The Conversation
Macarena Pérez Suárez, Universidad de Sevilla and Isadora Sánchez Torné, Universidad de Sevilla
Ni sabemos el tiempo que llevamos dándole vueltas a la perspectiva de género en las políticas públicas. La Ley 14/2013 de apoyo a los emprendedores promueve la iniciativa empresarial en el ámbito académico.
La universidad es clave en el conocimiento y la capacidad empresarial. Los resultados sobre España del último Informe Global Entrepreneurship Monitor (2019-2020) señalan que hay un 9 % más de negocios consolidados por hombres (54,40 %) que por mujeres (45,60 %).
La educación emprendedora, por tanto, también se antoja vital para la igualdad de oportunidades e identifica un problema: la brecha de género en el propósito profesional.
¿En qué se asienta la intención de emprender?
A nivel teórico, la Teoría del Comportamiento Planificado define que necesitamos una proyección precedente que, junto a la conducta ulterior, se ve influida por factores como las creencias personales y sociales. La determinación de la Intención Emprendedora (IE) se asienta en tres elementos contrastados:
- La Actitud hacia el Emprendimiento (AE) o valoración personal respecto al mismo.
- Las Reglas Sociales (NS) o creencias normativas de otras personas que determinan lo que se espera de uno.
- El Control del Comportamiento Percibido (CCP) o autoeficacia, que hace referencia a la percepción de un individuo sobre si dispone o no de los recursos para poder llevar a cabo con éxito la iniciativa.
Durante la última década han proliferado las investigaciones que indagan sobre la intención emprendedora universitaria. Estos análisis han utilizado como referencia a la población estudiantil universitaria de diversas titulaciones de las ciencias sociales y jurídicas, como la economía o las relaciones laborales.
Los varones tienen más iniciativa
La influencia del género en la intención de emprender ha sido identificada como relevante por diferentes estudios. La evidencia empírica muestra la existencia de un comportamiento diferencial de género en cuanto a la intención emprendedora.
Los varones presentan en general una mayor iniciativa que las mujeres, aunque también existen certezas de que las jóvenes experimentan un aumento de la misma superior al de los varones tras recibir educación empresarial.
Con relación a las emprendedoras, se constata la existencia de una menor autoeficacia. Todas estas aportaciones prueban que el género es una variable moderadora a tener en cuenta en el análisis de la intención emprendedora. Sin embargo, también existe convencimiento de rechazo a dicha diferencia de género que señala una respuesta similar entre mujeres y varones.
La educación empresarial ayuda a aumentar la intención emprendedora y salvar la brecha entre sexos en el mundo empresarial. Pero existen pocas investigaciones que evalúen la validez y el impacto de las iniciativas formativas sobre el binomio género e intención emprendedora, de ahí la naciente oportunidad de exploración académica. ¿Hay una nueva pareja de hecho?
Hemos detectado en un estudio que no hay un aumento significativo de la intención emprendedora tras asistir a un curso formativo en creación de empresas. En concordancia con otros análisis, aportamos que los varones exhiben una mayor intención emprendedora que las mujeres, pero que la educación empresarial tiene un mayor efecto en las universitarias, que sí aumentan el CCP y las competencias empresariales.
Las alumnas demuestran una influencia positiva de la actitud hacia el emprendimiento y el control del comportamiento percibido sobre la intención emprendedora, tanto en las estudiantes de relaciones laborales como en las de economía. Por tanto, se puede llegar a la conclusión de que la educación empresarial es un medio eficaz para reducir la brecha de género en emprendimiento.
No todas las variables que muestran diferencias significativas entre las alumnas y los alumnos suponen una implicación directa en la intención emprendedora. Por un lado, dentro de las capacidades emprendedoras no hay un registro de los varones, pero sí de las mujeres (en la capacidad de desarrollar nuevos productos y servicios).
Competencias y entusiasmo
Sobre competencias, ellos manifiestan la habilidad para tomar decisiones y ellas revelan el entusiasmo como determinantes de la intención emprendedora. Hay contraste, en definitiva, en lo que se refiere a la presencia de alumnas en las distintas titulaciones, algo que puede estar asociado a la brecha de género en cuanto a la intención emprendedora. A mayor presencia de la educación empresarial, mayor es la intención emprendedora universitaria.
Terminamos referenciando un recurso didáctico y de promoción en la línea de investigación sobre la intención emprendedora y el género. Se trata de un vídeo editado durante el curso 2019-2020 con el patrocinio del III Plan Propio de Docencia de la Universidad de Sevilla, un documento que compendia algunas averiguaciones del estudio sobre la intención emprendedora universitaria. Les invitamos a compartirlo.
Macarena Pérez Suárez, PDI. Departamento de Economía Aplicada III, Universidad de Sevilla and Isadora Sánchez Torné, , Universidad de Sevilla
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