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La ministra de Economía británica, a lágrima viva en el Parlamento tras la crisis por la ley de bienestar de Starmer

02/07/2025

Actualizado a las 18:21h.

En una jornada parlamentaria marcada por la tensión política, la incertidumbre fiscal y un inusual episodio emocional en los escaños del Gobierno, la ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, se convirtió este miércoles en el centro de atención con un momento que ha dejado al descubierto la fragilidad de un equilibrio político que el Ejecutivo de Keir Starmer intenta preservar a toda costa. En una escena insólita para los estándares del Parlamento británico, Reeves lloró durante la sesión de preguntas al primer ministro, después de ser objeto de duros reproches por parte de la líder conservadora, Kemi Badenoch.
Aunque Downing Street se apresuró a subrayar que Reeves no presentará su dimisión y que cuenta con el respaldo «total» del primer ministro, la imagen de la ministra llorando en el banco del Gobierno detrás del ‘premier’ ha avivado las especulaciones sobre las tensiones internas en el Ejecutivo laborista, tan solo un día después de que los Comunes aprobaran una versión descafeinada de la controvertida ley de reforma del bienestar social del Gobierno, tras un significativo amotinamiento entre sus propias filas.

La escena se desarrolló bajo el telón de fondo de un repliegue estratégico forzado por la magnitud del descontento dentro del Partido Laborista. El Gobierno se vio obligado a retirar la parte central del proyecto legislativo, que estaba diseñado para ahorrar hasta 5.000 millones de libras anuales de aquí a 2030, pero, según han señalado analistas del Instituto de Estudios Fiscales (IFS), con las modificaciones introducidas, el texto resultante no solo ha sido «completamente vaciado de contenido», sino que, previsiblemente, implicará un coste neto en lugar de un ahorro.

En ese contexto, la líder conservadora, Kemi Badenoch, en un tono incisivo, calificó a Reeves de «escudo humano» de una política económica que describió como errática, acusando al Gobierno de no tener un plan fiscal coherente tras el viraje legislativo. «¿Puede el primer ministro confirmar que la ministra estará en su cargo en las próximas elecciones?», preguntó Badenoch. Starmer, en lugar de dar una respuesta directa, enumeró una serie de medidas económicas tomadas bajo la gestión de Reeves, evitando la confirmación explícita que le exigía su interlocutora.

Publicado: julio 2, 2025, 6:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/ministra-economia-britanica-lagrima-viva-parlamento-tras-20250702181756-nt.html

02/07/2025


Actualizado a las 18:21h.

En una jornada parlamentaria marcada por la tensión política, la incertidumbre fiscal y un inusual episodio emocional en los escaños del Gobierno, la ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, se convirtió este miércoles en el centro de atención con un momento que ha dejado al descubierto la fragilidad de un equilibrio político que el Ejecutivo de Keir Starmer intenta preservar a toda costa. En una escena insólita para los estándares del Parlamento británico, Reeves lloró durante la sesión de preguntas al primer ministro, después de ser objeto de duros reproches por parte de la líder conservadora, Kemi Badenoch.

Aunque Downing Street se apresuró a subrayar que Reeves no presentará su dimisión y que cuenta con el respaldo «total» del primer ministro, la imagen de la ministra llorando en el banco del Gobierno detrás del ‘premier’ ha avivado las especulaciones sobre las tensiones internas en el Ejecutivo laborista, tan solo un día después de que los Comunes aprobaran una versión descafeinada de la controvertida ley de reforma del bienestar social del Gobierno, tras un significativo amotinamiento entre sus propias filas.

La escena se desarrolló bajo el telón de fondo de un repliegue estratégico forzado por la magnitud del descontento dentro del Partido Laborista. El Gobierno se vio obligado a retirar la parte central del proyecto legislativo, que estaba diseñado para ahorrar hasta 5.000 millones de libras anuales de aquí a 2030, pero, según han señalado analistas del Instituto de Estudios Fiscales (IFS), con las modificaciones introducidas, el texto resultante no solo ha sido «completamente vaciado de contenido», sino que, previsiblemente, implicará un coste neto en lugar de un ahorro.

En ese contexto, la líder conservadora, Kemi Badenoch, en un tono incisivo, calificó a Reeves de «escudo humano» de una política económica que describió como errática, acusando al Gobierno de no tener un plan fiscal coherente tras el viraje legislativo. «¿Puede el primer ministro confirmar que la ministra estará en su cargo en las próximas elecciones?», preguntó Badenoch. Starmer, en lugar de dar una respuesta directa, enumeró una serie de medidas económicas tomadas bajo la gestión de Reeves, evitando la confirmación explícita que le exigía su interlocutora.

Mientras el líder laborista hablaba, Reeves, visiblemente abatida, no pudo evitar el llanto. Angela Rayner, viceprimera ministra y también diputada laborista, pareció dirigirle unas palabras de consuelo. Al concluir la sesión, Reeves fue vista abandonando el hemiciclo acompañada por su hermana Ellie, también diputada laborista y presidenta del partido.

Consultado sobre el episodio, un portavoz del ministerio de Economía declaró escuetamente que el motivo del llanto se trataba de «un asunto personal». Sin embargo, medios británicos como la BBC informaron de que, según testigos en los pasillos del Parlamento, Reeves habría mantenido una tensa conversación previa con el presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, a raíz de posibles incumplimientos del protocolo parlamentario. Una fuente parlamentaria citada por The Guardian aseguró haber escuchado a la ministra decir: «Estoy bajo muchísima presión».

La naturaleza exacta de esa presión no ha sido confirmada públicamente, aunque se da por descontado que el abrupto giro legislativo en materia de bienestar social ha colocado a Reeves en una posición especialmente delicada. La ministra, que desde el inicio del mandato ha abogado por una política fiscal prudente y ha prometido respetar las reglas fiscales vigentes, se enfrenta ahora al reto de cuadrar las cuentas tras el rechazo de su propio grupo parlamentario a una medida con la que pretendía demostrar disciplina presupuestaria.

La rebelión fue significativa: 49 diputados laboristas votaron en contra del proyecto de ley incluso tras la eliminación del componente más controvertido. Es más del triple del mayor número de deserciones que el Gobierno había sufrido hasta la fecha.

Downing Street descarta que dimita la ministra

El dilema ahora es evidente: para cumplir sus promesas de inversión en servicios públicos sin incurrir en mayor endeudamiento, una línea roja autoimpuesta, el ejecutivo podría verse obligado a contemplar reformas fiscales, como más subidas de impuestos, que Starmer se negó a descartar.

«Los diputados laboristas tomaron una decisión anoche. El Gobierno aceptó esa decisión. Pero vamos a ser honestos con sus implicaciones», declaró a la prensa local uno de los responsables de la estrategia presupuestaria.

En una intervención posterior a la sesión parlamentaria, la portavoz de Badenoch criticó la falta de transparencia del Ejecutivo sobre las circunstancias que rodearon la emotiva aparición de Reeves. «Decir que es un asunto personal no lo aclara», sostuvo, en declaraciones recogidas por la BBC. «Cuando el hermano del primer ministro murió en Navidad, o cuando falleció el padre de Kemi Badenoch hace unos años, se dijo públicamente cuál era el motivo. Aquí hay algo raro».

A pesar de la presión, desde Downing Street reiteraron que la ministra no ha presentado su dimisión ni tiene intención de hacerlo. «Rachel Reeves no se va a ninguna parte», afirmó rotundamente un portavoz oficial. «Tiene el apoyo total del primer ministro. Están centrados en cumplir con los trabajadores. Gracias a la gestión económica de la ministra, hemos restaurado la estabilidad, lo que ha permitido cuatro recortes consecutivos de los tipos de interés, el crecimiento de los salarios por encima de la inflación y una revisión del gasto que impulsa la renovación nacional».


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