Publicado: octubre 4, 2025, 2:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/profanacion-estatua-juan-pablo-vandalismo-antisemita-protestas-20251004210128-nt.html
La capital italiana fue escenario este sábado de una manifestación en apoyo a Palestina, una protesta que reunió a decenas de miles de personas-250.000, según la Policía- en un ambiente marcado por la máxima alerta policial, consignas controvertidas que ensalzaron la ‘resistencia armada’ … y actos vandálicos previos que avivaron la polémica política. La protesta, convocada por el Movimiento de los Estudiantes Palestinos, ha aglutinado un apoyo social y político que va desde el sindicato mayoritario la CGIL hasta asociaciones civiles de peso histórico como la ANPI (Asociación Nacional de Partisanos Italianos) demostrando la profundidad de la división social sobre la respuesta de Israel al ataque terrorista de Hamás de hace dos años y la posición del Gobierno de Giorgia Meloni.
El lema principal de la movilización, articulado en una pancarta gigante, ha sido ‘¡Stop al genocidio! ¡Stop a los acuerdos con Israel! ¡Palestina libre!’. El mensaje ha trascendido las críticas a la política exterior italiana, con fotografías de la primera ministra, Giorgia Meloni, y los vicepresidentes Antonio Tajani y Matteo Salvini tachados de «cómplices del genocidio». Desde el furgón de apertura, los organizadores han endurecido el discurso, declarando que «esta marcha apoya la legítima resistencia armada del pueblo palestino» y que el Gobierno «debe pagar duramente el apoyo explícito a Israel».
Uno de los momentos más controvertidos ha sido la exhibición de pancartas que califican el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre contra Israel como la ‘Jornada de la Resistencia Palestina’. Esta referencia está relacionada con los actos de violencia y ataques perpetrados por Hamás el 7 de octubre de 2023, cuando el grupo terrorista palestino lanzó una serie de incursiones armadas en Israel, lo que desató una nueva fase del conflicto entre Gaza e Israel. Para muchos de los participantes de la manifestación, la fecha es vista como un símbolo de resistencia frente a lo que perciben como una ocupación israelí. Sin embargo, la posición de los organizadores de la protesta genera controversia, ya que algunos la interpretan como un respaldo implícito a Hamás. «Quienes salen a la calle a celebrar una masacre no merecen ni respeto ni atenuantes«, ha manifestado Elisabetta Gardini, vicepresidenta del grupo Hermanos de Italia en la Cámara de Diputados.
En el centro de la manifestación, junto a miles de banderas palestinas, se han podido ver también enseñas de Hamás y Hezbolá, mientras se coreaban eslóganes como «Muerte al sionismo» y «Muerte a la IDF» (ejército israelí).
Incidentes y provocaciones
La jornada de protesta se ha visto marcada por una serie de incidentes de alto voltaje simbólico y por la intervención de las fuerzas del orden. La indignación política se disparó al difundirse la fotografía con la profanación de la estatua de San Juan Pablo II en la plaza frente a la estación de tren de Termini. El monumento apareció con pintadas que rezaban «fascista de m…» y el símbolo de la hoz y el martillo. La primera ministra, Giorgia Meloni, calificó el hecho de «indigno», realizado por personas »obnubiladas por la ideología«, acusando a los manifestantes de »ultrajar la memoria de un hombre que ha sido un verdadero defensor y constructor de la paz«.
Otro acto de gran carga simbólica y evidente tinte antisemita tuvo lugar en el barrio de Trastevere. En la Piazza San Cosimato, varias Piedras de Tropiezo (Pietre d’inciampo) fueron cubiertas con adhesivos rojos que llevaban los nombres de personas fallecidas en Gaza. Las Piedras de Tropiezo son pequeños adoquines de latón incrustados en el pavimento delante de los últimos domicilios de víctimas de la Shoá y del régimen nazi, ideados por el artista alemán Gunter Demnig. Cubrirlas con nombres de víctimas de la guerra actual es percibido como un acto de vandalismo y trivialización del Holocausto.
La manifestación se desarrolló desde Porta San Paolo con destino a la Plaza San Giovanni. A media tarde, la policía estimaba en torno a 50.000 los participantes, cifra que seguía en revisión a medida que la cabeza del cortejo alcanzaba San Giovanni, y que finalmente alcanzó los 250.000 manifestantes. Los organizadores elevaron primero el dato a 600.000, y luego en San Giovanni proclamaron «un millón en la calle» con la consigna «hemos bloqueado Roma».
La disparidad recuerda la batalla de cifras de la huelga general de este viernes: CGIL habló entonces de más de dos millones en toda Italia, mientras el Ministerio del Interior la redujo a 400–500.000. Hoy la pauta se repite. La máxima alerta de seguridad, con más de 1.500 agentes y vehículos blindados desplegados, se justificó con las detenciones preventivas. La policía interceptó un vehículo y dos autobuses procedentes de diferentes ciudades con unos 60 pasajeros. A bordo se incautaron máscaras de gas, indumentaria desechable para evitar la identificación, así como tubos metálicos y palos de madera. Además, cinco menores de edad llegados desde Pisa fueron interceptados en el Parque de Colle Oppio con cascos, botellas de cristal y botes de spray.
Debate político
La movilización ha abierto un profundo debate sobre su significado y sus límites, tal como reflejan analistas de la prensa italiana. El reputado comentarista del ‘Corriere della Sera’, Massimo Franco, advierte que la cuestión central es «hasta qué punto los partidos de oposición pueden utilizar la fuerza de las plazas filopalestinas sin caer en el antisemitismo y verse aplastadas por el extremismo y las franjas violentas». Massimo Franco subraya que el Gobierno no esperaba una movilización tan grande, pero aconseja prudencia a la izquierda, ya que «las dificultades que el Gobierno puede encontrar en manejar la protesta pronto podrían convertirse en las de la oposición que la sostienen».
Por su parte, el director de ‘Il Foglio’, Claudio Cerasa, apunta a la «banalización de las palabras» como una forma de violencia ideológica. Critica el uso masivo del eslogan ‘Del río al mar, Palestina libre’, calificándolo de «genocida», pues implícitamente exige la cancelación de Israel. Cerasa acusa a una parte de la movilización de «transformar la palabra de los terroristas en palabras símbolo de la revolución» y de incurrir en un nuevo antisemitismo que se esconde tras el antisionismo y la omisión intencionada del ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023.
A pesar de las polémicas y los incidentes, ha quedado claro que el apoyo a Palestina es, desde hace un par de semanas (la primera huelga general por Gaza se convocó el 22 de septiembre), un tema de movilización social y un reto de orden público e ideológico para el Gobierno de Giorgia Meloni.