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Venezuela y Argentina, las economías más miserables

Por quinto año consecutivo, el país vecino encabeza este singular ranking resultado de sumar la inflación y el desempleo. Más de 3 millones de venezolanos han abandonado su país, buscando oportunidades pero convirtiéndose en un problema difícil de manejar.

Publicado: abril 28, 2019, 4:07 pm

Geraldine es una madre venezolana que con frecuencia se ve obligada a cruzar la frontera binacional para buscar alimentos y medicinas para sus pequeños hijos en Cúcuta, principalmente.

Bajo condiciones normales, esto no debería ocurrir en un país que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo, 300.000 millones de barriles. Pero con una economía destruida, por cuenta de una política económica desastrosa en los últimos 20 años del régimen chavista, más de 3 millones de venezolanos se han visto obligados a abandonar su país para buscar refugio en otros.

No sorprende entonces que Venezuela encabece, por quinto año consecutivo, la lista de países más miserables del mundo, según la agencia Bloomberg, un índice singular resultado de sumar la inflación (hiperinflación en este caso) y el desempleo.

Con una inflación que supera cualquier cifra imaginable y un desempleo imposible de estimar en una economía en proceso de implosión (para 2019 se estima una nueva contracción en el PIB del 25%, lo cual llevaría el ingreso per cápita a niveles de 1979), la tragedia social de Venezuela solo es comparable con la situación que han vivido algunos países del África, coincidencialmente dictaduras, la mayoría. Al final, el índice de miseria es: 8.000.011, una cifra difícil de dimensionar.

Y aunque lejos de semejante horror, el segundo lugar corresponde a Argentina, cuyo gobierno pro mercado liderado por Mauricio Macri, está hoy contra la pared, en un año que podría suponer el regreso al poder de la cuestionada ex presidenta Cristina Fernández, la cual sigue siendo investigada por la justicia de su país.

En cuanto a las demás economías miserables, siguen en el índice de 2019: Suráfrica (32,3), Turquía (30,2), Grecia (19,2), Ucrania (17,3), Uruguay (16,2), Brasil y España (15,2), Arabia Saudita (14,4) y Serbia (14,3).

En el caso argentino, el mismo índice para 2019 se estima en 51,4%, a pesar de lo cual la situación está empeorando. Por ejemplo, durante el primer trimestre la inflación acumuló una variación del 11,8% y hace ilusoria cualquier posibilidad de recuperación en un año electoral.

Peor aun, según el diario La Nación, en los últimos doce meses el índice anualizado de precios ya roza el 55% (54,7%). “En ese mismo período, los alimentos subieron un 64%. Las consultoras privadas ya prevén para abril un alza cercana al 4% y para todo el año, un avance de 40%”, explica el medio en un análisis reciente.

Con un discurso que prometía reformas y crecimiento, pero que fue incapaz de reconocer que la recuperación no llegaría sin hacer un auténtico y doloroso ajuste económico, Macri llegó hace cuatro años a la presidencia encabezando un movimiento denominado “Cambiemos”.

«Hay una ecuación macroeconómica que la Argentina no resuelve y es la restricción externa que se genera por la escasez de divisas. Cada vez que el país crece, las importaciones aumentan más que proporcionalmente y eso frena la actividad, a veces de manera bastante brusca, como pasó en 2018’, explica el economista Daniel Heymann, investigador en la Universidad de Buenos Aires (UBA), citado por el mismo medio.

En cuanto a la crisis del país vecino, los cálculos más recientes señalan la llegada de 1,3 millones de venezolanos, lo cual plantea un desafío económico y social para el gobierno colombiano, que recientemente anunció un programa que contempla inversiones por más de $700.000 millones en las zonas fronterizas, con los cuales se busca atender a los colombianos afectados por la debacle del país vecino y garantizar la atención de la migración descontrolada.

Según las cifras oficiales, el costo anual de la inmigración se estima en medio punto del PIB: unos US$1.500 millones o $5 billones.Tan grave se ha tornado la situación que el gobierno se vio obligado a revisar la Regla Fiscal, con el aval del FMI y de la OCDE, dada la magnitud del desafío que plantea.

Según un análisis del Comité Asesor de la Regla, el flujo migratorio de Venezuela podría alcanzar un rango entre 2,3 y 2,7 millones de personas en los próximos años.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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