Publicado: septiembre 29, 2025, 10:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/pedro-rodriguez-pasa-diferencia-cloacas-gobierno-20250930043819-nt.html
Se puede decir que Washington empieza a funcionar tal y como lo soñó la fontanera Leire
Lisa Murkowski, senadora por Alaska y voz independiente en un Partido Republicano cada vez más tribal, es una de las pocas parlamentarias dispuesta a criticar los abusos de poder del presidente Trump. Esta mujer valiente, valga la redundancia, se sinceró el pasado abril … con sus votantes en Anchorage al describir el sentimiento que impera en la cima de la política de Estados Unidos: «Todos tenemos miedo. Es toda una declaración. Pero nos encontramos en un momento y un lugar en los que sin duda nunca había estado. Les diré que a menudo me siento muy preocupada por expresar mi opinión, porque las represalias son reales».
En mayo, Steven Levitsky, el conocido politólogo de Harvard, se preguntaba en las páginas del ‘New York Times’ «¿Cómo sabremos que hemos perdido nuestra democracia?». Y planteaba una métrica sencilla para empezar a redactar el certificado de defunción de la democracia americana: la multiplicación del coste de oponerse al Gobierno. En lugar de represión violenta, el «autoritarismo competitivo» de hoy en día convierte las instituciones públicas en armas políticas, utilizando la fiscalía, las fuerzas del orden, la agencia tributaria y los órganos regulatorios para castigar a los opositores e intimidar a los medios de comunicación y a la sociedad civil.
Aunque estas tácticas no siempre activan las alarmas cívicas, el forzado procesamiento del exdirector del FBI, James Comey, por acusaciones más ‘fake’ que el color naranjito de Trump ha supuesto un antes y un después en la escalada autoritaria que protagoniza un presidente obsesionado con ajustar cuentas con todos sus supuestos enemigos.
Este matonismo trumpista en forma de ‘lawfare’ supone romper con la tradición política de Estados Unidos que siempre ha limitado la influencia gubernamental en la aplicación de la ley. Al convertir al Departamento de Justicia y la ‘su fiscal general’ Pam Bondi en parte del vengativo arsenal de la Casa Blanca, cuesta cada vez más distinguir entre las cloacas y el Gobierno federal. Se puede decir que Washington empieza a funcionar tal y como lo soñó la fontanera Leire.
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