Publicado: febrero 26, 2025, 1:48 am
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Los lÃderes republicanos de la Cámara de Representantes consiguieron a última hora del martes -madrugada del miércoles en España- aprobar por la mÃnima un marco presupuestario y fiscal para impulsar las prioridades legislativas de Donald Trump: reforzamiento de la frontera y del ejército, recortes … en gastos sociales y bajadas de impuestos.
La aprobación abre una batalla con sus compañeros del Senado y entre los propios republicanos de la Cámara Baja sobre la configuración definitiva de la ley presupuestaria y fiscal, con posiciones divergentes en el partido. Pero, de momento, supone una victoria importante para el presidente de EE.UU. y para los lÃderes republicanos de la Cámara —en especial, su presidente, Mike Johnson— en su primer gran examen en el Congreso desde que el multimillonario neoyorquino regresó a la Casa Blanca.
Hasta ahora, Trump ha gobernado a golpe de decreto, con la cascada de órdenes ejecutivas con las que trata de transformar con velocidad a EE.UU. Pero es evidente que necesita la acción legislativa del Congreso para impulsar su agenda y la votación dramática del martes fue una confirmación de que -ante la mayorÃa escasa de los republicanos en la Cámara y las diversas facciones en su bancada- Trump necesita remangarse para conseguir sus objetivos en el Capitolio.
Los republicanos consiguieron la aprobación de su marco presupuestario con el marcador ajustado al máximo: 217 votos a favor y 215 en contra. El plan establece un marco por el que se reducirá el gasto federal entre 1,5 y 2 billones de dólares durante la próxima década y se rebajarán impuestos por un monto de entre 4 y 4,5 billones de dólares en ese mismo periodo.
Varios republicanos no estaban de acuerdo con el plan. Algunos de perfil más conservador, consideraban que los recortes de gasto no eran suficientes. Los más combativos contra el déficit consideraban que habÃa una diferencia demasiado grande entre los recortes de gasto y las rebajas fiscales (los diseñadores del plan defienden que se compensa por el crecimiento económico que desatará la reducción de impuestos). Otros, de distritos más moderados, consideran que algunos recortes tendrán mucho coste polÃtico. En especial, los que habrá que imponer, según está diseñado el plan, a Medicaid, el sistema de cobertura médica de personas con bajos recursos.
Pero Johnson y el resto de lÃderes republicanos se fajaron para mantener la disciplina de la bancada. Trump tuvo que bajar al barro y descolgó el teléfono para convencer al puñado de dÃscolos que defendÃan que votarÃan en contra. Las cosas estaban tan ajustadas que todos los esfuerzos eran pocos. Una diputada republicana voló a Washington para su primera votación desde que dio a luz hace un mes. Otro hizo lo mismo poco después de una operación de cirujÃa. La próxima embajadora de Trump ante la ONU, la diputada Elise Stefanik, que no ha dejado su escaño ni ha ido a por su confirmación para no hacer peligrar la votación.
A última hora de la noche del martes, cuando parecÃa que la votación no se iba a producir, los republicanos llamaron al pleno y la propuesta salió adelante. Solo un republicano, el ingobernable Thomas Massie, un talibán de la reducción del déficit, mantuvo su posición contraria.
No fue suficiente la oposición total de los demócratas. El lÃder de su minorÃa en la Cámara, Hakeem Jeffries, alertó de que el plan adoptado por los republicanos provocará «los mayores recortes en Medicaid de la historia de EE.UU.».
Ahora empezará lo más difÃcil: acordar con los senadores republicanos -más interesados en mayores recortes fiscales- la ley definitiva, un proceso que mostrará cómo de profundas son las grietas de los republicanos y qué capacidad tiene Trump para cerrarlas.