Publicado: julio 23, 2025, 8:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/duro-acuerdo-comercial-eeuu-japon-modelo-aranceles-20250724022530-nt.html
El presidente Donald Trump ha dejado claro esta semana que su estrategia comercial se basa en imponer primero y negociar después. Apenas unas horas después de anunciar un pacto con Japón que fija aranceles del 15% a sus exportaciones de automóviles y piezas, … la Casa Blanca abrió este miércoles una nueva ronda con la Unión Europea bajo una amenaza similar: si no se alcanza un acuerdo antes del 1 de agosto, entrarán en vigor tarifas del 30% sobre productos europeos.
El precedente japonés es revelador. Tras ocho rondas de negociaciones, y ante la inminencia de un arancel del 25% sobre todos sus productos, Tokio cerró un acuerdo que Trump presenta como una victoria histórica. Japón se comprometió a invertir 550.000 millones de dólares en sectores clave de EE.UU. –como semiconductores y farmacéuticas–, a abrir su mercado a vehículos y arroz estadounidenses y a aceptar un arancel del 15% sobre su industria automotriz, muy por encima del 2,5% anterior.
Se trata de una hoja de ruta clara a ojos de la Casa Blanca. En este caso, el anuncio llegó justo después de unas elecciones parlamentarias que debilitaron al partido gobernante y empujaron al primer ministro, Shigeru Ishiba, a aceptar concesiones que días antes habría considerado inasumibles.
Con ese modelo sobre la mesa, Trump ha puesto ahora el foco en Bruselas. «Tenemos a Europa viniendo mañana, y pasado mañana vendrán otros más», dijo el presidente el martes por la noche.
La Comisión Europea confirmó que el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, mantendría una conversación con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick. Las negociaciones se desarrollan bajo presión creciente, con el temor en Bruselas de que Washington pretenda replicar las condiciones impuestas a Japón.
La UE y EE.UU. estarían considerando un pacto que establezca un arancel base del 15%, a imagen del acuerdo cerrado por Washington con Tokio, según fuentes diplomáticas que citan distintos medios en Bruselas. Cuando falta apenas una semana para la fecha límite del 1 de agosto, los embajadores de los países miembros han sido advertidos de que podrían tener que suspender sus vacaciones para poder reaccionar rapidamente a los acontecimientos.
El secretario norteamericano del Tesoro, Scott Bessent, ya ha advertido de que la UE no puede simplemente esperar sellar un acuerdo como el de Japón sin entrar en las inversiones que el bloque debería acometer en EE.UU. Si se aplicase el modelo japonés, los automóviles y sus componentes verían reducidos sus aranceles del 25% al 15%. Otros sectores afectados por los aranceles estadounidenses, como el acero y el aluminio, aún están en negociación.
Represalias y la ‘bomba nuclear’ comercial
Por ello, la UE se sigue preparando para un choque con Washington si Trump no acepta un acuerdo con las condiciones que se están gestando. Por ahora hay dos paquetes de represalias, uno aprobado y suspendido para facilitar las negociaciones, y uno segundo por valor de 93.000 millones de euros que se está ultimando. La votación en el Consejo para formalizar este segundo paquete está prevista hoy, y se espera que la Comisión obtenga el apoyo claro de los gobiernos nacionales.
Además, se abre camino la posibilidad de que la Comisión ponga en marcha el instrumento anticoerción, la herramienta más poderosa para que la UE se defienda de la actitud chantajista de un país. Impulsada sobre todo por Francia y Alemania, aumenta el número de países que aprobarían el uso de lo que se considera como ‘la bomba nuclear’ de las guerras comerciales. Según fuentes diplomáticas, lo más probable es que en un primer momento se aprobase la declaración de que la actitud norteamericana se considera formalmente coerción, lo que sería como enseñar los dientes, pero todavía sin morder.
Un arma para negociar
Para EE.UU., los aranceles son, ante todo, un arma para negociar. Según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, «muchos mercados extranjeros están abriéndose ahora a la industria estadounidense y se están eliminando barreras comerciales perjudiciales». Leavitt aclaró que «solo se reducirán los aranceles si esos países abren sus mercados a los productos de EE.UU.; de lo contrario, se enfrentarán a aranceles y altos costes por hacer negocios en EE.UU.».
En Japón, el giro negociador fue abrupto. Antes del pacto, el primer ministro Ishiba y otros líderes del PLD prometían no ceder en agricultura ni aceptar aranceles a sus vehículos. Tras la derrota electoral, sin margen de maniobra, el Gobierno japonés optó por una cesión parcial que evitara un conflicto mayor. La amenaza de tarifas del 25% sobre el comercio con EE.UU. habría golpeado de lleno a los gigantes del automóvil –Honda, Nissan, Toyota– y agravado la fragilidad económica.
Durante el primer mandato de Trump, el entonces primer ministro Shinzo Abe negociaba desde una posición de fuerza y cultivó una relación cercana con el presidente estadounidense. Ahora, con el partido en crisis y sin liderazgo claro, Japón se ha visto obligado a ceder más y antes. Ishiba, presionado por su partido y la opinión pública, ha negado su dimisión. «Nada de lo que se ha publicado es cierto», dijo este miércoles, acompañado por tres ex primeros ministros –Kishida, Suga y Aso– tras una reunión extraordinaria del PLD. «Haré todo lo que esté en mi mano para proteger el sustento de la gente», añadió en defensa del acuerdo.
El de Japón no es el único acuerdo comercial firmado por Trump recientemente. El presidente norteamericano anunció un nuevo acuerdo comercial con Filipinas tras reunirse en la Casa Blanca con el presidente Ferdinand Marcos Jr.
Tras aplicar en abril aranceles generalizados del 10% a todo el mundo y otros recíprocos que quedaron suspendidos, la Casa Blanca se ha centrado en negociar acuerdos bilaterales que pasan por cuantiosas inversiones en el mercado norteamericano y la aplicación de nuevos aranceles.
Mientras, una demanda presentada en los tribunales federales busca anular los aranceles impuestos por Trump durante su segundo mandato, al considerar que exceden sus atribuciones presidenciales. El caso cobra relevancia en un momento en que Trump amenaza con imponer nuevos aranceles del 25% a 25 países a partir del 1 de agosto, lo que elevaría el arancel medio en EE.UU. al 20,6%, el más alto desde 1910.
Durante este nuevo mandato, el promedio ya subió del 2,5% al 16,6%. La demanda cuestiona la legalidad de esta escalada proteccionista, mientras el país se enfrenta a tensiones comerciales y a un repunte de la inflación.