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Trump rinde el último homenaje a Charlie Kirk en la Rosaleda

El presidente norteamericano rindió este martes homenaje a Charlie Kirk en la Rosaleda de la Casa Blanca, en el primer acto oficial celebrado allí desde su remodelación. La ceremonia, cargada de emoción y de una escenografía de marcado tono institucional, congregó a la plana … mayor del entorno presidencial, a figuras mediáticas como Tucker Carlson y a dirigentes del movimiento Turning Point USA, la organización conservadora que fundó Kirk y que ha tenido una profunda influencia en la derecha estadounidense.
Entre los asistentes se encontraba el presidente argentino Javier Milei, de visita oficial en Washington, quien solicitó personalmente participar en el acto para rendir tributo a Kirk. Asesinado el mes pasado en Utah, el activista se ha convertido en símbolo y mártir para amplios sectores de la derecha internacional.
A las 16:40, al son del himno presidencial ‘Hail to the Chief’, Donald Trump entró en la Rosaleda desde el Despacho Oval acompañado por la viuda, Erika Kirk. En un acto de fuerte carga simbólica, el presidente le concedió a título póstumo la Medalla de la Libertad. El silencio se impuso tras una introducción musical inusual, con ‘Dancing Queen’ y ‘Total Eclipse of the Heart’, dos de las canciones favoritas del mandatario, reproducidas en el nuevo sistema de sonido instalado por él mismo en el jardín.
Trump calificó el asesinato de Kirk como «un acto demoníaco» y dedicó palabras de afecto a su familia: «Tu amor y tu coraje han sido una inspiración para todos nosotros. Siempre estaremos aquí para ti y para tus preciosos hijos. Nunca olvidaremos lo que vuestra familia ha sacrificado por nuestro país». Erika Kirk rompió a llorar al recibir la condecoración; en su intervención recordó los años compartidos y agradeció el reconocimiento en el día en que su esposo habría cumplido 32 años.

El presidente evocó además los primeros años de amistad entre ambos: «Cuando lo conocí tenía 22, y pensé que era mayor. Se veía más adulto de lo que era». En tono desafiante, reivindicó el papel de Kirk como motor de la juventud conservadora: «Estamos lidiando con lunáticos de la izquierda radical, y ojalá Charlie estuviera aquí para luchar con nosotros. Habría encabezado una marcha al Capitolio con chicos de 21 años, porque nadie tenía su conexión con la juventud».
La ceremonia estuvo a punto de trasladarse al interior de la residencia presidencial por amenaza de lluvia, pero un claro en el cielo permitió mantenerla al aire libre, bajo un sol tenue de otoño. «Es Charlie que nos mira desde el cielo», comentó Trump ante los aplausos del público.
En su discurso, el mandatario también reivindicó el legado político del homenajeado: «En todo lo que hizo, puso a Estados Unidos primero. Se convirtió en el líder de un movimiento histórico en todo el país. Y gracias a su ayuda, en 2024 ganamos más jóvenes que ningún republicano en la historia». Fue una afirmación que mezcló homenaje y política, en línea con el tono general del acto, a medio camino entre tributo personal y reafirmación de la narrativa republicana.
La lista de asistentes fue extensa y significativa: el vicepresidente J.D. Vance; el secretario de Estado Marco Rubio; los legisladores Ted Cruz, Mike Johnson y Steve Scalise; los presentadores televisivos Sean Hannity y Tucker Carlson; además de Donald Trump Jr. y otros asesores clave del entorno presidencial. La ceremonia, en suma, reunió al núcleo duro del poder político y mediático de EE.UU., en una imagen de unidad en torno al presidente y su causa.
La Rosaleda recuperó así su papel como escenario central de la política estadounidense tras meses de obras. El acto concluyó con el himno funerario ‘Amazing Grace’, interpretado mientras los asistentes guardaban silencio. Erika Kirk, de pie junto al presidente, volvió a emocionarse. Con el sonido del viento entre los rosales y las últimas notas del himno, la ceremonia cerró como una despedida pública a Kirk, ademas de una proclamación política del liderazgo conservador en la era del segundo Trump.

Publicado: octubre 14, 2025, 6:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-rinde-ultimo-homenaje-charlie-kirk-rosaleda-20251015005519-nt.html

El presidente norteamericano rindió este martes homenaje a Charlie Kirk en la Rosaleda de la Casa Blanca, en el primer acto oficial celebrado allí desde su remodelación. La ceremonia, cargada de emoción y de una escenografía de marcado tono institucional, congregó a la plana mayor del entorno presidencial, a figuras mediáticas como Tucker Carlson y a dirigentes del movimiento Turning Point USA, la organización conservadora que fundó Kirk y que ha tenido una profunda influencia en la derecha estadounidense.

Entre los asistentes se encontraba el presidente argentino Javier Milei, de visita oficial en Washington, quien solicitó personalmente participar en el acto para rendir tributo a Kirk. Asesinado el mes pasado en Utah, el activista se ha convertido en símbolo y mártir para amplios sectores de la derecha internacional.

A las 16:40, al son del himno presidencial ‘Hail to the Chief’, Donald Trump entró en la Rosaleda desde el Despacho Oval acompañado por la viuda, Erika Kirk. En un acto de fuerte carga simbólica, el presidente le concedió a título póstumo la Medalla de la Libertad. El silencio se impuso tras una introducción musical inusual, con ‘Dancing Queen’ y ‘Total Eclipse of the Heart’, dos de las canciones favoritas del mandatario, reproducidas en el nuevo sistema de sonido instalado por él mismo en el jardín.

Trump calificó el asesinato de Kirk como «un acto demoníaco» y dedicó palabras de afecto a su familia: «Tu amor y tu coraje han sido una inspiración para todos nosotros. Siempre estaremos aquí para ti y para tus preciosos hijos. Nunca olvidaremos lo que vuestra familia ha sacrificado por nuestro país». Erika Kirk rompió a llorar al recibir la condecoración; en su intervención recordó los años compartidos y agradeció el reconocimiento en el día en que su esposo habría cumplido 32 años.

El presidente evocó además los primeros años de amistad entre ambos: «Cuando lo conocí tenía 22, y pensé que era mayor. Se veía más adulto de lo que era». En tono desafiante, reivindicó el papel de Kirk como motor de la juventud conservadora: «Estamos lidiando con lunáticos de la izquierda radical, y ojalá Charlie estuviera aquí para luchar con nosotros. Habría encabezado una marcha al Capitolio con chicos de 21 años, porque nadie tenía su conexión con la juventud».

La ceremonia estuvo a punto de trasladarse al interior de la residencia presidencial por amenaza de lluvia, pero un claro en el cielo permitió mantenerla al aire libre, bajo un sol tenue de otoño. «Es Charlie que nos mira desde el cielo», comentó Trump ante los aplausos del público.

En su discurso, el mandatario también reivindicó el legado político del homenajeado: «En todo lo que hizo, puso a Estados Unidos primero. Se convirtió en el líder de un movimiento histórico en todo el país. Y gracias a su ayuda, en 2024 ganamos más jóvenes que ningún republicano en la historia». Fue una afirmación que mezcló homenaje y política, en línea con el tono general del acto, a medio camino entre tributo personal y reafirmación de la narrativa republicana.

La lista de asistentes fue extensa y significativa: el vicepresidente J.D. Vance; el secretario de Estado Marco Rubio; los legisladores Ted Cruz, Mike Johnson y Steve Scalise; los presentadores televisivos Sean Hannity y Tucker Carlson; además de Donald Trump Jr. y otros asesores clave del entorno presidencial. La ceremonia, en suma, reunió al núcleo duro del poder político y mediático de EE.UU., en una imagen de unidad en torno al presidente y su causa.

La Rosaleda recuperó así su papel como escenario central de la política estadounidense tras meses de obras. El acto concluyó con el himno funerario ‘Amazing Grace’, interpretado mientras los asistentes guardaban silencio. Erika Kirk, de pie junto al presidente, volvió a emocionarse. Con el sonido del viento entre los rosales y las últimas notas del himno, la ceremonia cerró como una despedida pública a Kirk, ademas de una proclamación política del liderazgo conservador en la era del segundo Trump.

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