El Gobierno israelí ha confirmado este viernes que no completará su retirada del sur del Líbano el próximo domingo —cuando se cumple el plazo de dos meses de tregua acordada entre Israel y Hezbolá— debido a que las fuerzas libanesas aún no se han desplegado en la zona. Mientras tanto, el Ejército israelí mantiene, por cuarto día consecutivo, la operación militar Muro de Hierro contra la ciudad cisjordana de Yenín, en la que han muerto doce palestinos y más de 40 han resultado heridos.
La Oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que el acuerdo con el grupo chií estipula que Israel «debería» llevar a cabo su retirada en 60 días, y ha alegado que esa terminología se utilizó bajo el entendimiento entre las partes de que la presencia israelí en el sur de Líbano podría alargarse más allá de ese periodo.
«El proceso de retirada de las Fuerzas de Defensa de Israel está condicionado por el despliegue en el sur de Líbano de las Fuerzas Armadas Libanesas y su ejecución efectiva del acuerdo, mientras Hezbolá se retire al norte del río Litani«, ha añadido la Oficina de Netanyahu. «Dado que Líbano aún no ha ejecutado completamente el acuerdo de alto el fuego, la fase de retirada gradual continuará en coordinación total con Estados Unidos«, ha indicado el comunicado.
Un funcionario israelí había confirmado a Efe previamente que el Gobierno israelí estaba discutiendo con sus aliados —en referencia a Estados Unidos— el mantenimiento de sus tropas en territorio libanés ya que «las Fuerzas Armadas Libanesas no están desplegadas». La fuente señaló que Israel quiere mantener el alto el fuego.
Según el periódico israelí Yediot Ahronot, el gabinete de Gobierno israelí decidió en una reunión en la noche del jueves no retirar a sus tropas hasta que las libanesas ocupen sus posiciones, después de que medios locales recogieran que Israel había pedido a Estados Unidos extender su presencia en el país vecino otros 30 días. Durante este periodo extendido, Israel podrá continuar atacando amenazas de considerar que el grupo chií libanés Hezbolá viola el acuerdo.
La fecha de la retirada «no está escrita en piedra»
El embajador israelí en Washington, Mike Herzog, dijo el jueves a la radio del Ejército israelí que la fecha de la retirada «no está escrita en piedra» y es flexible, alegando que esta extensión negociada con la Administración de Donald Trump pretende permitir que el Ejército libanés se despliegue completamente en el sur del país.
Este domingo expira el cese de hostilidades acordado hace 60 días entre Israel y Hezbolá, que contempla un repliegue total de las tropas israelíes del sur de Líbano y la salida del grupo chií de la zona fronteriza con Israel. El alto el fuego entró en vigor en la madrugada del 27 de octubre tras enfrentamientos que comenzaron el 7 de octubre de 2023 y una invasión terrestre israelí al sur de Líbano que empezó el 1 de octubre con incursiones por tierra. El balance de este conflicto hasta ahora es de más de 3.800 libaneses y 78 personas en territorio israelí muertos.
Operación «antiterrorista» a gran escala
Mientras tanto, el Ejército israelí continúa con su operación militar en Cisjordania, en la que ya han muerto doce palestinos y más de 40 han resultado heridos. Netanyahu anunció el martes el inicio de una operación «antiterrorista» a gran escala en el campamento de refugiados de Yenín, bastión de las milicias palestinas. Desde entonces, vehículos blindados bloquean todo acceso a la zona (también limitan el paso a las ambulancias) y francotiradores israelíes apostados edificios altos evitan la circulación de viandantes.
Uno de los puntos más castigados por la redada es el Hospital Gubernamental de Yenín, afectado por los cortes de luz provocados en distintos barrios del campamento por el Ejército, que evita además que llegue combustible al centro, según la agencia palestina de noticias Wafa. Durante el segundo día de redada, un enfermero del centro confirmó a Efe la escasez de materiales en el hospital para la cantidad de heridos y acompañantes que acudían a él, como alimentos y, sobre todo, medicamentos.
Las fuerzas armadas limitaron además el acceso y salida al centro, que quedó en manos sobre todo de ambulancias que trasladan a grupos de personas tanto para ser atendidas como para volver a sus casas. Por otro lado, Wafa asegura que drones cuadrocópteros israelíes con megáfonos continúan sobrevolando el campamento de refugiados pidiendo la evacuación de sus refugiados.
El Ejército negó rotundamente que se hayan dado órdenes de evacuación en el campamento, si bien testigos en Yenín aseguraron a Efe haber escuchado dichas advertencias a través de altavoces de las fuerzas armadas. Además, en la aldea vecina de Yamoun, el Ejército destruyó varias carreteras con excavadoras, como venía haciendo desde hace días en el campamento de Yenín, y detuvo a un palestino. Las fuerzas armadas alegaron el miércoles que el objetivo de la destrucción de carreteras era eliminar explosivos que los milicianos hubieran podido esconder para sorprender a las tropas.
En Qabatiya, al sur de Yenín, el Ejército rodeó en la noche de este jueves una vivienda y abrió fuego contra ella, si bien hasta el momento no se conocen datos sobre víctimas o detenidos. En Nablus, también en el norte de Cisjordania, el Ejército detuvo a cuatro personas. En Tulkarem, un también importante punto de concentración de milicias como la Yihad Islámica Palestina o las Brigadas Al Qasam (el brazo armado de Hamás), las tropas detuvieron a otro palestino.
El jefe de la agencia de inteligencia interior israelí (Shin Bet), Ronen Bar, sugirió el jueves que la macrooperación forma parte de la guerra contra Hamás iniciada tras los ataques del 7 de octubre. «Estamos en una guerra con varias etapas. Ahora es el momento de Samaria», dijo Bar en una visita a la zona, utilizando el nombre bíblico para el norte de Cisjordania, en declaraciones compartidas por el Ejército.
Según las fuerzas israelíes, dos de los muertos durante la operación formaban parte de un grupo de tres milicianos que a comienzos de octubre mataron a dos colonas israelíes y a un policía en un ataque cerca de la localidad palestina de Al Funduq, rodeada de asentamientos judíos ilegales. Las Brigadas Al Qasam reivindicaron después a ambos fallecidos como sus milicianos.