Publicado: marzo 23, 2025, 6:30 am
La historia de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ostentaría uno de los primeros puestos en cuanto a cantidad de titulares protagonizados si tenemos en cuenta que hablamos de uno de los matrimonios más mediáticos del país. Pero desde sus comienzos, los giros emocionales -con la infidelidad del empresario-, han puesto a prueba su historia de amor de todas las maneras posibles y siguen haciéndolo a día de hoy.
Cinco años después de que sus caminos se cruzaran, y con toda la evolución personal y matrimonial, la hija de Isabel Preysler y su marido han sido ejemplo, una vez más, de que la confianza que se prometieron en su segunda oportunidad, es algo que no queda en una promesa vacía, sino que llevan a la práctica en la actualidad.
Las fotos de Íñigo Onieva cenando con dos amigas y un amigo, sin rastro de Tamara Falcó, publicadas por la revista Diez Minutos hace unos días, son las que han vuelto a levantar las sospechas entre los medios de si su relación estaría o no en un buen momento. Sin embargo, lo que ha quedado demostrado con la reacción de la marquesa de Griñón es que en su etapa matrimonial, confía más que nunca.
Tamara e Íñigo se conocieron en 2020 en la fiesta de cumpleaños de una amiga que tienen en común y, desde entonces (aún con pandemia de por medio) la conexión entre ellos solo fue creciendo, hasta el punto de que en noviembre confirmaron que estaban saliendo.
Un año después, en la especial ocasión que supuso la celebración del 40 cumpleaños de Tamara, se dio la ‘presentación’ oficial del empresario como pareja de la marquesa de Griñón. El paso de la convivencia llegaría en 2022 y fue ese otoño cuando Íñigo Onieva le pidió matrimonio en su nuevo piso.
Fue justo después cuando explotaría la mayor crisis de la pareja, apenas unas horas después de que los medios recogieran la feliz noticia, se filtraban unas imágenes del empresario besándose con otra mujer en el festival Burning Man lo que supuso el final de la relación.
En enero de 2023 llega el giro de los acontecimientos más inesperado cuando Tamara comparte en su Instagram una serie de fotos, junto al que se creía que era su ex, en el Polo Norte. Una forma de dejar caer que volvían a estar en la misma página y se habían decidido a volver a intentarlo. De hecho, la reconciliación trajo de vuelta la pedida de mano por lo que sus planes de boda se retomaron.
Con varios accidentes de por medio, como el cambio de la firma que se encargaría del vestido de novia a pocos meses de la boda o el robo de joyas que iba a prestar a algunas invitadas de su ceremonia nupcial, parecía que todo eran malos presagios. Sin embargo nada detuvo que en julio de 2023 se dieron el «Sí, quiero».
Desde entonces, la marquesa de Griñón ha dejado claro su ilusión por ser madre y aunque el matrimonio ha contado con diferentes opciones y tratamientos para cumplir su deseo, por el momento no han aumentado la familia.
Confiar después de una traición
A mediados de este mes de marzo volvían a saltar las alarmas de crisis entre ellos por esas imágenes del empresario en las calles de Madrid acompañado de sus amigos sin su esposa.
Porque, el hecho de que hayan tenido tanto interés mediático -y por mucho que ella tuviera conocimiento de la cena-, la especulación pública y las reminiscencias de que aparezcan imágenes de su pareja con otras personas, podría haber tenido el impacto de recordarle a ese fatídico momento que terminó con la ruptura.
De hecho, ante situaciones como esta, Tamara Falcó recordaría por qué se decidió en su momento a continuar la relación con quien es ahora su marido y confiaría en que él solo está pasando una velada con amigos. Un proceso de reconstrucción de la confianza basado en haber perdonado al empresario, viendo su voluntad de cambio, en el momento en que quisieron volver a intentarlo y revalidando esa decisión.
Es más, poco después de que las fotos se comentaran en diferentes programas de televisión, la marquesa de Griñón solo subió unos stories a su perfil de Instagram apoyando a su marido, quien habría completado un medio Ironman -una carrera de triatlón-, haciendo caso omiso al tema de las imágenes.
Lo que se puede interpretar de esta reacción de la hija de Isabel Preysler es que la pareja no solo tendría los nuevos límites presentes, sino que hay una fortaleza nueva en su relación y se ven capaces de superar cualquier reto porque para la mayoría de parejas que superan una traición, implica ‘ejercitar’ a diario las acciones que demuestren ese compromiso y transparencia.
Tamara volvería a enfrentarse al reto de mantener esa confianza activa, ya que en una relación sana, la seguridad no se basa en que no se den situaciones ambiguas -como podría ser esta-, sino en la tranquilidad de que los acuerdos de la pareja, los valores de su relación, en definitiva, se respetan.
Que Tamara no reaccione con sospecha sería la mejor de las señales, la de que confía en la dinámica que han reconstruido, una prueba más de la estabilidad de su vínculo y, sobre todo, que no confía fruto de la ingenuidad, sino que es una elección activa y meditada que pondría en práctica hasta en momentos de posible duda.
