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Trump presiona a Putin en Ucrania tras lograr el alto el fuego en Gaza

Donald Trump habló ayer por teléfono con Vladímir Putin, en medio de crecientes presiones por parte del Gobierno de EE.UU. para llevar al presidente de Rusia a la mesa de negociación por la paz en Ucrania y en la víspera de la visita … a la Casa Blanca de Volodímir Zelenski.
El presidente de EE.UU. informó a través de su red social de la conversación telefónica y anunció que se ha acordado «una reunión la semana que viene con nuestros asesores de alto nivel». Esa reunión, todavía sin un lugar y una fecha concretos, estará seguida por una cumbre entre los dos mandatarios. «Después, el presidente Putin y yo nos encontraremos en un lugar ya acordado, en Budapest (Hungría), para ver si podemos poner fin a esta ignominiosa guerra entre Rusia y Ucrania», dijo.
«El presidente Zelenski y yo nos reuniremos mañana en el Despacho Oval, donde discutiremos sobre mi conversación con el presidente Putin, y mucho más», agregó en alusión a la visita hoy del presidente ucraniano, antes de cerrar su mensaje: «Creo que hoy se han logrado grandes progresos en esta conversación telefónica».

La de ayer fue una llamada larga, de más de dos horas, que abre una nueva oportunidad para la diplomacia, después de muchos intentos frustrados. Trump detalló que será su secretario de Estado, Marco Rubio, quien encabezará la delegación estadounidense en las conversaciones de alto nivel de la próxima semana, «junto con otras personas que serán designadas». No mencionó a Steve Witkoff, que hasta ahora ha liderado las negociaciones con Rusia y también las que acabaron con éxito la semana pasada entre Israel y Hamás.
La conversación entre Trump y Putin tenía de fondo las amenazas por parte de Trump de proporcionar los poderosos misiles Tomahawk a Ucrania, un movimiento que podría cambiar la dinámica en el frente. Es una vieja aspiración de Zelenski, a la que han dicho que no hasta ahora tanto el anterior Gobierno de Joe Biden como el actual de Trump, y que dotaría a su Ejército con un arma de ataque que podría ayudar a forzar a Rusia a buscar un acuerdo.
«¿Quieren que haya Tomahawks volando hacia ellos? Pienso que no, y es posible que hable con Rusia sobre ello», dijo Trump el domingo pasado, a bordo del Air Force One, rumbo a Oriente Próximo para celebrar el acuerdo que forjó entre Israel y Hamás. «Podría decir, ‘mira, si esta guerra no acaba en acuerdo, voy a mandar Tomahawks’».
En la víspera, esas presiones hacia Rusia se manifestaron también en las palabras del secretario de Defensa, Pete Hegseth, durante una reunión de la OTAN en Bruselas. «Si no hay un camino a la paz a corto plazo, EE.UU., de manera conjunta con sus aliados, dará los pasos necesarios para imponer costes a Rusia por su agresión continuada», dijo. «Si hay que tomar ese paso, el Departamento de Guerra de EE.UU. está listo para hacer su parte de la forma que solo EE.UU. puede hacer». «Si algo sabemos sobre el presidente Trump, es que busca la aplicación activa de paz a través de la fuerza», dijo Hegseth después a la prensa. «En eso se centran nuestros esfuerzos».

De «24 horas» a nueve meses

La frustración de Trump sobre la guerra en Ucrania no ha dejado de crecer desde que llegó a la Casa Blanca el pasado enero. En campaña, prometió acabar con esa guerra «en 24 horas» y confió en que la relación de sintonía que ha labrado con Putin se lo permitiría.
La realidad, sin embargo, se ha mostrado tozuda. Putin ha aprovechado la manga ancha concedida por Trump -que nunca ha querido elevar las presiones sobre Moscú para no perder la posibilidad de un acuerdo- para ganar posiciones en el frente y continuar debilitando a Ucrania. Pero desde el final del verano, tras una cumbre con Putin en Alaska que no sirvió para nada, solo para que el presidente ruso ganara más tiempo, ha dado señales de que se le empieza a acabar la paciencia. En especial, después de que Putin haya hecho caso omiso a sus presiones y ultimátums, que, por otro lado, el propio Trump no ha sido capaz de cumplir.
Con Zelenski ha mantenido una relación turbulenta. Entre acusaciones de que la guerra había sido culpa del presidente ucraniano, la relación estalló con aquella bronca monumental en el Despacho Oval en febrero. En los últimos meses, con el apoyo de los socios europeos de Ucrania, la relación se ha estabilizado, Zelenski se ha alineado con las exigencias de Trump para la negociación. Y hoy, en un nuevo encuentro en el Despacho Oval, espera obtener un respaldo definitivo para avanzar hacia el acuerdo o, de lo contrario, mejorar sus posibilidades en el frente con armamento de gran impacto.

Antes de la cumbre en la capital húngara, la semana que viene habrá una reunión de alto nivel entre los dos países

«El único lenguaje que entiende Putin es el de la presión. Presión con sanciones, presión con armamento de larga distancia», defendió Zelenski ayer mismo, en un mensaje en sus redes sociales, en referencia a los Tomahawks y a los ataques de Rusia la noche anterior contra la infraestructura eléctrica de su país. «Estamos preparados para la reunión con el presidente Trump, tanto el componente militar como el económico. Todos los detalles están listos», aseguró.
La nueva intentona diplomática de Trump sobre la guerra de Ucrania ocurre cuando el presidente de EE.UU. todavía paladea su gran éxito diplomático desde que regresó a la Casa Blanca: el acuerdo para parar la guerra en Gaza, liberar a los rehenes israelíes, replegar al Ejército de Israel en la Franja y avanzar hacia una paz estable y duradera en Oriente Próximo.

«Me felicitó por la paz»

«El presidente Putin me felicitó a mí y a EE.UU. por el gran logro de conseguir la paz en Oriente Próximo, algo que, según dijo, se ha soñado durante siglos», aseguró sobre el acuerdo entre Israel y Hamás, con la implicación de los países árabes, aunque esa paz duradera todavía está lejos de materializarse.
Trump no se olvidó de mencionar algo que se presumía en cuanto logró su gran éxito en Gaza: aprovechar el impulso, la carrerilla diplomática, para anotarse un acuerdo de paz en Ucrania que se le resiste. «Yo creo que el éxito en Oriente Próximo ayudará en esta negociación y en conseguir un final para la guerra entre Rusia y Ucrania».
«Dedicamos también mucho a hablar sobre comercio entre Rusia y EE.UU. una vez la guerra en Ucrania haya terminado», en una nueva muestra de que Trump busca acercar a Putin al acuerdo con el caramelo económico. En las últimas semanas, el multimillonario neoyorquino ha insistido en que la economía rusa está al borde del colapso y que hay «largas colas» para comprar gasolina.
El presidente de EE.UU. mencionó a su vez que Putin le agradeció la participación de la primera dama, Melania Trump, en las conversaciones para la liberación de niños ucranianos afectados por la guerra. La esposa del presidente anunció la semana pasada que mantenía conversaciones directas con Putin que, por el momento, habían logrado el regreso con sus familias de ocho menores.
Tras la llamada, la portavoz de Trump, Karoline Leavitt, confió en que la cumbre entre ambos líderes es «muy posible» y defendió que el presidente de Estados Unidos sigue creyendo en la posibilidad de sentar a Putin y a Zelenski en la misma mesa para acabar con la guerra.
Desde Moscú, un portavoz de Putin, Yuri Ushakov, confirmó la llamada con Trump y aseguró que se celebró por iniciativa del Kremlin y dijo que los enviados de ambos países se encontraron «sin retraso» para allanar el camino de la eventual cumbre en territorio húngaro.
Ushakov, eso sí, insistió en la posición que ha mantenido el Gobierno de Putin desde que Trump empezó a hablar de los Tomahawk: que su envío a Ucrania supondrán un fuerte obstáculo para la paz y un deterioro de las relaciones entre Rusia y EE.UU.

Publicado: octubre 16, 2025, 8:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-presiona-putin-ucrania-tras-lograr-alto-20251017032247-nt.html

Donald Trump habló ayer por teléfono con Vladímir Putin, en medio de crecientes presiones por parte del Gobierno de EE.UU. para llevar al presidente de Rusia a la mesa de negociación por la paz en Ucrania y en la víspera de la visita a la Casa Blanca de Volodímir Zelenski.

El presidente de EE.UU. informó a través de su red social de la conversación telefónica y anunció que se ha acordado «una reunión la semana que viene con nuestros asesores de alto nivel». Esa reunión, todavía sin un lugar y una fecha concretos, estará seguida por una cumbre entre los dos mandatarios. «Después, el presidente Putin y yo nos encontraremos en un lugar ya acordado, en Budapest (Hungría), para ver si podemos poner fin a esta ignominiosa guerra entre Rusia y Ucrania», dijo.

«El presidente Zelenski y yo nos reuniremos mañana en el Despacho Oval, donde discutiremos sobre mi conversación con el presidente Putin, y mucho más», agregó en alusión a la visita hoy del presidente ucraniano, antes de cerrar su mensaje: «Creo que hoy se han logrado grandes progresos en esta conversación telefónica».

La de ayer fue una llamada larga, de más de dos horas, que abre una nueva oportunidad para la diplomacia, después de muchos intentos frustrados. Trump detalló que será su secretario de Estado, Marco Rubio, quien encabezará la delegación estadounidense en las conversaciones de alto nivel de la próxima semana, «junto con otras personas que serán designadas». No mencionó a Steve Witkoff, que hasta ahora ha liderado las negociaciones con Rusia y también las que acabaron con éxito la semana pasada entre Israel y Hamás.

La conversación entre Trump y Putin tenía de fondo las amenazas por parte de Trump de proporcionar los poderosos misiles Tomahawk a Ucrania, un movimiento que podría cambiar la dinámica en el frente. Es una vieja aspiración de Zelenski, a la que han dicho que no hasta ahora tanto el anterior Gobierno de Joe Biden como el actual de Trump, y que dotaría a su Ejército con un arma de ataque que podría ayudar a forzar a Rusia a buscar un acuerdo.

«¿Quieren que haya Tomahawks volando hacia ellos? Pienso que no, y es posible que hable con Rusia sobre ello», dijo Trump el domingo pasado, a bordo del Air Force One, rumbo a Oriente Próximo para celebrar el acuerdo que forjó entre Israel y Hamás. «Podría decir, ‘mira, si esta guerra no acaba en acuerdo, voy a mandar Tomahawks’».

En la víspera, esas presiones hacia Rusia se manifestaron también en las palabras del secretario de Defensa, Pete Hegseth, durante una reunión de la OTAN en Bruselas. «Si no hay un camino a la paz a corto plazo, EE.UU., de manera conjunta con sus aliados, dará los pasos necesarios para imponer costes a Rusia por su agresión continuada», dijo. «Si hay que tomar ese paso, el Departamento de Guerra de EE.UU. está listo para hacer su parte de la forma que solo EE.UU. puede hacer». «Si algo sabemos sobre el presidente Trump, es que busca la aplicación activa de paz a través de la fuerza», dijo Hegseth después a la prensa. «En eso se centran nuestros esfuerzos».

De «24 horas» a nueve meses

La frustración de Trump sobre la guerra en Ucrania no ha dejado de crecer desde que llegó a la Casa Blanca el pasado enero. En campaña, prometió acabar con esa guerra «en 24 horas» y confió en que la relación de sintonía que ha labrado con Putin se lo permitiría.

La realidad, sin embargo, se ha mostrado tozuda. Putin ha aprovechado la manga ancha concedida por Trump -que nunca ha querido elevar las presiones sobre Moscú para no perder la posibilidad de un acuerdo- para ganar posiciones en el frente y continuar debilitando a Ucrania. Pero desde el final del verano, tras una cumbre con Putin en Alaska que no sirvió para nada, solo para que el presidente ruso ganara más tiempo, ha dado señales de que se le empieza a acabar la paciencia. En especial, después de que Putin haya hecho caso omiso a sus presiones y ultimátums, que, por otro lado, el propio Trump no ha sido capaz de cumplir.

Con Zelenski ha mantenido una relación turbulenta. Entre acusaciones de que la guerra había sido culpa del presidente ucraniano, la relación estalló con aquella bronca monumental en el Despacho Oval en febrero. En los últimos meses, con el apoyo de los socios europeos de Ucrania, la relación se ha estabilizado, Zelenski se ha alineado con las exigencias de Trump para la negociación. Y hoy, en un nuevo encuentro en el Despacho Oval, espera obtener un respaldo definitivo para avanzar hacia el acuerdo o, de lo contrario, mejorar sus posibilidades en el frente con armamento de gran impacto.

Antes de la cumbre en la capital húngara, la semana que viene habrá una reunión de alto nivel entre los dos países

«El único lenguaje que entiende Putin es el de la presión. Presión con sanciones, presión con armamento de larga distancia», defendió Zelenski ayer mismo, en un mensaje en sus redes sociales, en referencia a los Tomahawks y a los ataques de Rusia la noche anterior contra la infraestructura eléctrica de su país. «Estamos preparados para la reunión con el presidente Trump, tanto el componente militar como el económico. Todos los detalles están listos», aseguró.

La nueva intentona diplomática de Trump sobre la guerra de Ucrania ocurre cuando el presidente de EE.UU. todavía paladea su gran éxito diplomático desde que regresó a la Casa Blanca: el acuerdo para parar la guerra en Gaza, liberar a los rehenes israelíes, replegar al Ejército de Israel en la Franja y avanzar hacia una paz estable y duradera en Oriente Próximo.

«Me felicitó por la paz»

«El presidente Putin me felicitó a mí y a EE.UU. por el gran logro de conseguir la paz en Oriente Próximo, algo que, según dijo, se ha soñado durante siglos», aseguró sobre el acuerdo entre Israel y Hamás, con la implicación de los países árabes, aunque esa paz duradera todavía está lejos de materializarse.

Trump no se olvidó de mencionar algo que se presumía en cuanto logró su gran éxito en Gaza: aprovechar el impulso, la carrerilla diplomática, para anotarse un acuerdo de paz en Ucrania que se le resiste. «Yo creo que el éxito en Oriente Próximo ayudará en esta negociación y en conseguir un final para la guerra entre Rusia y Ucrania».

«Dedicamos también mucho a hablar sobre comercio entre Rusia y EE.UU. una vez la guerra en Ucrania haya terminado», en una nueva muestra de que Trump busca acercar a Putin al acuerdo con el caramelo económico. En las últimas semanas, el multimillonario neoyorquino ha insistido en que la economía rusa está al borde del colapso y que hay «largas colas» para comprar gasolina.

El presidente de EE.UU. mencionó a su vez que Putin le agradeció la participación de la primera dama, Melania Trump, en las conversaciones para la liberación de niños ucranianos afectados por la guerra. La esposa del presidente anunció la semana pasada que mantenía conversaciones directas con Putin que, por el momento, habían logrado el regreso con sus familias de ocho menores.

Tras la llamada, la portavoz de Trump, Karoline Leavitt, confió en que la cumbre entre ambos líderes es «muy posible» y defendió que el presidente de Estados Unidos sigue creyendo en la posibilidad de sentar a Putin y a Zelenski en la misma mesa para acabar con la guerra.

Desde Moscú, un portavoz de Putin, Yuri Ushakov, confirmó la llamada con Trump y aseguró que se celebró por iniciativa del Kremlin y dijo que los enviados de ambos países se encontraron «sin retraso» para allanar el camino de la eventual cumbre en territorio húngaro.

Ushakov, eso sí, insistió en la posición que ha mantenido el Gobierno de Putin desde que Trump empezó a hablar de los Tomahawk: que su envío a Ucrania supondrán un fuerte obstáculo para la paz y un deterioro de las relaciones entre Rusia y EE.UU.

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