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El closet básico para lucir bien en la oficina

Las tendencias de los códigos de vestimenta en las empresas marcan un claro camino hacia lo más informal y práctico, pero cómo se ven los colaboradores es parte fundamental de la imagen que transmite la compañía, por lo que no es un tema menor.

Publicado: julio 1, 2017, 9:35 pm

Así como se observan oficinas que siguen las tendencias laborales Home Office, OpenSpaces, FlexOffice, NativeOffice o de la misma filosofía de Herman Miller: el “Living Office”, ha hecho que la vestimenta evolucione a la par de la manera de trabajar.

La expectativa de los nuevos trabajadores ha cambiado, igualmente pasa con la flexibilidad, los intereses, la velocidad y el horario. Hasta la generación en las oficinas ha sufrido modificación. Hoy en día es muy fácil distinguir hasta tres generaciones en una misma área de trabajo, mezclando la innovación y frescas ideas de las nuevas generaciones, con la metodología y la experiencia de los más veteranos.

Por lo tanto, los códigos de vestimenta de las oficinas se han modificado en relación con la evolución de ellas mismas. Existen empresas mucho más conservadoras que estipulan dentro de las normas los modelos a seguir no solo en educación, sino además en la vestimenta permitida.

Sin embargo, nuevas empresas han “relajado” un poco más el uso de la corbata. Una generación más joven ha escalado vertiginosamente a puestos importantes y  han hecho cambiar la manera no sólo de pensar, sino de vestir.

La moda ejecutiva debe adaptarse no solo al carácter de la empresa, sino además a sus valores. Adicionalmente es muy importante considerar elementos del entorno de la empresa como zona de ubicación, clima, tipo de trabajo, temperatura interna y hasta seguridad.

Generalmente un grupo de trabajadores con más fraternidad o más tiempo trabajando juntos, tienen ciertos códigos que se modifican o se adaptan según el consenso de todos, por ejemplo: “viernes casuales”.

Lo que sí es muy importante es tomar muy en cuenta es también el cargo que se desempeña y naturalmente sincerarse con las proporciones de cada cuerpo.

El venezolano gusta de estar a la moda y la consume, está al día y sabe qué está en tendencia casi al unísono con los lanzamientos en las principales capitales del mundo, acota Jesús Tineo “Absolutedu”, influencer de las redes sociales, en temas de moda y estilo de vida.

Sin embargo, no toda la ropa o los accesorios son para un look ejecutivo. Piezas muy llamativas, entalles exagerados, cortos extremos y escotes de vértigo no deberían ser utilizados en el ambiente laboral.

Punto importante donde coincide con el destacado periodista Mario Aranaga, autor de libros especializados como “Glamour para llevar”, junto a Margarita Zingg, quien agrega “no creo en imposiciones de moda, creo en la armonía del conjunto”, no hay que ser demasiado reveladores, cuidar el cabello, uñas, maquillaje y ser muy prudente con el exceso de accesorios y uso de sandalias.

En el caso de los caballeros cuidar la talla de las prendas, hombro, cuello y largo del pantalón son la clave para transmitir una imagen moderna, impecable y ejecutiva.

El vestir bien para el trabajo puede sonar como un gran reto. Sin embargo, puede convertirse en una tarea muy sencilla y divertida si seguimos algunos consejos de estilismo.

Como por ejemplo, invertir en básicos ahorrando en tendencias y combinar estampados con colores neutros: Dos trucos que lucen muy bien y ahorran tiempo a la hora de elegir lo que se utilizará día a día, afirma Emily Pérez, Fashion blogger y especialista en estilismo corporativo.

Piezas Fundamentales en un Closet Ejecutivo

Para el caballero: un pantalón negro, azul marino y marrón. Camisa blanca, una de líneas o cuadros, un sweter tejido unicolor azul marino o arena, una franela unicolor blanca,  blazers o americanas negra y marrón. Unos zapatos de vestir con trenzas, unos loafers, unos deportivos y unas botas.

Para las damas: un traje entallado con pantalón o falda color negro, gris o azul marino, camisa blanca, rosa o violeta. Una chaqueta corta blanca o negra, un sweter color perla o arena, un vestido azul marino o rojo. Unos stilettos negros, crema y rojos, unos botines azul marino, unas botas marrones, unas bailarinas grises y un práctico bolso negro y otro rojo. Un collar de perlas, un anillo de piedras y unos zarcillos geométricos dorados.

Por: Carmen Domínguez Rincón

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