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El desplazamiento forzado en el mundo alcanza un récord de 123 millones personas

Son 123,2 millones de personas las que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de la violencia y del hambre, casi el doble que hace una década, según el informe que acaba de publicar ACNUR. Aunque el ritmo de … crecimiento del desplazamiento se desaceleró en la segunda mitad de 2024 y en abril de 2025 se observó una leve disminución del 1%, el número sigue siendo alto. Y esta leve baja responde en parte a retornos forzados, como la deportación de afganos desde Irán y Pakistán y de sirios desde países vecinos, además de nuevas estimaciones más bajas en países como Sudán.
Sudán representa hoy la mayor crisis de desplazamiento del planeta, con 14,3 millones de personas desplazadas –casi un tercio de su población total– tras la escalada del conflicto en Jartum, Darfur y Aj Jazirah. Y la situación es completamente inestable. A pesar de un breve descenso en los desplazamientos a principios de 2025, en abril un ataque en Darfur del Norte obligó a huir al 81% de los habitantes del campamento de Zamzam, más de 400.000 personas.
En Siria, tras la caída del régimen de Assad en diciembre de 2024, más de 500.000 refugiados han regresado desde países vecinos, y 1,2 millones de desplazados internos también volvieron a sus lugares de origen. Aunque muchos retornos se dan en condiciones inseguras, el cambio político provocó una oleada de retornos voluntarios. En Afganistán, más de 3 millones de personas han regresado desde septiembre de 2023, en gran parte por deportaciones. Sin embargo, regresan a un país que claramente no está preparada para recibirlos.

Ucrania, en su tercer año bajo invasión rusa, sigue enfrentando desplazamientos masivos. 8,8 millones de ucranianos siguen alejados de sus hogares, contando los 740.000 nuevos desplazamientos internos en 2024. Las necesidades humanitarias afectan a 12,7 millones de personas mientras continúan los ataques aéreos contra infraestructura civil.
El informe subraya el deterioro que también se refleja en la región del Sahel, donde el desplazamiento se ha incrementado un 89% desde 2020, alcanzando los 3,5 millones de personas, especialmente en Burkina Faso, Níger y Malí. La región, azotada por la violencia armada y la inseguridad, ha empujado a miles a cruzar fronteras, incluso hacia Europa, como lo evidencian las crecientes llegadas a las Islas Canarias.
En Gaza, el conflicto con Israel ha provocado el desplazamiento del 90% de la población civil, con 2 millones de personas aún desplazadas a finales de 2024. El alto al fuego temporal de enero de 2025 no logró frenar el sufrimiento, ya que la población civil padece hambre generalizada, tiene una infraestructura devastada y muy limitada asistencia humanitaria.

60% de desplazados internos

El informe destaca que el 60% de los desplazados permanece en su país como desplazados internos, mientras que el 67% de quienes cruzan fronteras lo hacen hacia países vecinos. Contrario a las percepciones comunes, los países de ingresos bajos y medios acogen al 73% de los refugiados del mundo.
Aunque 9,8 millones de personas lograron regresar a sus hogares en 2024, muchos lo hicieron en condiciones adversas. El reasentamiento internacional aumentó un 19%, alcanzando su nivel más alto en 40 años, pero se prevé una caída drástica en 2025 tras la suspensión del programa estadounidense. Se estima que 2,9 millones necesitarán reasentamiento ese año, el doble que en 2021.
La situación de las mujeres y los niños genera especial alarma. Representan el 50% y 41% respectivamente de la población refugiada, y son las principales víctimas de violencia, desplazamientos peligrosos y crisis de salud mental. En países como Sudán del Sur, Camerún y Pakistán, hasta el 29% de las mujeres refugiadas sufre depresión, especialmente aquellas mayores o jefas de hogar. Con recortes presupuestarios severos, muchos servicios de protección están siendo cerrados, dejando a cientos de miles de mujeres y niñas sin apoyo vital frente al matrimonio infantil, la violencia sexual o el riesgo de muerte.
Pese al dramático aumento del desplazamiento global desde 2015, el presupuesto de ACNUR para 2025 –3.400 millones de dólares– sigue estancado desde hace una década, obligando a recortar programas esenciales. Las crisis empeoran y el apoyo internacional se reduce, acarreando graves consecuencias para quienes se beneficiaban de esas ayudas. El cierre de Usaid por parte de la Administración Trump simbolizó un giro más amplio: el repliegue de potencias tradicionales en el compromiso con la asistencia humanitaria global.

Publicado: junio 12, 2025, 2:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/desplazamiento-forzado-mundo-alcanza-record-123-millones-20250612090424-nt.html

Son 123,2 millones de personas las que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de la violencia y del hambre, casi el doble que hace una década, según el informe que acaba de publicar ACNUR. Aunque el ritmo de crecimiento del desplazamiento se desaceleró en la segunda mitad de 2024 y en abril de 2025 se observó una leve disminución del 1%, el número sigue siendo alto. Y esta leve baja responde en parte a retornos forzados, como la deportación de afganos desde Irán y Pakistán y de sirios desde países vecinos, además de nuevas estimaciones más bajas en países como Sudán.

Sudán representa hoy la mayor crisis de desplazamiento del planeta, con 14,3 millones de personas desplazadas –casi un tercio de su población total– tras la escalada del conflicto en Jartum, Darfur y Aj Jazirah. Y la situación es completamente inestable. A pesar de un breve descenso en los desplazamientos a principios de 2025, en abril un ataque en Darfur del Norte obligó a huir al 81% de los habitantes del campamento de Zamzam, más de 400.000 personas.

En Siria, tras la caída del régimen de Assad en diciembre de 2024, más de 500.000 refugiados han regresado desde países vecinos, y 1,2 millones de desplazados internos también volvieron a sus lugares de origen. Aunque muchos retornos se dan en condiciones inseguras, el cambio político provocó una oleada de retornos voluntarios. En Afganistán, más de 3 millones de personas han regresado desde septiembre de 2023, en gran parte por deportaciones. Sin embargo, regresan a un país que claramente no está preparada para recibirlos.

Ucrania, en su tercer año bajo invasión rusa, sigue enfrentando desplazamientos masivos. 8,8 millones de ucranianos siguen alejados de sus hogares, contando los 740.000 nuevos desplazamientos internos en 2024. Las necesidades humanitarias afectan a 12,7 millones de personas mientras continúan los ataques aéreos contra infraestructura civil.

El informe subraya el deterioro que también se refleja en la región del Sahel, donde el desplazamiento se ha incrementado un 89% desde 2020, alcanzando los 3,5 millones de personas, especialmente en Burkina Faso, Níger y Malí. La región, azotada por la violencia armada y la inseguridad, ha empujado a miles a cruzar fronteras, incluso hacia Europa, como lo evidencian las crecientes llegadas a las Islas Canarias.

En Gaza, el conflicto con Israel ha provocado el desplazamiento del 90% de la población civil, con 2 millones de personas aún desplazadas a finales de 2024. El alto al fuego temporal de enero de 2025 no logró frenar el sufrimiento, ya que la población civil padece hambre generalizada, tiene una infraestructura devastada y muy limitada asistencia humanitaria.

60% de desplazados internos

El informe destaca que el 60% de los desplazados permanece en su país como desplazados internos, mientras que el 67% de quienes cruzan fronteras lo hacen hacia países vecinos. Contrario a las percepciones comunes, los países de ingresos bajos y medios acogen al 73% de los refugiados del mundo.

Aunque 9,8 millones de personas lograron regresar a sus hogares en 2024, muchos lo hicieron en condiciones adversas. El reasentamiento internacional aumentó un 19%, alcanzando su nivel más alto en 40 años, pero se prevé una caída drástica en 2025 tras la suspensión del programa estadounidense. Se estima que 2,9 millones necesitarán reasentamiento ese año, el doble que en 2021.

La situación de las mujeres y los niños genera especial alarma. Representan el 50% y 41% respectivamente de la población refugiada, y son las principales víctimas de violencia, desplazamientos peligrosos y crisis de salud mental. En países como Sudán del Sur, Camerún y Pakistán, hasta el 29% de las mujeres refugiadas sufre depresión, especialmente aquellas mayores o jefas de hogar. Con recortes presupuestarios severos, muchos servicios de protección están siendo cerrados, dejando a cientos de miles de mujeres y niñas sin apoyo vital frente al matrimonio infantil, la violencia sexual o el riesgo de muerte.

Pese al dramático aumento del desplazamiento global desde 2015, el presupuesto de ACNUR para 2025 –3.400 millones de dólares– sigue estancado desde hace una década, obligando a recortar programas esenciales. Las crisis empeoran y el apoyo internacional se reduce, acarreando graves consecuencias para quienes se beneficiaban de esas ayudas. El cierre de Usaid por parte de la Administración Trump simbolizó un giro más amplio: el repliegue de potencias tradicionales en el compromiso con la asistencia humanitaria global.

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