo pragmático que busca atraer inversión extranjera y recuperar la confianza perdida sin aplicar «ajustes severos». Su lema, ‘Capitalismo para todos’, resume su idea de compatibilizar disciplina fiscal con redes de protección social. Promete descentralizar recursos, fortalecer las autonomías departamentales y abrir la economía boliviana a tratados bilaterales con Asia y la Unión Europea.

Junto a él concurre Edman Lara, conocido como el ‘capitán Lara‘, exagente de Policía y celebridad de TikTok que ganó notoriedad denunciando la corrupción en el cuerpo policial antes de ser dado de baja en 2024.

En la otra orilla, Quiroga apuesta por un programa más ortodoxo: reducción de impuestos, privatización de empresas deficitarias y acuerdos con organismos internacionales. A sus 65 años, el expresidente (2001-2002) reivindica su experiencia para «devolver credibilidad y eficiencia» al Estado boliviano.

La presencia de Evo Morales

Aunque no figura en la papeleta, Evo Morales continúa siendo una presencia determinante. Inhabilitado por los límites constitucionales y acorralado por una investigación judicial por presunta trata de personas –acusaciones que él niega–, el exmandatario mantiene influencia en los bastiones cocaleros del Chapare. Desde allí intenta reorganizar su base social mediante un nuevo movimiento, Estamos Volviendo Obedeciendo al Pueblo, abreviado como EVO Pueblo, con el que planea competir en las elecciones regionales de 2026.

Durante la campaña de agosto, Morales pidió el voto nulo, que alcanzó un inédito 20%, y, tras los resultados, se proclamó «vencedor moral» del proceso. Sin embargo, de cara a la segunda vuelta, no ha respaldado a ninguno de los candidatos, a los que tacha de «chitacos», serviles al capital extranjero.

El actual presidente, Luis Arce, su antiguo aliado y ahora rival, le acusó de tratar de desestabilizar la contienda electoral. Ambos rompieron relaciones políticas en 2023, tras una larga pugna por el control del MAS. Ni siquiera el intento de golpe de Estado del año pasado logró recomponer su relación. El oficialismo, dividido en tres facciones, no consiguió superar el 10% de los votos en la primera vuelta.

La desaparición del MAS del poder no garantiza estabilidad. Quien gane hoy heredará un panorama explosivo: reservas internacionales en mínimos, inflación récord, déficit fiscal del 8% y una creciente escasez de combustibles. Tanto Paz como Quiroga coinciden en que será inevitable un ajuste del gasto público y una revisión de los subsidios energéticos, aunque ninguno detalla el calendario de aplicación.

El contexto social añade otro riesgo. Tras años de políticas expansivas, los recortes pueden provocar protestas similares a las que precedieron a la caída de Morales en 2019. Los analistas prevén meses de tensión, especialmente si el nuevo Gobierno intenta modificar el régimen de precios o revisar la política de divisas.

Más allá de la urgencia económica, ambos candidatos sitúan a España y la Unión Europea como aliados estratégicos. Paz, por su origen gallego y vínculos familiares, insiste en «recuperar la inversión española en banca, servicios y energía»; mientras que Quiroga reivindica «la prudencia regulatoria» de la UE como modelo para reconstruir instituciones.

La presencia de España en Bolivia –desde los tiempos de Repsol hasta la cooperación educativa– es vista por ambos aspirantes como clave para recuperar estabilidad y atraer capital en medio del vacío dejado por China y Rusia en la última década.

El resultado de hoy marcará un antes y un después. Si gana Paz, Bolivia optará por un liberalismo moderado de inspiración europea. Si vence Quiroga, se inclinará por un reformismo conservador más cercano a Washington. Pero, gane quien gane, el hecho político esencial ya está escrito: el MAS ha perdido el monopolio del poder y Bolivia se encamina hacia una nueva etapa.

Esta segunda vuelta no solo decidirá quién gobernará el país durante el quinquenio 2025-2030, representa también el cierre definitivo de un ciclo histórico –el del liderazgo de Evo Morales– y la apertura de una Bolivia que, por primera vez en mucho tiempo, vota sin tutelas ideológicas.

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