Publicado: diciembre 31, 2024, 5:20 am
Cada año que comienza asoma en el horizonte un ramillete de esperanzas enredado en no pocas incertidumbres. En esta ocasión, sin embargo, se percibe además con inusual certeza un riesgo para todos con fecha de llegada: la toma de posesión de la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump el 20 de enero. La economía mundial, la seguridad de Europa y hasta nuestras hipotecas tiemblan ante lo que pueda venir con el segundo mandato del más arbitrario y peligroso inquilino que haya tenido nunca la Casa Blanca.
Los estadounidenses lo eligieron con contundencia el pasado noviembre al reclamo de mejor economía, menos inmigración y más orgullo americano, aun conociendo sobradamente de quién se trataba. Pero no podemos acudir al clásico ‘con su pan se lo coman’ como desahogo porque las consecuencias de sus decisiones acechan nuestras vidas al otro lado del Atlántico.
Su promesa de acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas apunta a una negociación bilateral con Rusia, tras dejar a Kiev sin el crucial apoyo armamentístico de Washington, y a una paz forzada en la que Europa y Bruselas tendrían poco que decir. Si sumamos sus amenazas de dejar de apoyar militarmente a la UE en tanto sus socios no incrementen su gasto en la OTAN, la seguridad de nuestros países quedaría seriamente comprometida frente a un Putin reforzado.
Más rápidos serían los efectos de sus anuncios económicos sobre la imposición de aranceles a productos chinos y europeos. El incremento de precios en Estados Unidos, el efecto rebote en Europa y el posible frenazo al crecimiento global pondría en peligro el control de la inflación con el que cerramos 2024 y provocaría el retorno de un indeseado incremento de los tipos de interés.
Por su parte, las incursiones de Elon Musk, a quien Trump ha dado el poder político que le faltaba, alentando el voto a los ultras de Alternativa por Alemania en las cruciales elecciones de febrero y alimentando a toda la extrema derecha del continente, tendrían consecuencias aún más devastadoras. El retroceso en feminismo o en derechos civiles que marcará el mandato de un presidente con su historial de menosprecio a las mujeres y que ha sido juzgado por conspiración y falsificación, sin castigo alguno, también amenaza con extenderse como una mancha de aceite si en Europa no estamos alerta.
Año Nuevo e ilusiones renovadas, sí. Pero siempre vigilantes de lo que nos acecha.
