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Trump entierra a los neoconservadores y redefine la relación con Oriente Próximo

Incluso sus más acérrimos detractores reconocen a Donald Trump el mérito de una gira diplomática que solo él podría haber protagonizado: sin ataduras y con un margen de maniobra inédito. El viaje marca el punto culminante de un giro en la política exterior … de Estados Unidos, que ha transitado de un intervencionismo militar sostenido a un pragmatismo -en lo retórico al menos- antibelicista.
En un histórico discurso en Arabia Saudí, Trump repudió las incursiones armadas del pasado y abogó por una nueva estrategia: empujar a los países árabes a estrechar lazos con Israel, reducir las tensiones con Irán y levantar las sanciones impuestas a Siria durante décadas. Este último gesto, que Trump describió como «una oportunidad para recuperar su grandeza», supone un cambio drástico en la política exterior estadounidense hacia la región.
Más allá de las controversias que le acompañan allá donde va, y pese a sus habituales provocaciones, el presidente sorprendió tanto a republicanos como a demócratas con una frase en su discurso en Riad. Aquella declaración simboliza, para muchos, el final de la hegemonía neoconservadora en el Partido Republicano y el desmantelamiento del entramado de ayuda internacional que, según los críticos a Washington, era desde hace décadas una forma encubierta de imperialismo.

«Las resplandecientes maravillas de Riad y Abu Dabi no fueron creadas por los llamados ‘constructores de naciones’, ‘neoconservadores’ o las ONG liberales, aquellos que gastaron miles de millones en intentar desarrollar Kabul y Bagdad, y tantas otras ciudades. En su lugar, el nacimiento de un Oriente Próximo moderno ha sido impulsado por los propios pueblos de la región…, desarrollando sus propios países soberanos, persiguiendo sus propias visiones únicas y trazando sus propios destinos», declaró ante un auditorio que le ovacionó con entusiasmo. «Al final, los llamados ‘constructores de naciones’ destruyeron muchas más naciones de las que construyeron, y los intervencionistas intervinieron en sociedades complejas que ni siquiera entendían».
Ese mismo mensaje lo llevó Trump a Qatar, un país que mantiene relaciones tanto con EE.UU. como con Irán, y a Emiratos Árabes Unidos, última parada de su gira por el Golfo. En un foro empresarial en Doha, capital qatarí, sorprendió al abordar la cuestión nuclear iraní con un tono conciliador. «Irán, de alguna manera, ha aceptado los términos: no van a crear lo que yo llamo, de forma amistosa, ‘polvo nuclear’», afirmó. «Nosotros no vamos a estar generando polvo nuclear en Irán».

Opción militar frente a Irán

Era puro estilo Trump: una forma de admitir que se estaba negociando con los ayatolás, pero al tiempo una advertencia implícita de que la opción militar para impedir que Irán se dote de armas nucleares sigue sobre la mesa. Su enviado especial, Steve Witkoff, está de hecho ultimando un acuerdo que sobre el papel es similar al que firmó Barack Oabama en 2015, y que Israel repudió. Ahora, Benjamin Netanyahu no puede oponerse abiertamente al inquilino de la Casa Blanca, y debe callar ante el desaire de ver cómo, a diferencia de en su primer mandato, no incluye Jerusalén ni en su gira ni en sus prioridades.
Es patente también que Trump está perdiendo la paciencia con el «problema de Gaza». En Abu Dabi, el presidente reiteró que su preferencia es tomar el control de la reconstrucción, porque ya se han superado los límites de la «muerte y la destrucción». Netanyahu, sin embargo, planea una incursión aun mayor con desplazamientos forzados.
«Mi prioridad como presidente es terminar con los conflictos, no iniciarlos, pero nunca dudaré en utilizar el poder estadounidense si es necesario para defender a Estados Unidos o a nuestros socios», afirmó durante un discurso ante las tropas en la base aérea de Al-Udeid, en Qatar. «Y este es uno de nuestros grandes socios», añadió, en referencia al país anfitrión.
Veteranos demócratas de la Administración Obama, como Ben Rhodes, exviceconsejero de Seguridad Nacional, reconocieron esta semana en su pódcast que las decisiones de Trump respecto a Siria son «sin duda las acertadas», y que su idiosincrasia le otorga una capacidad única para ejecutar políticas exteriores que «otros presidentes no se atrevieron a implementar».

Publicado: mayo 15, 2025, 10:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-entierra-neoconservadores-redefine-relacion-oriente-proximo-20250516041457-nt.html

Incluso sus más acérrimos detractores reconocen a Donald Trump el mérito de una gira diplomática que solo él podría haber protagonizado: sin ataduras y con un margen de maniobra inédito. El viaje marca el punto culminante de un giro en la política exterior de Estados Unidos, que ha transitado de un intervencionismo militar sostenido a un pragmatismo -en lo retórico al menos- antibelicista.

En un histórico discurso en Arabia Saudí, Trump repudió las incursiones armadas del pasado y abogó por una nueva estrategia: empujar a los países árabes a estrechar lazos con Israel, reducir las tensiones con Irán y levantar las sanciones impuestas a Siria durante décadas. Este último gesto, que Trump describió como «una oportunidad para recuperar su grandeza», supone un cambio drástico en la política exterior estadounidense hacia la región.

Más allá de las controversias que le acompañan allá donde va, y pese a sus habituales provocaciones, el presidente sorprendió tanto a republicanos como a demócratas con una frase en su discurso en Riad. Aquella declaración simboliza, para muchos, el final de la hegemonía neoconservadora en el Partido Republicano y el desmantelamiento del entramado de ayuda internacional que, según los críticos a Washington, era desde hace décadas una forma encubierta de imperialismo.

«Las resplandecientes maravillas de Riad y Abu Dabi no fueron creadas por los llamados ‘constructores de naciones’, ‘neoconservadores’ o las ONG liberales, aquellos que gastaron miles de millones en intentar desarrollar Kabul y Bagdad, y tantas otras ciudades. En su lugar, el nacimiento de un Oriente Próximo moderno ha sido impulsado por los propios pueblos de la región…, desarrollando sus propios países soberanos, persiguiendo sus propias visiones únicas y trazando sus propios destinos», declaró ante un auditorio que le ovacionó con entusiasmo. «Al final, los llamados ‘constructores de naciones’ destruyeron muchas más naciones de las que construyeron, y los intervencionistas intervinieron en sociedades complejas que ni siquiera entendían».

Ese mismo mensaje lo llevó Trump a Qatar, un país que mantiene relaciones tanto con EE.UU. como con Irán, y a Emiratos Árabes Unidos, última parada de su gira por el Golfo. En un foro empresarial en Doha, capital qatarí, sorprendió al abordar la cuestión nuclear iraní con un tono conciliador. «Irán, de alguna manera, ha aceptado los términos: no van a crear lo que yo llamo, de forma amistosa, ‘polvo nuclear’», afirmó. «Nosotros no vamos a estar generando polvo nuclear en Irán».

Opción militar frente a Irán

Era puro estilo Trump: una forma de admitir que se estaba negociando con los ayatolás, pero al tiempo una advertencia implícita de que la opción militar para impedir que Irán se dote de armas nucleares sigue sobre la mesa. Su enviado especial, Steve Witkoff, está de hecho ultimando un acuerdo que sobre el papel es similar al que firmó Barack Oabama en 2015, y que Israel repudió. Ahora, Benjamin Netanyahu no puede oponerse abiertamente al inquilino de la Casa Blanca, y debe callar ante el desaire de ver cómo, a diferencia de en su primer mandato, no incluye Jerusalén ni en su gira ni en sus prioridades.

Es patente también que Trump está perdiendo la paciencia con el «problema de Gaza». En Abu Dabi, el presidente reiteró que su preferencia es tomar el control de la reconstrucción, porque ya se han superado los límites de la «muerte y la destrucción». Netanyahu, sin embargo, planea una incursión aun mayor con desplazamientos forzados.

«Mi prioridad como presidente es terminar con los conflictos, no iniciarlos, pero nunca dudaré en utilizar el poder estadounidense si es necesario para defender a Estados Unidos o a nuestros socios», afirmó durante un discurso ante las tropas en la base aérea de Al-Udeid, en Qatar. «Y este es uno de nuestros grandes socios», añadió, en referencia al país anfitrión.

Veteranos demócratas de la Administración Obama, como Ben Rhodes, exviceconsejero de Seguridad Nacional, reconocieron esta semana en su pódcast que las decisiones de Trump respecto a Siria son «sin duda las acertadas», y que su idiosincrasia le otorga una capacidad única para ejecutar políticas exteriores que «otros presidentes no se atrevieron a implementar».

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