Por: Dan Westgarth**
El uso de criptomonedas para pagar los salarios ya es una realidad. Deportistas, políticos e incluso freelancers son algunos ejemplos de los profesionales que están aprovechando las ventajas de cobrar con criptodivisas. Las cifras confirman que desde noviembre de 2020 hasta hoy se ha visto un aumento mensual del 10% en la demanda de este tipo de pagos.
Y aunque lo complejo y cambiante de las regulaciones del mundo cripto aún no permiten que las billeteras de criptomonedas reemplacen masivamente a las cuentas bancarias, el cambio está en marcha y representa una gran oportunidad para América Latina: en el segundo semestre de 2021 fue la región con más retiros en criptodivisas del mundo con un 52%.
Recibir pagos en Bitcoin u otras monedas que están bien establecidas como Ethereum, Litecoin o Bitcoin Cash -entre las más de 5.000 que existen actualmente- es atractivo para muchos trabajadores porque ofrece transferencias casi instantáneas y tarifas bajas, contrario a las transacciones internacionales del sistema SWIFT que utilizan miles de bancos de todo el mundo. Estas ventajas hacen al ‘criptosalario’ especialmente atractivo para trabajadores autónomos, contratistas y empleados internacionales.
Gracias a su estructura peer-to-peer o ‘igual a igual’, las transacciones criptográficas se realizan directamente, entre ambas partes involucradas, de forma permanente, visible y segura, y sin una institución financiera como intermediaria; además, al funcionar bajo una red descentralizada el valor no está atado a las políticas monetarias de ningún país.
Otra de sus ventajas es que, a diferencia de los pagos fiduciarios tradicionales, las criptomonedas tienen el potencial de aumentar su valor. De hecho, una persona podría terminar recibiendo mucho más que su salario base si el valor de la divisa aumenta, con lo que el ‘criptosalario’ vendría a convertirse en una inversión o una opción de ahorro. Claro que, por la misma razón, ese pago podría tener el potencial de depreciarse con el tiempo.
Pero si hablamos de los desafíos de pagar la nómina en criptomonedas, hay que referirse a la volatilidad. El Bitcoin, por ejemplo, presenta aumentos significativos de precios y caídas en picada en el lapso de unos pocos meses: de alcanzar su máximo histórico en septiembre de 2021, con un valor de más de USD 60 mil, la cifra hoy ronda los USD 40 mil. Esta volatilidad hace que no sea una base confiable para los salarios y beneficios adicionales.
Sin embargo, el mundo cripto ha evolucionado tratando de encontrar su lugar en el sistema financiero. Y una de las alternativas para la nómina criptográfica, que ya está sucediendo, son las stablecoins o monedas estables; es decir, monedas virtuales que minimizan la volatilidad de su valor al estar respaldadas por dinero fiduciario (como el dólar) y que funcionan bien como sustituto porque combinan las ventajas operativas de las criptomonedas con la estabilidad de precios del dinero emitido por los bancos.
Por otro lado, aunque los sistemas basados en criptomonedas están creciendo, los sistemas financieros existentes, como las tarjetas de crédito y los préstamos, no funcionan con criptomonedas, lo que limita la usabilidad.
Hay que tener en cuenta, además, que las diversas regulaciones de criptomonedas en los países dificultan el establecimiento de servicios de nómina a escala global con este tipo de divisas. Mientras Estados Unidos es uno de los entornos regulatorios más amigables, existen nueve países que desde noviembre de 2021 prohíben totalmente el uso de este tipo de divisas, entre ellos Qatar, Egipto y China. En América Latina, El Salvador adoptó recientemente el Bitcoin como una de sus monedas de curso legal, mientras que México y Venezuela ya cuentan con ciertas regulaciones. Colombia, por su parte, junto a Argentina y Chile, está trazando el camino para la regulación.
En conclusión y a pesar de no ser todavía una solución global para la nómina de los trabajadores, la oportunidad de los criptosalarios está servida para América Latina, una región afectada constantemente por la inflación y la devaluación de sus monedas, como en Argentina y Colombia. Las criptomonedas como medio de pago de los salarios pueden convertirse en un dinamizador de la economía regional y en una solución para ese talento que cada vez más trabaja de forma remota en gigantes tecnológicas, pero también en startups y unicornios locales que se expanden por Latam y el mundo.
**Director de Operaciones de Deel