Registro  /  Login

Portal de Negocios en Colombia


Groenlandia vota entre la presión de Trump y la independencia

Por primera vez en su historia, los groenlandeses votaban el martes con el mundo entero pendiente de ellos. En una isla helada, cuyos comicios eran tradicionalmente ajenos a la prensa internacional, han sido seguidos esta vez por medios de 37 países acreditados en unas oficinas … en las que apenas se habla otro idioma que no sea el kalaallisut. La jornada transcurrió con tranquilidad, colas en las urnas debido a que la afluencia se concentró en las horas de la mañana, las de más luz, y pocos incidentes. En dos colegios electorales de Nuuk, la capital, varios ciudadanos protestaban con pancartas por no haber podido votar.
La Ley de Autonomía establece que si se ha tenido una residencia permanente fuera de Groenlandia durante más de seis meses, ya no se puede votar en las elecciones, limitación que afecta a 4.226 personas censadas en la ciudad. «Son personas que nacieron y crecieron en Groenlandia, que tienen a sus familias y amigos allí y que han visto heridos sus sentimientos por no poder votar en unos comicios tan importantes», explica Kasper Møller Hansen, investigador de comportamiento electoral en la Universidad de Copenhague. «Es frustrante», reconocía la escritora y conferencista groenlandesa Nauja Lynge, una de las afectadas.

La principal característica de esta convocatoria a las urnas, que seguían recibiendo votos al cierre de esta edición, es que los groenlandeses son muy conscientes de que es una votación histórica. Lo más probable es que el resultado electoral renueve al frente del Gobierno al socialista e indigenista Múte B. Egede, que abandonó sus estudios de Historia Cultural Groenlandesa en la universidad local para hacerse cargo en 2013 de la empresa familiar de forraje, y que se ve ahora casi a diario en la tesitura de entrecruzar declaraciones de los presidentes de Estados Unidos y Rusia.
También es muy probable que Egede termine convocando un referéndum sobre la independencia de Groenlandia, que se separaría así de Dinamarca. «Es una votación fatídica, un voto de destino», decía a la salida de su colegio electoral, abrazado a Erik Jensen, del partido Siumut. Egede pertenece al partido Inuit Ataqatigiit (IA), socialista y ecologista, que aboga por la independencia gradual de Groenlandia, priorizando el desarrollo sostenible y la protección de los derechos de la población indígena. «Ha sido una campaña electoral que, por supuesto, se ha visto lastrada por las tensiones geopolíticas que existen y por la presión externa que se ejerce sobre Groenlandia», reconocía, confiado en resistir las ansias de dominio de Trump.

Gran afluencia de votantes

De los seis partidos que se presentan, varios tienen partidos hermanos en Dinamarca. Después de IA, el segundo más grande es Siumut, que participa en la coalición de Gobierno y cuyo partido hermano en Dinamarca son los socialdemócratas. Naleraq fue fundado en 2014 y es el tercero con más fuerza, al que se ha pasado la diputada groenlandesa Aki-Matilda Høegh-Dam, sorprendida por la gran afluencia de votantes. «Es evidente que la gente reconoce la trascendencia de esta votación, que va a cambiar la vida de Groenlandia», decía mientras esperaba en la correspondiente cola.
En Nuuk, algunas urnas se han llenado tanto que los presidentes de mesa pidieron otras adicionales para cambiarlas y que pudieran entrar más votos. En la última elección de este tipo se emitieron 26.500 votos. Eso fue en 2021, con participación electoral del 66 por ciento. A falta de cifras oficiales, según el medio groenlandés Sermitsiaq, las cifras del colegio electoral de Sisimiut muestran que 1.202 personas habían votado a las 13:00 horas, lo que correspondería al 30,2 por ciento de los votantes y 9,2 puntos porcentuales más que en el mismo momento de las últimas elecciones regionales, que registraron una participación del 66 por ciento.

Publicado: marzo 11, 2025, 6:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/groenlandia-vota-presion-trump-independencia-20250311205751-nt.html

Por primera vez en su historia, los groenlandeses votaban el martes con el mundo entero pendiente de ellos. En una isla helada, cuyos comicios eran tradicionalmente ajenos a la prensa internacional, han sido seguidos esta vez por medios de 37 países acreditados en unas oficinas en las que apenas se habla otro idioma que no sea el kalaallisut. La jornada transcurrió con tranquilidad, colas en las urnas debido a que la afluencia se concentró en las horas de la mañana, las de más luz, y pocos incidentes. En dos colegios electorales de Nuuk, la capital, varios ciudadanos protestaban con pancartas por no haber podido votar.

La Ley de Autonomía establece que si se ha tenido una residencia permanente fuera de Groenlandia durante más de seis meses, ya no se puede votar en las elecciones, limitación que afecta a 4.226 personas censadas en la ciudad. «Son personas que nacieron y crecieron en Groenlandia, que tienen a sus familias y amigos allí y que han visto heridos sus sentimientos por no poder votar en unos comicios tan importantes», explica Kasper Møller Hansen, investigador de comportamiento electoral en la Universidad de Copenhague. «Es frustrante», reconocía la escritora y conferencista groenlandesa Nauja Lynge, una de las afectadas.

La principal característica de esta convocatoria a las urnas, que seguían recibiendo votos al cierre de esta edición, es que los groenlandeses son muy conscientes de que es una votación histórica. Lo más probable es que el resultado electoral renueve al frente del Gobierno al socialista e indigenista Múte B. Egede, que abandonó sus estudios de Historia Cultural Groenlandesa en la universidad local para hacerse cargo en 2013 de la empresa familiar de forraje, y que se ve ahora casi a diario en la tesitura de entrecruzar declaraciones de los presidentes de Estados Unidos y Rusia.

También es muy probable que Egede termine convocando un referéndum sobre la independencia de Groenlandia, que se separaría así de Dinamarca. «Es una votación fatídica, un voto de destino», decía a la salida de su colegio electoral, abrazado a Erik Jensen, del partido Siumut. Egede pertenece al partido Inuit Ataqatigiit (IA), socialista y ecologista, que aboga por la independencia gradual de Groenlandia, priorizando el desarrollo sostenible y la protección de los derechos de la población indígena. «Ha sido una campaña electoral que, por supuesto, se ha visto lastrada por las tensiones geopolíticas que existen y por la presión externa que se ejerce sobre Groenlandia», reconocía, confiado en resistir las ansias de dominio de Trump.

Gran afluencia de votantes

De los seis partidos que se presentan, varios tienen partidos hermanos en Dinamarca. Después de IA, el segundo más grande es Siumut, que participa en la coalición de Gobierno y cuyo partido hermano en Dinamarca son los socialdemócratas. Naleraq fue fundado en 2014 y es el tercero con más fuerza, al que se ha pasado la diputada groenlandesa Aki-Matilda Høegh-Dam, sorprendida por la gran afluencia de votantes. «Es evidente que la gente reconoce la trascendencia de esta votación, que va a cambiar la vida de Groenlandia», decía mientras esperaba en la correspondiente cola.

En Nuuk, algunas urnas se han llenado tanto que los presidentes de mesa pidieron otras adicionales para cambiarlas y que pudieran entrar más votos. En la última elección de este tipo se emitieron 26.500 votos. Eso fue en 2021, con participación electoral del 66 por ciento. A falta de cifras oficiales, según el medio groenlandés Sermitsiaq, las cifras del colegio electoral de Sisimiut muestran que 1.202 personas habían votado a las 13:00 horas, lo que correspondería al 30,2 por ciento de los votantes y 9,2 puntos porcentuales más que en el mismo momento de las últimas elecciones regionales, que registraron una participación del 66 por ciento.

Artículos Relacionados