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Empieza en El Cairo la negociación para liberar a los rehenes israelíes

‘Es ahora o nunca’. Una pancarta enorme con esa leyenda y un lazo amarillo, el símbolo de la campaña para liberar a los rehenes de Hamás, se desplegó en la manifestación multitudinaria del sábado en Tel Aviv. Esa imagen la utilizó después … Donald Trump en su red social como una forma de presión –una más– para impulsar su plan de paz entre Israel y Hamás. Un mensaje desde Washington a las delegaciones de Israel y Hamás que ya están en Egipto para negociar el desarrollo del plan del presidente de Estados Unidos, entre el optimismo de unos y la cautela de otros, entre la probabilidad de que se alcancen objetivos iniciales como la liberación de los secuestrados y las dudas sobre un acuerdo de largo recorrido para la paz y la estabilidad en la región.
«Las negociaciones ya están en marcha, desde hace un par de días», dijo Trump este domingo, antes de viajar a una base naval en Norfolk (Virginia) para celebrar el 250 aniversario de la creación de la Armada de EE.UU. «Veremos cómo se desarrollan, pero me llega que están yendo muy bien».
«Es un gran acuerdo para Israel, es un gran acuerdo para todo el mundo árabe, para el mundo musulmán, para todo el mundo, estamos muy contentos», añadió.

Este optimismo forma parte del ‘modus operandi’ de Trump. El presidente de EE.UU. anuncia acuerdos antes de que se cierren, exagera la satisfacción de las partes con el plan o hace alusiones cuestionables –«va a haber paz en Oriente Próximo por primera vez en 3.000 años– para condicionar a los negociadores.

Cautela de Marco Rubio

Pero el propio jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, optó por la cautela sobre los resultados. Al ser preguntado este domingo en la cadena NBC si las negociaciones suponen el final de la guerra, el secretario de Estado respondió: «Bueno, todavía no. Hay trabajo que queda por hacer».
Rubio dejó claro que las expectativas son diferentes para dos fases diferentes del acuerdo. En la primera, la que tiene que ver con la liberación de los rehenes y el repliegue del Ejército israelí de Gaza, hay más optimismo. El plan de Trump incluye la liberación de los rehenes en manos de Hamás –48, de los que se cree que solo 20 están vivos– y la entrega de cientos de prisioneros palestinos en manos de Israel. Las negociaciones técnicas –«están ocurriendo ahora mismo», dijo– tienen que ver con el calendario para dar esos pasos, que va de la mano del repliegue, para lo que ya hay elaborados mapas provisionales de salida progresiva de los militares israelíes en la Franja.
Es seguro que habrá desacuerdos entre Israel y Hamás sobre qué prisioneros palestinos se incluyen en la lista de liberados o sobre las líneas y el calendario del repliegue militar. Pero se espera que los equipos negociadores acerquen posturas. Por parte de Israel, la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, confirmó este domingo que el líder de su delegación será Ron Dermer, quien fue embajador en EE.UU. y ha liderado las negociaciones de liberación de rehenes desde febrero. Por parte de Hamás, el negociador jefe será Khalil al Hayya, uno de los líderes del grupo terrorista que Israel trató de matar en un ataque en territorio de Qatar, un episodio que enfureció a Trump y aceleró el proceso para forzar a israelíes y palestinos al actual proceso.

Segunda fase, más compleja

La segunda fase es más compleja y tiene que ver con la transición de una Gaza controlada por Hamás a una Gaza con un Gobierno tecnocrático palestino con apoyo de países árabes y de EE.UU. Un futuro en el que Hamás, que controla la Franja desde hace más de una década, no puede tener futuro y para el que tiene que entregar las armas. «No se puede organizar una estructura gubernamental en Gaza sin Hamás en tres días», reconoció Rubio. «Eso lleva tiempo».
Pero no es solo un problema de tiempo. El proceso completo tiene muchas posibilidades de descarrilar. Por un lado, por las disensiones en el seno de Hamás, donde a muchas de sus unidades, tras años de guerra contra Israel, les costará dejar las armas. Pero también por la oposición que los resultados del acuerdo tienen para los sectores extremistas del Gobierno de Benjamin Netanyahu, que consideran que no tiene sentido dejar de atacar al grupo terrorista cuando está contra las cuerdas y que rechazan cualquier solución que siente el camino hacia una eventual autodeterminación y vía hacia un Estado palestino, como incluye el plan de Trump. Dos de los ministros de Netanyahu, Benzalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, han amenazado con romper el Gobierno si no se acaba con Hamás tras la liberación de los rehenes.

Publicado: octubre 5, 2025, 4:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/empieza-cairo-negociacion-liberar-rehenes-israelies-20251005214009-nt.html

‘Es ahora o nunca’. Una pancarta enorme con esa leyenda y un lazo amarillo, el símbolo de la campaña para liberar a los rehenes de Hamás, se desplegó en la manifestación multitudinaria del sábado en Tel Aviv. Esa imagen la utilizó después Donald Trump en su red social como una forma de presión –una más– para impulsar su plan de paz entre Israel y Hamás. Un mensaje desde Washington a las delegaciones de Israel y Hamás que ya están en Egipto para negociar el desarrollo del plan del presidente de Estados Unidos, entre el optimismo de unos y la cautela de otros, entre la probabilidad de que se alcancen objetivos iniciales como la liberación de los secuestrados y las dudas sobre un acuerdo de largo recorrido para la paz y la estabilidad en la región.

«Las negociaciones ya están en marcha, desde hace un par de días», dijo Trump este domingo, antes de viajar a una base naval en Norfolk (Virginia) para celebrar el 250 aniversario de la creación de la Armada de EE.UU. «Veremos cómo se desarrollan, pero me llega que están yendo muy bien».

«Es un gran acuerdo para Israel, es un gran acuerdo para todo el mundo árabe, para el mundo musulmán, para todo el mundo, estamos muy contentos», añadió.

Este optimismo forma parte del ‘modus operandi’ de Trump. El presidente de EE.UU. anuncia acuerdos antes de que se cierren, exagera la satisfacción de las partes con el plan o hace alusiones cuestionables –«va a haber paz en Oriente Próximo por primera vez en 3.000 años– para condicionar a los negociadores.

Cautela de Marco Rubio

Pero el propio jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, optó por la cautela sobre los resultados. Al ser preguntado este domingo en la cadena NBC si las negociaciones suponen el final de la guerra, el secretario de Estado respondió: «Bueno, todavía no. Hay trabajo que queda por hacer».

Rubio dejó claro que las expectativas son diferentes para dos fases diferentes del acuerdo. En la primera, la que tiene que ver con la liberación de los rehenes y el repliegue del Ejército israelí de Gaza, hay más optimismo. El plan de Trump incluye la liberación de los rehenes en manos de Hamás –48, de los que se cree que solo 20 están vivos– y la entrega de cientos de prisioneros palestinos en manos de Israel. Las negociaciones técnicas –«están ocurriendo ahora mismo», dijo– tienen que ver con el calendario para dar esos pasos, que va de la mano del repliegue, para lo que ya hay elaborados mapas provisionales de salida progresiva de los militares israelíes en la Franja.

Es seguro que habrá desacuerdos entre Israel y Hamás sobre qué prisioneros palestinos se incluyen en la lista de liberados o sobre las líneas y el calendario del repliegue militar. Pero se espera que los equipos negociadores acerquen posturas. Por parte de Israel, la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, confirmó este domingo que el líder de su delegación será Ron Dermer, quien fue embajador en EE.UU. y ha liderado las negociaciones de liberación de rehenes desde febrero. Por parte de Hamás, el negociador jefe será Khalil al Hayya, uno de los líderes del grupo terrorista que Israel trató de matar en un ataque en territorio de Qatar, un episodio que enfureció a Trump y aceleró el proceso para forzar a israelíes y palestinos al actual proceso.

Segunda fase, más compleja

La segunda fase es más compleja y tiene que ver con la transición de una Gaza controlada por Hamás a una Gaza con un Gobierno tecnocrático palestino con apoyo de países árabes y de EE.UU. Un futuro en el que Hamás, que controla la Franja desde hace más de una década, no puede tener futuro y para el que tiene que entregar las armas. «No se puede organizar una estructura gubernamental en Gaza sin Hamás en tres días», reconoció Rubio. «Eso lleva tiempo».

Pero no es solo un problema de tiempo. El proceso completo tiene muchas posibilidades de descarrilar. Por un lado, por las disensiones en el seno de Hamás, donde a muchas de sus unidades, tras años de guerra contra Israel, les costará dejar las armas. Pero también por la oposición que los resultados del acuerdo tienen para los sectores extremistas del Gobierno de Benjamin Netanyahu, que consideran que no tiene sentido dejar de atacar al grupo terrorista cuando está contra las cuerdas y que rechazan cualquier solución que siente el camino hacia una eventual autodeterminación y vía hacia un Estado palestino, como incluye el plan de Trump. Dos de los ministros de Netanyahu, Benzalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, han amenazado con romper el Gobierno si no se acaba con Hamás tras la liberación de los rehenes.

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