Publicado: septiembre 1, 2025, 2:45 am
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/jinping-reafirma-peculiar-orden-mundial-acoso-coercion-20250901085727-nt.html
El nuevo orden mundial que China propone tiene hoy capital en Tianjín. La ciudad portuaria, a unos cien kilómetros de Pekín, ha acogido esta mañana el Consejo de Jefes de Estado, el evento principal de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). … Este ha estado presidido por Xi Jinping, quien una vez más ha dado muestra de sus aspiraciones geopolíticas como líder de la potencia emergente ante un panorama convulso.
La OSC se creó en 2001 y constituye en realidad una organización vacía de contenido real, más allá de su pretensión de limitar la influencia de las alianzas occidentales como la OTAN, y fortalecer a cambio un bloque euroasiático liderado por China y Rusia. «Durante 24 años, los Estados miembros se han mantenido fieles a su aspiración original, compartiendo oportunidades, buscando juntos el desarrollo y promoviendo la construcción y la cooperación de la OCS, logrando una serie de resultado pioneros y logros históricos», ha celebrado Xi.
«Fuimos los primeros en establecer un mecanismo de confianza en el ámbito militar en las zonas fronterizas, transformando las extensas fronteras en un vínculo de amistad, confianza y cooperación. […] Gestionamos y manejamos adecuadamente las contradicciones y diferencias», ha señalado. Este ejemplo del líder chino hace referencia directa al primer logro de la cumbre: su amistoso saludo con el primer ministro indio, Narendra Modi.
Ambos mandatarios mantuvieron ayer domingo un afable encuentro que puso fin a cinco años de animadversión, después de que en 2020 unas escaramuzas en la disputada frontera del Himalaya dejaran decenas de soldados muertos y dispararan la tensión bilateral. China e India se comprometieron ayer a ser «socios, no rivales», unas precipitadas paces que reconfiguran el equilibrio geopolítico, motivadas por la presión de Donald Trump contra India por la importación de petróleo ruso, en forma de punzantes aranceles del 50%.
Este episodio demuestra cómo el poderío chino se despliega, en gran medida, por oposición al presidente estadounidense, cuya sombra diríase que participa también en la cita. Por eso, Xi ha presentado a la OCS como «verdadero multilateralismo». «Participamos de manera constructiva en los asuntos internacionales y regionales. Siempre nos mantenemos del lado de la equidad y la justicia internacional, promovemos la inclusión y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones y nos oponemos a la hegemonía y al poderío dominante. Hemos desempeñado un papel activo en la paz y el desarrollo mundial». Desde su asiento, Vladímir Putin asentía.
«Pese a las nubes turbulentas que se agitan, hemos practicado el ‘espíritu de Shanghái’ y alcanzado el éxito»
Xi Jinping
Presidente de China
Retórica aparte, no destaca esta peculiar agrupación por su cultura democrática ni la consiguiente transparencia. No es casualidad, por tanto, que en el centro de prensa haya proyecciones digitales, libros y robots que hacen helados o caligrafías: de todo menos un hecho noticioso. La cumbre tiene lugar en un pabellón adyacente al que la prensa no tiene acceso. Las declaraciones de Xi se emiten en una gran pantalla que pierde el sonido cuando intervienen otros líderes. Lukashenko, Modi, Putin, Tokayev; todos mudos. Por eso, las cámaras de los medios oficiales se vuelven hacia sí mismas en un propagandístico juego de espejos. «¿Qué opinas de nuestro presidente?», pregunta un supuesto periodista iraní a una colega china. Acto seguido, esta tiende el micrófono hacia un ruso que ya ha sido abordado cinco veces en media hora: «¿Qué te ha parecido el discurso de apertura?».
«Con un volumen económico cercano a los 30 billones de dólares, [la OCS] se ha convertido en la mayor organización regional del mundo, cuya influencia y poder de atracción internacional se incrementan día a día», presumía Xi. «Al volver la vista atrás, pese a las nubes turbulentas que se agitan, hemos practicado el ‘espíritu de Shanghái’ y alcanzado el éxito».
«Debemos mantenernos firmes en la equidad y la justicia, promoviendo una visión correcta de la historia de la II Guerra Mundial y oponiéndonos a la mentalidad de la Guerra Fría, a la confrontación entre bloques y a los actos de acoso y coerción». Con estas palabras, el líder chino explicitaba la narrativa subyacente en el desfile militar que tendrá lugar este miércoles en Pekín en conmemoración del 80º aniversario de la rendición de Japón, el segundo hito de su fastuosa semana.
«Hay que abogar por una multipolaridad mundial equitativa y ordenada, así como por una globalización económica inclusiva y beneficiosa para todos, impulsando la construcción de un sistema de gobernanza global más justo y razonable», concluía Xi, ante los micrófonos silenciados de sus socios.